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Política

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El sistema electoral, basado en la desconfianza

Expertos advierten que la autoridad ha sancionado a aspirantes, pero no a todos, ante una posible promoción personalizada. Ello ha creado confusión, opinan.

Las pasiones electorales parecen estar desatadas, y las funciones propias del cargo han pasado a segundo plano.

Sin distingo de afiliación partidista, a año y medio de que se realicen los comicios para disputar la Presidencia de la República, quienes aspiran al cargo a la fecha son funcionarios federales, representantes populares o lideran partidos políticos, ya iniciaron con mayor empuje sus respectivas estrategias con miras a convertirse en candidatos presidenciales.

Ejemplos de personajes desatados o a quienes ya se les cuecen las habas hay varios ya.

Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, es uno de los identificados como aspirantes a la candidatura presidencial del PRI rumbo al 2018.

El hidalguense tiene actividad, desde hace poco más de un par de meses, en las redes sociales Facebook, Twitter, Youtube, Periscope, entre otras plataformas.

La promoción con fines electorales, vía Internet, no está regulada aún.

Los presidentes nacionales del Partido Acción Nacional (PAN) y de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Ricardo Anaya Cortés y Andrés Manuel López Obrador, respectivamente, desde hace meses hacen uso de los tiempos oficiales en radio y televisión a que tienen derecho todos los partidos políticos para la difusión de sus actividades.

Rafael Moreno Valle, gobernador de Puebla, es otro caso, muy sonado en las últimas semanas, luego de que la autoridad electoral decidió frenar su ímpetu electoral y prohibió la difusión de una entrevista en la que destaca sus logros de gobierno.

El poblano no sólo no cedió en su intento, sino aprovechó la decisión para, alegando violación a su derecho constitucional a la libre expresión, redoblar su estrategia.

Para el experto José Fernández Santillán, el problema de la confusión reinante al momento, al sancionar la autoridad electoral sólo a unos aspirantes y no a todos, no es cuestión de leyes, porque éstas existen, es más, las hay en exceso -ataja-, sino porque no se hace política de valores, más bien de intereses.

Es obvio que Ricardo Anaya está saliendo en los spots del partido y no hay sanción. Margarita Zavala ya está en entrevistas, y no hay sanción. Osorio Chong está utilizando las redes sociales. Pero por ahí sale Rafael Moreno Valle y lo sancionan. Entonces, hay confusión. ¿Qué es lo que se permite y qué no?’’.

Jurídicamente, explica, hay vacíos y lagunas legales porque quien inventa la regla inventa la maña.

Son dos caras de una misma moneda. Una parte jurídica y otra política. Por la parte jurídica ahí están las reglas, pero en la parte política están en plena actividad los aspirantes .

El profesor e investigador de la Escuela Nacional de Educación, Humanidades y Ciencias Sociales del Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México, explica que el momento decisivo de la democracia es el del ejercicio del voto y de ahí que se debe evaluar a los que quieren disputar la Presidencia de la República con base en sus resultados.

En Estados Unidos está mucho menos reglamentado y quien quiera entrarle le entra y ya está.

A partir de una hiperreglamentación se crea una especulación y críticas y desavenencias. Tenemos camisas de fuerza sobre estas actividades. Todo esto viene de los partidos, de que hemos creado un sistema electoral basado en la desconfianza mutua.

En el régimen francés, por ejemplo, el código es un cuadernito nada más, de una cuantas hojas, no más. Y nosotros hemos creado directorios completos.

Códigos, y más códigos y más códigos, y más reglamentaciones y más instituciones y cuerpos muy pesados y muy costosos. Normatividad jurídica e institucional a granel, y seguimos creando reglamentación tras reglamentación e institución tras institución y no logramos controlar todo esto .

¿No es un asunto de reglamentación, sino de ética?

Sí, de ética o de dejar más libres a los actores.

También hay que cambiar de cassette (...) Es decir, ya dejar de ser tan desconfiados unos con otros y ponernos de acuerdo en ciertas reglas fundamentales de la competencia.

¿A qué se refiere?

A lo siguiente: al voto democrático y la representación democrática. Tenemos que ir al origen. ¿Cómo se inventó la democracia representativa? A partir de un principio básico, que creo que hemos extraviado y ni siquiera lo conocemos, y por eso la confusión reinante.

Se elige a un representante o a un funcionario para que ejerza su mandato en un periodo determinado. Se le deja que funcione y al término del periodo se evalúa. Si funcionó: bien, entonces se le refrenda la confianza. Si no, se le retira la confianza y en ese mismo momento, en las elecciones, se compara con otras propuestas que se hayan hecho.

Entonces, el momento decisivo de la democracia es el del ejercicio del voto.

En México se están adelantando los tiempos, considera el doctor Fernández Santillán, por ambiciones, envidias... y estamos minusvaluando el momento del voto .

De ahí que hay que dejar que las personas que están ocupando cargos de representación o de función pública, dice, terminen su mandato.

Eso es lo fundamental, porque apenas van dos tercios y ya queremos que acabe el sexenio.

No estamos respetando los procesos políticos democráticos. Ni los ciudadanos, ni los funcionarios ni todos los involucrados en el proceso político, por no entender de qué se trata’’.

¿Son necesarias más normas?

Es que vamos a terminar reglamentando hasta el punto de partida. En el 2018 vamos a estar reglamentando el 2024. Y en el 2024, el 2030. Estamos cayendo ya en lo absurdo.

Recomienda educación cívica para todos y hacer lo que hacen los países de democracias más consolidadas, como los nórdicos.

Los que aspiran a la candidatura presidencial, dice el politólogo, deben seguir trabajando para ser sujetos de evaluación, pero sin querer subir al balcón ya desde ahorita .

¿Cómo se puede frenar el ímpetu electoral adelantado?

Con una mutua responsabilidad de los actores políticos y de los ciudadanos.

¿Sólo queda, entonces, apelar a la responsabilidad de los aspirantes?

Esa es una gran propuesta. Apelar a la responsabilidad de los actores políticos y de los ciudadanos.

No hay ley que sirva porque, repito, quien inventa la regla inventa la maña. Y vamos a terminar creando directorios telefónicos.

De ese tamaño, de reglamentación tras reglamentación, y no va a funcionar. Va a ser el cuento de nunca acabar. No solamente es cuestión de leer las leyes, sino de leer los orígenes de la democracia representativa. Me parece que ya nadie se ocupa de eso. Tenemos que hacer política de valores y no de intereses.

La gran lección de lo que pasó en Estados Unidos de América, advierte, es que pueden ganar quienes carecen de ideas.

(Donald) Trump no tiene una sola idea, sólo tiene ocurrencias, y ganó.

Algo está mal en la democracia no solamente mexicana sino internacional. México debe dar el ejemplo. Criticamos a Trump y estamos cayendo en sus mismos vicios , concluye.

rramos@eleconomista.com.mx

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