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¿Por qué no cuadran las cifras de beneficiarios de programas sociales?
¿Cuántas personas reciben beneficios de programas sociales en México? El gobierno afirma que son más de 30 millones y alrededor de 50% de los hogares. Las cifras de la Encuesta Nacional de Empleo nos indican que el dato real es mucho menor, alrededor de 30 por ciento. La diferencia estadística no es trivial: 20 puntos porcentuales quiere decir 4 millones de hogares, entre 15 y 20 millones de personas. Llegar al 50% de los hogares significaría la mayor cobertura de nuestra historia. El 30% es apenas empatar el registro que se tuvo en 2015. El investigador del Colmex, Máximo Ernesto Jaramillo-Molina, lo dice en Nexos con más contundencia que nadie: es un mito que los programas sociales llegan ahora a tantos hogares como nunca antes.
Saber cuántas personas u hogares participan de los programas sociales importa. El presidente comunica que nueve de cada 10 pobres son beneficiarios de los programas sociales del Gobierno Federal, pero cabe la posibilidad de que su equipo lo esté tarjeteando mal. Jaramillo-Molina tiene otros datos. Para 2021, apenas 35% del veintil más pobre recibía recursos de algún programa social.
¿Los más pobres tienen preferencia? En el programa de becas para adultos mayores, el incremento en transferencias para el decil más rico fue de 457% entre 2018 y 2020. Para el decil más pobre, el incremento fue de apenas 17%, en el mismo periodo, afirma y demuestra Gonzalo Hernández Licona, ex Secretario Ejecutivo de Coneval y ahora Director de la Red de Pobreza Multidimensional de la Universidad de Oxford.
En el caso de las becas para jóvenes en educación media superior y universidad, las Becas Benito Juárez sustituyeron a las del programa Oportunidades/Progresa. El monto total se redujo 35% entre 2018 y 2020, pero la reducción estuvo mal repartida. El decil más pobre vivió un recorte de 63% y el decil mas rico se encontró con un incremento de 380 por ciento. Las cuentas son de Hernández Licona.
¿Qué está pasando con los programas sociales? En estos días nos ocupamos de ellos porque el informe de Coneval se ha encargado de apuntar los reflectores hacia allí. Es relevante entender cómo funcionan en la realidad, más allá de lo que dicen los funcionarios y el presidente. Estamos hablando de instrumentos que cuestan 300,000 millones de pesos al año y que, en teoría, deberían servir para compensar muchas de las injusticias que genera una sociedad tan desigual como la mexicana. Por eso es tan delicado que haya cuestionamientos sobre la confiabilidad del padrón de beneficiarios de los programas. Qué decir de las auditorías que señalan desorden administrativo; irregularidades e indicios de corrupción.
No sabemos cuántos beneficiarios hay y por qué los recursos no llegan de manera efectiva a los mas pobres. En esto, serviría mucho conocer la opinión de Gabriel García Hernández. El ahora senador, fue hasta hace poco el todo poderoso jefe de los Super Delegados y Secretario de Desarrollo Social en la sombra. García fue el encargado del diseño del censo que en 2018 produjo padrón de beneficiarios de los programas sociales, muy cuestionado por su opacidad. Es el principal responsable de la definición o ausencia de las reglas de operación de estos programas.
¿Qué tanto podrá cambiar la política social, luego del informe de Coneval? “Es absurdo culpar a la política social de los incrementos en las cifras de pobreza”, advierte Rogelio Gómez Hermosillo, uno de los mayores expertos en el tema y coordinador de Acción Ciudadana frente a la Pobreza, “los programas gubernamentales representan, máximo, 12% de los ingresos de los hogares más pobres... Hay mucho que mejorar en ellos, pero el principal problema está en la forma en que funciona el sistema laboral: los salarios son muy bajos y más de la mitad de la población que trabaja no tiene prestaciones... Con esa base, no hay política social que alcance. Mejor dicho, la mejor política social empieza en el mundo laboral”.