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Steve Bannon cae en el peor momento para Donald Trump
Steve Bannon es álter ego de Donald Trump.
El empresario y animador en el entorno de la telerrealidad llegó a la Casa Blanca gracias a Bannon.
Sin contenidos políticos, pero descargando odio sobre Barack Obama (“no es ciudadano estadounidense”) y contra el establishment (“vamos a drenar el pantano de Washington”), Trump se encargó de vender a su electorado un storytelling (cuento) muy exitoso creado por Bannon: la guerra cultural.
El día de ayer Steve Bannon fue detenido acusado de cometer fraude a través de una campaña de recaudación de fondos voluntarios para la construcción del muro fronterizo.
Brian Kolfage, otro de los detenidos, desvió 350,000 dólares para cubrir deudas personales, para adquirir un pequeño barco y para cubrir gastos de una cirugía estética. Los fondos acumulados de la campaña “We build the wall” superan los 25 millones de dólares.
Bannon y Trump son dos caras de la misma moneda: uno es educado y el otro es pazguato; uno lee libros y el otro consume telebasura; uno tiene ideas y el otro las compra. Ambos cohabitaron en el Despacho Oval porque uno hizo labores de presidente en la sombra (jefe de estrategia) y el otro de presidente oficial.
Bannon fue productor en Hollywood y Trump es obsesivo de las mentiras porque la realidad desnuda su ignorancia. Trump necesitaba contar un buen cuento al electorado para ganar las elecciones presidenciales en 2016.
La victoria en una guerra cultural no se logra venciendo al rival sino enardeciendo al propio ejército. Trump lo hizo en 2016 siguiendo el guion de Bannon. La venta del muro fronterizo enardeció a la base electoral del republicano porque detrás de la oferta, de acuerdo a Bannon, había millones de mexicanos que intentaban robarles empleos a los estadounidenses y generar un clima de violencia saturado de violaciones a mujeres.
Del diseñador de estrategias del Despacho Oval surgió la idea de emitir una orden ejecutiva para impedir que musulmanes de siete países pudieran ingresar a Estados Unidos. Las escenas en algunos aeropuertos podrían haber sido producidas por la serie de Netflix Black Mirror.
Es Bannon el creador de la guerra comercial contra China. En agosto de 2017 le comentó al semanario The Economist que, en 100 años, la gente podría mirar hacia atrás y reconocer que el sistema mercantilista confuciano perdió la guerra frente al sistema judeocristiano. Se pierde la guerra comercial cuando se pierden las fronteras.
Bannon señala al Partido Demócrata como el partido de Davos vinculado a las élites de Silicon Valley y a las de Wall Street, este último entorno financiero muy conocido por el propio estratega de Trump, pues trabajó en Goldman Sachs.
El caos que se vive en el Despacho Oval le abrió las puertas a Steve Bannon para que lo abandonara. Sus diferencias con el yerno del presidente se convirtieron en insuperables. Trump despidió a Bannon pero continuaron sosteniendo conversaciones telefónicas.
Ayer Trump reaccionó frente a la detención de su amigo señalando que nada tiene que ver con la campaña que dirigía Bannon para construir el muro fronterizo. Pocos le creen. Lo que es cierto es que los tres personajes clave de la campaña electoral en 2016 enfrentan problemas con la justicia: Corey Lewandowski (por agresión física a la periodista Michelle Fields), Paul Manafort (por defraudación fiscal y blanqueo de dinero) y ahora, Steve Bannon.
Es Bannon el que usó a Facebook, a través de Cambridge Analytica, para hipersegmentar el mensaje del candidato Trump. La polarización, en noviembre de 2016, ya estaba sobre las urnas, lo único que había que hacer es depositar los votos.