Buscar
Política

Lectura 8:00 min

AMLO no informa en las conferencias matutinas, hace propaganda: Luis Estrada

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha desvirtuado las conferencias de prensa y el más afectado es él y su gobierno porque, en lugar de utilizarlas para protagonizar pleitos con enemigos reales e imaginarios, podría ocuparlas para informar las políticas públicas que implementa y sus logros de gobierno, plantea el autor del libro “El imperio de los otros datos. Tres años de falsedades y engaños desde Palacio”.

Al 30 de noviembre de 2021, el presidente Andrés Manuel López Obrador había dicho desde Palacio Nacional 55,042 afirmaciones no comprobables, 5,797 promesas, 4,241 compromisos y 1,788 afirmaciones falsas. Foto: Presidencia de la República

Más que para informar logros de gobierno, hacer control de crisis o ejercicios de transparencia y rendición de cuentas, el presidente Andrés Manuel López Obrador utiliza las conferencias de prensa matutinas como instrumentos de propaganda y adoctrinamiento, planteó Luis Estrada.

En entrevista con motivo de la presentación de su libro El imperio de los otros datos. Tres años de falsedades y engaños desde Palacio, editado por Grijalbo, el autor asegura que el mandatario ha desvirtuado ese instrumento de comunicación y el más afectado es él y su gobierno porque, en lugar de dedicarse a protagonizar pleitos con enemigos reales e imaginarios, podría dedicarse a informar las políticas públicas que implementa y sus resultados.

El también director del Taller de Comunicación Política SPIN ofrece en su libro un análisis de la política de comunicación de líderes políticos populistas, documenta las decenas de afirmaciones no verdaderas, promesas, compromisos no comprobables y falsas del mandatario mexicano y desmenuza su narrativa.

Muestra que al 30 de noviembre de 2021, el presidente había dicho desde Palacio Nacional 55,042 afirmaciones no comprobables, 5,797 promesas, 4,241 compromisos y 1,788 afirmaciones falsas, lo que demuestra que no se prepara, pero no deja de hacerlas porque en muchas ocasiones es el único evento público que tiene en el día, además de que escoge a quien pregunta y generalmente esquiva las preguntas.

— ¿Cuál es el peso que le da el presidente Andrés Manuel López Obrador a comunicar, independientemente de si lo hace bien o mal?

El análisis que realizamos desde SPIN-Taller de Comunicación Política es porque Andrés Manuel López Obrador es el único presidente en la historia que ha hecho conferencias de prensa diarias y, desde que las hace, nadie más ha seguido su ejemplo. Es una cuestión que, en principio parecería muy osada, muy innovadora y propensa a la transparencia y a la información, pero, al analizar los datos observamos que no es transparente, que la información se oculta, que no contesta las preguntas, que no sustenta lo que dice, que escoge quien pregunta. En fin, todo lo que está documentado en el libro. Entonces, en realidad, más que una herramienta de información, transparencia y rendición de cuentas es un instrumento de propaganda. Con esa forma de contestar y el formato que utiliza, cualquiera podría hacer conferencias de prensas diario.

— ¿Desvirtuó las conferencias de prensa?

Sí. En las conferencias de prensa de cualquier índole, lo que hay es una preparación muy rigurosa. Es la herramienta más poderosa de la comunicación. Hay un objetivo, que es posicionar un tema, seriedad, urgencia. En fin, diferentes características que en las conferencias matutinas del presidente no se respetan.

Ahora, más que afectar a los medios de comunicación o a la opinión pública, en realidad, el más afectado es el presidente mismo y su gobierno, porque el ruido que genera la conferencia de prensa, basado en lo que el presidente dice y no puede probar, los pleitos que arma, los enemigos reales e imaginarios, en fin, todo este pleito, deja de lado la posibilidad de presumir logros de gobierno, de lo que él llama la cuarta transformación.

Si realmente tuviéramos un gobierno a la altura de la Independencia, la Reforma o la Revolución, necesitaríamos un canal las 24 horas del día, para trasmitir todo lo que está cambiando.

— ¿Entonces por qué las mantiene?

En el libro se plantean dos razones. La primera es que, en la mayoría de las ocasiones, es la única actividad de gobierno que tiene el presidente en su agenda. Entonces, si las deja de hacer, parecería que ese día no trabajó.

La segunda, como no es un instrumento de información, como desvía las preguntas y no sustenta lo que afirma, en realidad es un instrumento de propaganda y ningún día es muy malo para repetir o tratar de adoctrinar a sus seguidores.

Lo han dicho sus funcionarios, que lo que el presidente busca con estas conferencias es adoctrinar, tratando de mantener un debate, no necesariamente real, sino generado por él mismo, en el que él es el principal protagonista y en el que todo mundo puede definirse si está en favor o en contra.

— ¿A este gobierno le interesa comunicar para informar o para hacer propaganda?

Claramente para hacer propaganda, porque las crisis no se han resuelto con las conferencias; con lo que dice el presidente se han generado nuevas crisis.

En términos de transparencia, información y rendición de cuentas, cuando los medios han solicitado información que sustente lo que dice el presidente, les dicen que no existe, que está reservada, porque en buena medida el presidente improvisa lo que dice en las conferencias. No se prepara.

Prácticamente todo lo que dice, no está sustentado; en realidad va en contra de los principios

de la conferencia de prensa y la información. Todo es propaganda.

— ¿Su forma de comunicar refleja su forma de gobernar?

Lo que pongo en el libro al inicio es un modelo de comunicación de presidentes que se consideran populistas, en donde llegan al poder con una promesa de solución de un conflicto y para hacer justicia de mayorías en contra de minorías, del pueblo contra la élite, del pueblo contra los conservadores, cómo le quieras llamar y cuando ya están gobernando ahí empieza el problema, porque los problemas no salen como ellos pensaban, en buena medida por falta de experiencia, entre otros temas.

No tienen resultados y esa falta de resultados sustituida o compensada con más promesas o con nuevas promesas. Estos gobiernos se la pasan prometiendo y la única forma que puedan ser consideradas por la gente y consideradas para sus decisiones electorales y de evaluación de gobierno, es que esas promesas sean difundidas plenamente.

Es por ello que otros presidentes como Nicolás Maduro y Hugo Chávez, en Venezuela y Rafael Correa en Ecuador, tenían programas extensos de televisión o radio, donde supuestamente están en contacto con el pueblo, pero realmente lo que están haciendo es: uno, avivando el conflicto por el cual llegaron al poder y mantenerlo vivo para demostrar que es necesario que se mantengan ahí y poder resolver eso que prometieron y dos, sustituir logros de gobierno, que no hay, con promesas de que eventualmente algún día se resolverá.

La conferencia es por ello una colección de conflicto y de promesas; afirmaciones que no se pueden probar. Nosotros contamos más de 60,000, al 30 de noviembre, que es la fecha del corte del libro, pero que acabamos de actualizar en una infografía hace unos días, en la que el presidente López Obrador supera las 76,500 afirmaciones falsas o engañosas. Si comparamos con las que le contó The Washington Post a Donald Trump, que apenas superó las 35,000 en cuatro años en todos sus eventos incluidos los tuits, vemos que López Obrador incurre en muchas más.

— ¿Como se conecta esto con los niveles de aceptación del presidente?

Yo te diría dos cosas. Primero, nosotros vemos que la popularidad del presidente ha caído. Según los encuestadores estaba en alrededor de 90%, al inicio de su administración, y ahorita está en 50%. Entonces sí ha caído la aprobación.

Segundo punto, no ha habido un estudio que demuestre la asociación directa causal entre las conferencias y la aprobación.

Las conferencias son un ejercicio único; nadie lo había hecho antes y no podemos demostrar que lo que dice el presidente tiene impacto en la gente porque a pesar de que su equipo dice que lo ven millones de personas, todos los días, nunca han compartido los números de rating o el share ni nada.

Nosotros nos dedicamos a contar el número de vistas de cada una de las conferencias en la cuenta del presidente en Facebook que tiene ocho millones de seguidores y lo que vemos que menos de 6% ve las conferencias.

La conferencia cada vez es menos vista. Según el conteo de Facebook está en su peor momento y pues es normal que un ejercicio en donde se repite tanto, que es aburrido, que dura dos horas, no tenga ningún atractivo para la gente. No es un show por más que lo quieran hacer uno.

— ¿Cuál es el costo de oportunidad para la sociedad como para el propio gobierno?

El presidente utiliza el tiempo para pelearse, para hablar de historias y anécdotas personales y cosas para atacar a enemigos reales e imaginarios, cuando debiera estar presumiendo los logros de su gobierno.

diego.badillo@eleconomista.mx

Temas relacionados

Periodista mexicano, originario de Amealco, Hidalgo. Editor del suplemento Los Políticos de El Economista. Estudié Sociología Política en la Universidad Autónoma Metropolitana. En tres ocasiones he ganado el Premio Nacional de Periodismo La Pluma de Plata que entrega el gobierno federal. También fui reconocido con el Premio Canadá a Voces que otorga la Comisión Canadiense de Turismo, así como otros que otorgan los gobiernos de Estados Unidos y Perú.

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Últimas noticias

Noticias Recomendadas