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Se multiplican los pobres, ¿está fallando la política social de la 4T?
A quienes les preocupa que la política social sea la ambulancia que recoge los heridos que deja la política económica, hay que decirles que podría haber algo peor: que la política social NO sea la ambulancia que recoja los heridos que deja la política económica.
La economía mexicana no creció en 2019 y cayó 8.5% en 2020. En ese bienio de retroceso económico hubo una cuantiosa inversión pública en programas sociales, misma que no evitó que hubiera un deterioro significativo de los indicadores sociales. Entre 2019 y 2020 se gastaron 300,000 millones de pesos anuales en 11 programas, entre ellos la pensión para adultos mayores; Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro. En ese mismo periodo se incrementó en 3.8 millones el número de personas que viven en situación de pobreza.
Una persona está en situación de pobreza cuando tiene al menos una carencia social. Pueden ser servicios educativos; servicios de salud; alimentos que contengan los nutrientes para una vida sana; servicios básicos en la vivienda y/o seguridad social. Con una carencia, mínimo, eran 51.9 millones en 2018. Pasaron a ser 55.7 millones en 2020, 43.9% de la población mexicana. Se utiliza el término de pobreza extrema para describir a las personas que tienen tres o más carencias. En México, eran 8.7 millones en 2018. En dos años se sumaron 2.1 millones de personas, de tal manera que en 2020 ya eran 10.8 millones.
¿Qué pasó con la política social? El encargado de coordinarla, Gabriel García Hernández, fue destituido por el presidente el 24 de junio. Al interior de la 4T se le acusa de haber traicionado la causa del presidente. También se le señala por haber hecho un uso poco eficiente de los recursos que controlaba: eran 821 millones de pesos diarios durante más de dos años. Una fortuna que no rindió los frutos que el presidente y su equipo esperaban.
Desde fuera de la 4T, la crítica a Gabriel García tiene que ver con el uso partidista de los programas sociales. Más que aprovechar ese río de dinero para resolver o mitigar los problemas sociales, dicen sus críticos, los utilizó al estilo priista tradicional, para crear clientelas políticas. El hecho es que puso en pie un ejército de más de 20,000 promotores del voto y las causas morenistas, llamados Servidores de la Nación. Los resultados no se dieron. La duda cabe ¿fue destituido García Hernández por ineficiencia en la operación política o por sus magros resultados en el abatimiento de la pobreza?
Dejemos afuera la grilla de Palacio y volvamos a los datos que nos entrega el informe del Coneval. Una de las preguntas que debemos hacer es ¿qué tan efectivos han sido los programas e intervenciones gubernamentales? Existe el riesgo de echarle la culpa de todo al covid, como si no hubiera otras variables a considerar. Recordemos que hubo factores que tuvieron un comportamiento muy positivo en este bienio del terror, por ejemplo las remesas. En 2020 alcanzaron su máximo histórico: 40,606 millones de dólares. En 2019 fueron 36,439 millones. Alrededor de 104 millones de dólares diarios promedio, durante dos años.
¿Cómo serían los indicadores sociales, si no hubiéramos tenido remesas... si la 4T hubiera destinado más gasto público en medidas de mitigación del impacto de la pandemia? El desplome más significativo de los datos sociales se produce en dos entidades que viven del turismo, Quintana Roo y Baja California Sur.
Uno de los pocos estados donde la pobreza disminuyó es Zacatecas, entidad de referencia en asuntos de migrantes y remesas.
El hecho es que el indicador donde la caída es más fuerte está en el sector salud. En 2018 había 20.1 millones de personas sin acceso a estos servicios. En 2020, fueron 35.7 millones. En este bienio se cerró el Seguro Popular y comenzó a operar el Instituto de la Salud para el Bienestar. La cobertura era 83.8% de la población y bajó a 71.8 por ciento. Alrededor de 15.6 millones de personas perdieron el acceso a la Salud. En estos años, con el Covid-19 encima, el gasto promedio en salud de los hogares mexicanos se incrementó en 40%, de acuerdo a la encuesta ingreso gasto del Inegi.
Los indicadores sociales eran malos cuando AMLO tomó posesión. En su programa de Gobierno decidió hacer las cosas de una forma muy diferente. ¿Han funcionado los cambios? Estamos a mitad de sexenio y hay tiempo para hacer ajustes o rectificaciones. ¿Qué opina el presidente… acaso tiene otros datos?