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El orden mundial vulnerado

Con la llegada de Trump y su equipo de colaboradores a la presidencia de Estados Unidos se vulnera el orden mundial. Sus intenciones políticas debilitan el propósito de la necesaria coordinación global, de la interdependencia y el respeto a la soberanía de los Estados. También se diluye la búsqueda de solución de los grandes problemas globales. La tesis central de Trump es concentrar poder a costa de otros países. Internamente ya redujo el gasto a desarrollo social. Estos son signos del deterioro de la democracia y el ascenso de una oligarquía.
Es muy grave que ahora se ignore que las políticas arancelarias que aplicó Herbert Hoover como presidente de Estados Unidos en el periodo 1929-1933 precipitaron la Gran Depresión, la ahondaron y de paso arruinaron a todo el mundo. Primero fue Canadá, que para defenderse elevó los derechos aduaneros en 30% y después todos los países europeos siguieron con esa orientación.
Europa, con la vasta experiencia del nazismo, el fascismo y el poder soviético en el Este de Europa, sabe lo que son los gobiernos racistas, autoritarios y las guerras que provocan.
Ahora los europeos repudian la actitud de Trump de pretender apoderase de Groenlandia. La Primera ministra de Dinamarca hizo público su rechazo y la decisión del gobierno danés de fortalecer militarmente a la isla. También se sorprenden de sus pretensiones de convertir a Canadá en un estado de Estados Unidos y de invadir a Panamá. Asimismo, cuestionan la debilidad del Partido Demócrata y del expresidente, Joe Biden, de permitir, con su falta de operación política, la llegada de Trump.
En otra parte del mundo está el eje de conveniencia integrado por China, Irán, Corea del Norte y Rusia que trata de desafiar el poder de Occidente.
En Asia, el país de mayor poder es China, que se inspira en el ascenso de Estados Unidos como potencia a finales del siglo XIX. China afirma su presencia en los mares circundantes. El mar del sur de China es ya la zona con mayor riesgo bélico.
Las guerras en Ucrania y en Medio Oriente continuarán con su mezcla de odios ancestrales y el apoyo de los poderes involucrados.
En los países en desarrollo, las dificultades aumentan por los escenarios proteccionistas. Y hay 75 países en donde la pobreza es la característica principal. Escalar la cadena de valor global a través de exportaciones manufactureras ya se ha vuelto difícil. Ante el reto tecnológico, estos países tienen que invertir montos crecientes de recursos en nutrición, salud y educación para aumentar el capital humano.
En América Latina se impone la necesidad de combinar inversiones públicas y privadas, nacionales y extranjeras para producir el desarrollo económico y social. Esto significa afirmar el Estado-Mercado como fórmula de equilibrio y conciliación.
Para un mundo conflictivo como el que vivimos en donde un nuevo orden mundial parece inevitable, pero no se distinguen aún sus fundamentos, resulta útil recordar las palabras de Henry Morgenthau, secretario del Tesoro de Estados Unidos en la Conferencia de Bretton Woods, que dio origen al entramado institucional de la postguerra. Dijo: “La prosperidad como la paz es indivisible. No podemos permitirnos que se disperse aquí o allá entre los afortunados o que la disfrutemos a expensas de otros”.