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Opinión

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Todos a plagiar en el país de Yasmín

Yasmín Esquivel se aferra a no seguir el consejo de Polonio en Hamlet: “Sé sincero contigo mismo, y de ello ha de seguirse, como la noche sigue al día, que no podrás ser falso con ninguno” (traducción de Tomás Segovia). 

El ministro de Defensa alemán Karl Theodor zu Guttenberg dimitió al puesto el 1 de marzo de 2011 al ser descubierto el plagio en su tesis de doctorado de Derecho. Fue el periódico Süddeutsche Zeitung el revelador de la trampa.

“Siempre he estado listo para luchar, pero ahora he llegado al límite de mis fuerzas”, comentó el ministro luego de haber anunciado su renuncia.

La canciller Merkel dedicó unas palabras al tema: “Lamento muchísimo su decisión, pero entiendo sus razones” (El País, 1 de marzo de 2011).

El presidente de Hungría Pal Schmitt renunció el 2 de abril de 2012 luego de que la universidad donde estudió revelara su trampa: más de 200 páginas de su tesis (de un total de 215) mostraba “similitud parcial” a otras obras.

En 2014 la Universidad de Bucarest le retiró el doctorado al primer ministro rumano Victor Ponta por haber plagiado su tesis.

La misma decisión tomó la Universidad de Dusseldorf en 2013 en contra de la ministra alemana de Educación Annette Schavan. El blog “schavenplag” (por “Shavan” y “plagio”) demostró pasajes plagiados por la ministra de obras escritas por otros autores.

El presidente Peña Nieto y la candidata presidencial Xóchitl Gálvez también plagiaron sus respectivas tesis.

A diferencia de una mayoría de políticos europeos, los mexicanos no siguen la recomendación de Polonio. No hay pudor alguno frente a la trampa personal. Esto es un juego de máscaras donde sin escrúpulo alguno resulta fácil esconder la mediocridad.

No hay condena ni costo social en un país cuya capital ha sido la mentira con la que se cubre la corrupción.

Durante 25 años he tenido la fortuna de impartir clases en diversas universidades: se trata de un oficio donde una de las antípodas es la benevolencia, pero la otra es la del plagio.

En el ambiente universitario gobierna la libertad, pero también lo hace en compañía de la responsabilidad personal. Los reglamentos de varias universidades sancionan el plagio con expulsión.

Pero Yasmín tiene la suerte del mediocre. Su baile fraudulento es un gran espectáculo en el país de la mentira.

¡Todos a plagiar!, nos dice la seño a través de sus actos. Lo bueno es que se dice orgullosamente universitaria pese a que ya obligó a la UNAM a archivar su expediente.

La decadencia llegó a México hace muchos años, pero jugamos a la simulación.

Yasmín, presidenta de la Corte. ¡Viva México, cabrones!

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Fue profesor investigador en el departamento de Estudios Internacionales del ITAM, publicó el libro Referéndum Twitter y fue editor y colaborador en diversos periódicos como 24 Horas, El Universal, Milenio. Ha publicado en revistas como Foreign Affairs, Le Monde Diplomatique, Life&Style, Chilango y Revuelta. Actualmente es editor y columnista en El Economista.

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