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Opinión

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Ola de liquidez

El BCE redujo la tasa de interés, pero esto no ayudará mucho a las economías de la periferia a superar la recesión; deberá hacer más y por medios no convencionales.

Los inversionistas siguen surfeando la ola de liquidez que día a día inyectan los principales bancos centrales del mundo.

Últimamente es frecuente que el índice de acciones estadounidense S&P 500 cierre en niveles récords; ayer concluyó la jornada en 1659 puntos, 16.3% más que a finales del año pasado, arriba 28.1% en los últimos 12 meses.

Este rally se extiende a los mercados de capital de otros países desarrollados, en la moneda local el índice Nikkei de Japón gana 45.2% en el año, el Dax alemán 9.9%, y FTSE de Londres 13 por ciento. Los mercados de bonos globales, donde las tasas de interés son extraordinariamente bajas, se observa volatilidad alta en respuesta a los reportes de la economía y a frecuentes cambios de sentimiento.

Ayer el rendimiento del bono del Tesoro estadounidense de 10 años era 1.94% parecido a su rendimiento en enero, pero más alto que 1.63% de hace apenas dos semanas. En las economías emergentes la búsqueda de rendimiento ha disparado niveles masivos de inversión extranjera de portafolio que presiona a la apreciación de las monedas locales y ha reducido a mínimos históricos el rendimiento de los mercados de deuda local.

La eurozona continúa siendo el eslabón más débil de la recuperación; ayer se confirmó que su economía está en recesión, en el primer trimestre cayó a tasa anual de 0.8%, después de haber retrocedido 2.4% en el cuarto trimestre del año pasado. Esta recesión que acumula seis trimestres de crecimiento negativo es la más prolongada, aunque no la más intensa, desde la posguerra.

En las pequeñas economías de Chipre y Estonia la economía se contrajo 5.2 y 4%, respectivamente, en España e Italia 2%, en Francia la economía cayó 0.8% y entró en recesión. Alemania apenas creció 0.4 por ciento. Los indicadores recientes de la eurozona apuntan a que el segundo trimestre también sea de crecimiento negativo.

El verano del año pasado el Banco Central Europeo (BCE) rescató de un seguro colapso la deuda soberana de España, Italia y otras economías periféricas al ofrecer comprar una cantidad ilimitada de la deuda de estos países. Así redujo significativamente la probabilidad de un evento catastrófico, desatando el rally global de los activos de riesgo. En la primera semana de mayo redujo 0.25% su principal tasa de interés de política a 0.5% y se da por seguro que la volverá a reducir en la reunión de junio. Pero esto no ayudará mucho a las economías de la periferia a superar la recesión. El BCE deberá hacer más y por medios no convencionales.

La aversión al riesgo y la falta de fondeo barato y estable de la banca comercial de Italia y España bloquean el más importante canal de transmisión de la política monetaria en estas economías, el crédito bancario a las medianas y pequeñas empresas. Estas empresas producen alrededor de 85% del PIB de Italia, y 70% en España.

Sin crédito bancario no habrá recuperación. La reducción de la tasa de interés de política y el lanzamiento de un programa de compra de activos al estilo de la Fed ayudará a las economías del norte de la eurozona de grandes empresas y mercados de capitales líquidos, pero tendrá pocos efectos positivos en la periferia.

El modelo a seguir es el programa del Banco de Inglaterra y del Tesoro inglés de fondeo para préstamos. Este programa se dirige directamente al problema, al incentivar a los bancos comerciales a prestar a cambio de fondos baratos y de largo plazo. Debe evitarse que la ola de liquidez se convierta en un nuevo tsunami financiero.

rfeliz@eleconomista.com.mx

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