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Opinión

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Urge establecer las condiciones para que México avance hacia el progreso económico y social

Las oportunidades de crecimiento y desarrollo que la relocalización de las cadenas de oferta (nearshoring) implica para la economía son enormes. Diversas estimaciones señalan que el fenómeno podría elevar el crecimiento del PIB a futuro en unos 2 o 3 puntos porcentuales. Pero también coinciden, acertadamente, en que se deben presentar las condiciones para que México aproveche la oportunidad plenamente. 

Hoy el país carece de ese entorno, que incluye estado de derecho, seguridad en la oferta de energía, infraestructura y logística adecuadas, regulación pro-inversión, certeza jurídica, estabilidad económica y fiscal y coordinación entre los sectores protagonistas potenciales, entre otras. 

En una economía libre y de mercado, dichas condiciones deben ser creadas por la política pública para que se dé la inversión que permita la integración de las cadenas de oferta en México con otras de alto valor de manera “orgánica”, o espontánea, por el atractivo de la rentabilidad. Se requiere un ambiente de políticas transversales y amigables a la inversión, no de medidas específicas como subsidios selectivos –en países autócratas se podría hacer con políticas dirigistas que favorezcan a ciertos segmentos del sector público o privado–.

Las oportunidades no estarán disponibles indefinidamente para México. Otros países ya trabajan en ello, como Costa Rica, Vietnam y Polonia adelantándose a nosotros.

Extender las oportunidades de la relocalización a las regiones rezagadas en la apertura de la economía, como los estados del sur, debería ser prioritario. Ahí el ambiente amigable a la inversión es muy importante, la infraestructura adecuada es escaza, el estado de derecho es particularmente débil y la “organización social” a menudo impide, encarece u obstaculiza la inversión productiva. 

Los requisitos para el éxito de la relocalización son muy parecidos a lo requerido para la mejora de la productividad del país que, como es sabido, ha sido decepcionante por mucho tiempo. Un ambiente amigable para la inversión generaría mayor capital productivo, lo que elevaría la productividad laboral y que habría que complementar con salud y educación apropiadas. Asimismo, la ganancia de productividad debería darse de forma orgánica, con los incentivos y entorno propicios para ello.

Es lamentable que la actividad económica del país hoy se deteriore ante la ventaja de la relocalización y la necesidad inminente de aumentar la productividad del país. Las proyecciones del FMI de crecimiento de México en 2024 y 2025 están por debajo de las de la economía global.

Es preocupante que el gobierno entrante no se pronuncie en favor de las condiciones necesarias para el éxito y sí lo haga recurrentemente en favor de las prioridades del gobierno actual. Insiste en temas como la soberanía energética y no en la seguridad del abasto; en la iniciativa de reforma judicial y no en el Estado de derecho; en la gratuidad de la educación y no en su calidad; en ampliar los programas sociales y no en los incentivos que generan ni en su sostenibilidad fiscal.

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