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Opinión

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Claudia Sheinbaum, ¿continuidad o cambio económico?

Hoy toma posesión la primera mujer Presidenta de México, Claudia Sheinbaum. Como en cada ciclo sexenal, el relevo genera esperanzas y expectativas. 

Dividida la sociedad mexicana, como lo ha estado, desde que comenzó a fraguar el movimiento del partido que hoy gobierna, por una parte están quienes están esperanzados y quienes tienen claras expectativas.

Y es que la esperanza es sólo el mero deseo de que todo saldrá bien.

Mientras que la expectativa se produce en torno a la experiencia que permite predecir qué podemos esperar.

Los que tienen esperanzas, es porque desean que las cosas cambien, idealmente en sentido positivo.

En este mismo grupo están quienes, con posiciones de liderazgo o protagonismo en el ámbito económico, creen que habrá un viraje en el rumbo seguido hasta ahora.

Se trata, recalcan, de una científica. Sus decisiones serán distintas a las que tomó el, a partir de hoy, ex presidente.

En otra buena cantidad de mexicanos, la expectativa es que continúe lo que ellos juzgan ha estado bien.

De hecho, en su campaña, Sheinbaum destacó entre sus lemas: “continuidad con sello propio”.

No ha pasado inadvertido, que en distintas ocasiones, como presidenta electa ha declarado: “no van a encontrar una confrontación entre el presidente y yo, jamás”.

En materia política es probable que se mantenga, en esa misma línea, la próxima Presidenta de México.

La gran pregunta es ¿qué hará en materia económica? ¿Qué veremos durante el proceso de construcción del segundo piso de la Cuarta Transformación?

Sheinbaum llega a la Presidencia de México, con una situación económica complicada: el más bajo nivel de crecimiento económico y finanzas públicas con un déficit del 6 por ciento.

¿Qué camino tomará para impulsar el crecimiento económico y recortar el déficit a entre el 3 y el 3.5%?

Tendrá que buscar el equilibrio entre políticas públicas que dinamicen a la economía y al mismo tiempo mantener y elevar el bienestar de la población.

El reducido margen de acción que tiene por lo complicado de las finanzas públicas la obligará, muy probablemente, a diferir el compromiso de reducir el déficit en el tiempo.

La disyuntiva está entre recortar el gasto público, difícil para un primer año de gobierno; ó aumentar la deuda pública.

El secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, ha dicho que es posible reducir el déficit fiscal, en virtud de que ya concluyeron las obras prioritarias del sexenio que terminó.

Sin embargo, el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), en un análisis reciente, señaló que la terminación de las obras prioritarias, como el Tren Maya, del gobierno saliente y el recorte en las tasas de interés promedio, alcanzaría para reducir el déficit público en 1.1% del PIB, lo que sería insuficiente para alcanzar el objetivo de consolidación fiscal del 3%.

De acuerdo con el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) de este año (2024), el gasto total alcanzará un nivel de 26.7% del PIB.

De ese monto, 63.3% son compromisos ineludibles: el costo financiero de la deuda (3.3% del PIB), los gastos de Petróleos Mexicanos (Pemex) y de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) (3.7%), las participaciones a las entidades federativas (4.0%) y pensiones (5.9 por ciento).

El gasto para el siguiente, el primer año del nuevo gobierno, tendrá el mismo mínimo márgen de acción. Veremos qué camino sigue.

El próximo 15 de noviembre el nuevo gobierno presentará su primer paquete económico. Ahí se verán los principales rasgos de la estrategia de consolidación fiscal.

Quienes están muy pendientes del sendero económico que tome, son las calificadoras de riesgo crediticio.

En el gobierno que concluyó, tres calificadoras redujeron la calificación a la deuda soberana.

El riesgo de un diferimiento en la consolidación fiscal es que cualquier país que registra un déficit fiscal por dos años consecutivos puede perder el grado de inversión.

México necesita aumentar la inversión pública y privada. México necesita certidumbre a las inversiones y a los capitales nacionales e internacionales.

Veremos cuál es su propuesta para equilibrar las finanzas públicas y cuál el camino hacia el crecimiento y el bienestar social.

El déficit fiscal y la consolidación es apenas uno de los cuatro desafíos que enfrentará Sheinbaum en materia económica. Los otros tres son: reducir el riesgo Pemex; la inminente revisión del T-MEC y la inversión necesaria para aprovechar el nearshoring.

Al tiempo.

Periodista desde 1975, ha trabajado ininterrumpidamente en periódicos, revistas, radio, televisión e internet. En los últimos 31 años se ha especializado en negocios, finanzas y economía. Es uno de los tres conductores del programa Fórmula Financiera, que se transmite por Grupo Fórmula.

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