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Opinión

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¿Tímida democracia?

La democracia liberal es el sistema político plasmado en nuestra Constitución, al igual que en la de la gran mayoría de los países de occidente.  Uno de sus pilares fundamentales es el sistema electoral con base en el cual los aspirantes a gobernar son votados. Hace más de 200 años, cuando nació este sistema político, sólo podían votar hombres blancos mayores de 30 años dueños de tierra. Después de grandes luchas ciudadanas, se fueron ganando el derecho a votar personas sin propiedades, mujeres, negros y se estableció la edad de voto a los 18 años.

En los últimos meses hemos visto procesos de una altísima competencia electoral en el mundo entero: algunas de las más importantes fueron las elecciones de Brasil, Colombia, Dinamarca, Estados Unidos, Israel e Italia, así como el referéndum constitucional de Chile. En todas ellas, los resultados han sido de una gran polarización, con las sociedades divididas en dos grandes grupos. Los votantes partidos por la mitad, cada una apoyando visiones de país radicalmente distintas. En ocasiones ha ganado la izquierda social demócrata, y en otras la derecha, en su versión cada vez más extrema (algo que debería alarmarnos).

Pero más allá de estos enfrentamientos ideológicos, en todas estas elecciones el ganador ha podido asumir su cargo en una transición pacífica del poder. Sale Iván Duque y entra Gustavo Petro. Sale Jair Bolsonaro y entra Luiz Inacio Lula da Silva. En Estados Unidos, salen o son reelectos Republicanos o Demócratas, 33 en el senado, 435 representantes y 36 gobernadores. Un sistema electoral creíble, autónomo, independiente, es la columna indispensable para que las democracias existan.

En una entrevista reciente para El País, Gustavo Petro declaró “rechazar la democracia liberal lleva hacia dictaduras y autoritarismos”. Partiendo de esta convicción, hoy Petro se ha convertido en la principal vía para impulsar elecciones en Venezuela. En esa misma entrevista, el presidente de Colombia afirma, “Siento en Maduro la decisión de hacer elecciones en el 2024. Las elecciones deben versar sobre un acuerdo de garantías para el que pierda, cualquiera que sea. Al perdedor se le debe respetar dentro de Venezuela”. 1 Petro fue entrevistado después de visitar Paris donde se reunió con los presidentes de Francia y Argentina, así como con la ministra de relaciones exteriores de Noruega, para encontrar una solución electoral a la situación política en Venezuela.

La movilización ciudadana del domingo 13 es una clara declaración de que una buena parte de la sociedad mexicana no está dispuesta a perder esa democracia liberal. Quienes salieron a marchar son personas que confían en el INE y quieren que las elecciones se hagan por un órgano autónomo, independiente y profesional. Se marchó en defensa de un sistema electoral en donde las elecciones sean organizadas por un árbitro neutral, y en el cual las y los ganadores de las contiendas, sean del partido que sean, tengan la legitimidad y el mandato de una victoria limpia. Esas reglas del juego de nuestra democracia son la garantía fundamental de la alternancia en el poder que vivimos desde hace casi 30 años.  Sin embargo, no toda la sociedad mexicana lo ve así. Necesitamos romper con la polarización y la cancelación mutua que tanto está dañando al país. Urgen espacios de diálogo maduro, respetuoso y serio, para escucharnos y buscar soluciones a los grandes retos que tenemos.

1  Quesada, Juan Diego, Gustavo Petro, presidente de Colombia, El País, domingo 13 de noviembre, p. 11

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Julio es egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, con maestría en políticas públicas de la Universidad de Georgetown.

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