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La Cultura de la Paz, Acapulco a un año de Otis y las Aseguradoras II
Sé lo que están sufriendo en Acapulco, y de la destrucción de este huracán, pido junto con ustedes que se puedan levantar. Papa Francisco
Una recomendación básica a los habitantes de zonas costeras es tomar medidas preventivas para proteger la vida y los bienes antes de la llegada de un huracán. En el caso del huracán Otis que dañó severamente Acapulco el año pasado, a pesar de que el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos advirtió su potencial destructivo nueve horas antes de que el fenómeno meteorológico golpeara Guerrero, que lo calificara como extremadamente peligroso con grandes marejadas e inundaciones potencialmente mortales en las zonas costeras y recomendara al gobierno acelerar los preparativos para proteger vidas y propiedades, las autoridades competentes a nivel federal, estatal y municipales optaron por no alertar a nadie, tampoco aplicaron protocolos de seguridad. Acapulco y localidades aledañas se convirtieron en zona de desastre, dejaron a los acapulqueños morir solos.
La infraestructura urbana e inmuebles de todo tipo se vieron afectados y los daños se calculan en más de 34 mil millones de pesos.
Existen pólizas de seguro en México que incluyen cobertura para daños causados por huracanes. Sin embargo, la extensión y alcance de esa cobertura puede variar significativamente dependiendo de la aseguradora, el tipo de póliza y las cláusulas específicas contratadas.
Para que un asegurado esté protegido ante los daños de un huracán es fundamental que su póliza incluya una cobertura amplia que contemple daños materiales para que cubra los daños físicos que sufra el bien inmueble o mueble asegurado, ya sea casa, departamento, edificio, negocio o vehículo, a causa de vientos fuertes, lluvia intensa, inundaciones o cualquier otro fenómeno asociado a un huracán, y responsabilidad civil ante posibles demandas de terceros por daños causados por la propiedad asegurada durante el huracán.
También es importante considerar, al contratar un seguro contra huracanes, el deducible que deberá pagarse antes de que la aseguradora cubra los gastos por un siniestro y detectar las exclusiones, es decir las situaciones o daños que no están cubiertos.
Es frecuente que los agentes de seguros, al ofrecer las pólizas, confundan a sus clientes al hacerles creer que el seguro cubrirá todo, que no expliquen los límites de la póliza, o sea los términos y condiciones, ni los montos máximos de indemnización. Es inaceptable que el entusiasmo de las aseguradoras, a través de sus agentes, por vender sus pólizas sea diametralmente opuesto a la posición que asumen a la hora de la verdad, que es cuando sus clientes presentan las solicitudes de pago por las indemnizaciones a las que tienen derecho. Por eso siempre es recomendable, sobre todo ante la falta de explicaciones veraces y completas de los agentes de seguros, leer detenidamente las condiciones generales de la póliza y asegurarse de entender todas las cláusulas y exclusiones antes de firmar el contrato.
Diversos estudios revelan que el porcentaje de bienes inmuebles asegurados en Acapulco es significativamente menor, en comparación con otras regiones de México. Sólo un 17.5% de los inmuebles afectados por el huracán Otis, sobre todo en la zona turística, estaban asegurados. Ese bajo porcentaje se debe a diversos factores, como la percepción de riesgo, las limitaciones económicas, la falta de cultura del seguro y también la desconfianza en las aseguradoras.
Esa desconfianza en las compañías de seguros se debe a que quienes compran sus pólizas, a la hora de la verdad, deben transitar por complejos laberintos, múltiples gestiones y molestos obstáculos para que las aseguradoras cubran las indemnizaciones procedentes, algunas veces sin éxito. Por si eso no fuese suficiente, existen casos en los que las aseguradoras modifican unilateralmente las condiciones previstas en las pólizas con el aval de la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas sin que se informe a los asegurados de dichos cambios, invariablemente son a favor de las aseguradoras. Esos cambios sorprenden a los asegurados a la hora de reclamar el pago, que es cuando se enteran que su seguro cubrirá menos daños de los originalmente previstos en la póliza correspondiente.
La Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) se aplicó un plan de acción específico para atender a los asegurados en Acapulco consistente en valoración acelerada de daños para poder indemnizar; anticipos de pagos a asegurados para cubrir gastos inmediatos como la remoción de escombros y reparaciones iniciales, mayor flexibilidad en los trámites administrativos para facilitar el proceso de indemnización. Sin duda existen casos que se han beneficiado con ese plan, pero ha resultado insuficiente. Hacia el 30 de octubre se habían pagado 11 mil 200 millones de pesos por concepto de indemnizaciones y anticipos. Existen todavía muchos afectados que, a pesar de haber realizado los trámites y satisfecho los requisitos previstos en sus respectivas pólizas, todavía no han sido indemnizados. Algunos propietarios de inmuebles asegurados han señalado a aseguradoras y a sus directivos de pretender no pagar las indemnizaciones a las que tienen derecho. Particularmente la función de AXA como coaseguradora, que se ha transformado en un obstáculo.
Esta forma de proceder desprestigia la función del seguro como institución de protección ante la sociedad y la pone en duda, además de contribuir a que la cultura del seguro no logre permear en México y, por el caso del huracán Otis, la desconfianza y el desprestigio aumentarán irremediablemente.
Los afectados perciben una frustrante pasividad de la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas, institución competente en garantizar que las instituciones de seguros cumplan con la normatividad aplicable y operen de manera justa y transparente; en defender los intereses financieros de los ciudadanos mexicanos, y en castigar administrativamente a las aseguradoras incumplidas.
Urge asumir daños y pérdidas, agilizar los procesos de pago y evitar más retrasos para que se retomen las actividades productivas y los trabajadores recuperen sus empleos.
También habremos de reconstruir su tejido social y la vida en armonía para lograr la recuperación plena de Acapulco.
*Abogado, negociador y mediador
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