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Del Pacto por México al gobierno de coalición
En el inicio del sexenio, el presidente Enrique Peña Nieto firmó con PRD, PAN y PRI el acuerdo, que llevó a la aprobación de reformas.
Por el nivel de consensos logrados, el Pacto por México ha sido el acuerdo más importante suscrito entre las principales fuerzas políticas, mediante el cual se logró la aprobación de siete reformas constitucionales. Pero ahora su impacto se ha visto limitado, por ejemplo, ante un distanciamiento de los consensos tras su suspensión, refieren especialistas.
El acuerdo político fue firmado el 2 de diciembre del 2012 entre el presidente Enrique Peña Nieto y los entonces dirigentes de los partidos Acción Nacional (PAN), Gustavo Madero Muñoz; Revolucionario Institucional (PRI), Cristina Díaz quien era la presidenta interina ; y el de la Revolución Democrática (PRD), Jesús Zambrano Grijalva.
El profesor investigador de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey, Carlos Elizondo Mayer-Serra, indica que este pacto demostró que un gobierno de minoría (...) fue capaz de lograr una serie de acuerdos porque se hizo política .
En entrevista telefónica refirió que si bien fue un modelo eficaz, estaba previsto su final al lograr su principal propósito: la aprobación de las reformas estructurales.
En un artículo publicado por la Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, el especialista también expuso que las reformas no han logrado promover el crecimiento económico esperado, tanto por la caída en el precio del crudo, como porque su implementación ha estado en manos de una administración poco experimentada .
En tanto, Pedro José Zepeda, autor del estudio El pacto por México; un intento de gobierno de coalición , publicado por el Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República, explica que las diferencias entre los actores políticos que lo conformaron canceló el Pacto por México y con ello se debilitaron los consensos de largo alcance. Y también que retrasó el impacto de las reformas estructurales en la vida de la población civil.
Advierte, a su vez, que interrumpió una experiencia política que hubiera podido demostrar la viabilidad de un proyecto de gobierno construido a partir del establecimiento de consensos entre las distintas fuerzas políticas, de cara a las elecciones presidenciales del 2018.
La politóloga, socióloga e integrante del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, María Marván Laborde expuso que, sin necesidad de una segunda vuelta, el presidente de México logró con este acuerdo entre las principales fuerzas políticas una coalición que, en su momento, fue impresionante; después podemos discutir los resultados .
Gobiernos de coalición?y la segunda vuelta
En la antesala de la elección del próximo presidente, el priista Manlio Fabio Beltrones y el panista Diego Fernández de Cevallos, en una reciente conferencia, señalaron que tras el descarte de una segunda vuelta electoral, es posible lograr acuerdos sobre alianzas que impliquen gobiernos de coalición.
Beltrones expuso que una segunda vuelta debe ser parte de un sistema político que, ante la fragmentación del voto, existan gobiernos de coalición que acaben con los gobiernos divididos.
El profesor investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, Víctor Alarcón Olguín, recordó, durante una exposición en un foro del Senado de la República, que con la reforma constitucional del 10 de febrero del 2014 se introdujo la figura del gobierno de coalición .
Sugirió, asimismo, que la lógica de una administración de este tipo debe ser un instrumento que permita alentar el ejercicio de la responsabilidad política en caso de que el electorado no pueda otorgarla de manera directa en términos de avalar a un partido mayoritario.
Pero ello, alega, implica tener a élites parlamentarias y políticas con altas capacidades de mediano y largo plazo, pues de lo contrario, la figura será poco provechosa e incluso muerta antes de que pudiera ser puesta en práctica.
En contraste, Elizondo Mayer-Serra se dice muy escéptico de los gobiernos de coalición, pues pueden romperse en cualquier momento y es necesario, en lugar de ello, pensar en los mecanismos que están llevando a la fragmentación del voto mexicano .
El especialista explica que lo anterior puede deberse a una ciudadanía que se ha distanciado de los partidos políticos, así como al sistema de financiamiento a partidos políticos que premia al chico. Si todo el dinero se repartiera de forma proporcional al voto, los partidos chicos tendrían mucho menos dinero y su capacidad de reproducirse (...) sería mucho más difícil y con ello permanecerían únicamente aquellas instituciones políticas más representativas.
En México nos preocupamos de más sobre cuál debe ser la forma de gobierno (...) cuando el mayor problema es la calidad del gobierno , advierte Mayer-Serra, para lo cual, sugiere, se necesitan gobernantes que no caigan en malas prácticas y se concentren en objetivos a cumplir, así como instituciones no politizadas.