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Ya tenemos Litio para México: ¿tendrá pobreza franciscana o dieta Dos Bocas?
Ha nacido Litio para México. Se espera mucho de esta empresa, según escuchamos en los discursos del presidente y lo comprobamos al leer las tareas que se le asignan en el Diario Oficial. En el aire están muchas preguntas: ¿Cuántos recursos tendrá este nuevo monopolio estatal? ¿Cuál es el plan de negocios de esta empresa? El Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2023 nos dará una primera idea de hasta qué punto están alineados los objetivos ambiciosos y la retórica grandilocuente con la realidad presupuestal.
¿Le aplicarán a Litio para México la pobreza franciscana o la dieta de Dos Bocas? Este organismo deberá elaborar los programas estratégicos para la exploración, explotación, beneficio y aprovechamiento del litio. A esta entidad, le corresponderá, además, administrar y controlar las actividades necesarias para la producción, transformación y distribución de productos derivados del litio. No tendrá que hacerlo solo. Podrá asociarse con otras empresas o entidades, nacionales o extranjeras.
AMLO tiene razón cuando se refiere al litio como un recurso estratégico. Varios países están moviéndose en una dirección parecida. El primero fue China, hace más de una década y lleva ventaja sobre los demás, entre ellas la presencia mundial de empresas como Ganfeng Lithium y Tianqi Lithium. Ahora lo están haciendo Estados Unidos, Canadá, Australia, Chile y la Unión Europea. También hablan de soberanía y estrategia nacional en torno a un mineral crítico.
El litio es un recurso clave en las baterías para autos eléctricos y teléfonos celulares. De manera simbólica, también se utiliza en la medicina para tratar a enfermos afectados por el trastorno bipolar. El precio de este material, conocido como el oro blanco, pasó de 6,124 dólares por tonelada en 2020 a 25,900 dólares en agosto del 2022. Se espera que el precio se mantenga en trayectoria ascendente en los próximos años, entre otras cosas porque la demanda por este mineral se multiplicará por un factor de 40 en los próximos 20 años, según proyecta la Agencia Internacional de Energía.
¿Cuánto litio hay en México? Nuestro país aparece como uno de los 10 más importantes del mundo por sus reservas de litio, con 1.7 millones de toneladas métricas de acuerdo a la Sociedad Geológica de Estados Unidos. Esta cifra está muy lejos de los 21 millones que tiene Bolivia o los 19 millones de Argentina. Más allá de la cantidad, el litio mexicano tiene un problema cualitativo: tiene una muy baja concentración de sales de litio, entre 0.1 y 0.5 por ciento. Con esta concentración, su explotación es económicamente inviable, por ejemplo, para la fabricación de baterías que requieren concentración a niveles de 90 por ciento.
El potencial de México es la gran incógnita, entre otras cosas porque el presupuesto de exploración del Servicio Geológico Mexicano no llega ni siquiera a los tres millones de dólares anuales. Existe un yacimiento en Sonora que podría estar entre los mayores del mundo. Hay otros yacimientos con potencial en Baja California y Zacatecas, pero no se han hecho los trabajos que se requieren.
Se habla mucho de las reservas, pero es más importante la producción. En este rubro, el líder mundial es Australia, le siguen Chile y China. El caso de Bolivia, que tantas veces se menciona por los funcionarios del gobierno mexicano, es paradigmático. No está entre los mayores productores de litio ni tampoco entre los jugadores en la producción de baterías. Ha invertido cientos de millones de dólares, pero no ha conseguido convertir las reservas en una riqueza tangible para su población. El camino que lleva del mineral a las cadenas de valor tecnológicas para producir baterías de litio implica inversiones en infraestructura física, investigación y desarrollo y capital humano. En ese camino, no le ha ayudado el enfrentamiento con las grandes potencias occidentales. Tampoco la “amistad” con China.
México no tiene unas reservas de litio comparables a las de Bolivia, pero tiene el T-MEC, que incluye fuertes requerimientos de contenido regional de las baterías. Esto representa una oportunidad para México, en la integración de cadenas de valor que irían de la minería a la industria automotriz. El Anti Inflation Bill que acaba de aprobar el Congreso de EU refuerza ese mensaje y la estrategia. Restringe el uso en los autos de metales críticos provenientes de países como China, Rusia, Irán y Corea del Norte. Metales críticos son el litio, el cobalto y el zinc. Estados Unidos quiere que vengan de su propio suelo o de Canadá y México.
En el futuro, habrá más geopolítica en el comercio internacional y el litio será uno de los grandes terrenos de disputa. Ya tenemos Litio para México, ¿qué sigue? ¿Cuáles son los planes?