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Política

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En Ayotzinapa el sentido del tiempo se ha roto: Tryno Maldonado

Es lo que se conoce clínicamente como un trauma, relata el autor del libro “Ayotzinapa. El rostro de los desaparecidos”. No hay ninguna esperanza de encontrar la verdad y, sobre todo, la sanación y la justicia que merece el dolor de esa comunidad.

Foto EE: Archivo

Para Tryno Maldonado, el autor del libro “Ayotzinapa. El rostro de los desaparecidos”, ni el país, ni Guerrero, ni Ayotzinapa, ni mucho menos los padres de los 43 normalistas levantados por policías municipales la noche del 26 de septiembre de 2014, se han recuperado de ese trauma. Para ello necesitarían conocer la verdad.

En entrevista el escritor oaxaqueño que en el otoño de 2014 decidió mudarse a la Escuela Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, con sólo una mochila al hombro, con un cambio de ropa dentro y una libreta, dice que para la comunidad que representan los familiares, amigos y vecinos de los normalistas desaparecidos el sentido del tiempo se ha roto y así viven.

Dice que allí, las familias campesinas tienen el sentido del tiempo en función de la milpa. Pero cuando desaparece un familiar, la milpa se abandona, pierden la noción del tiempo como perdieron el sentido de las fiestas comunitarias. Lo único que queda y trascurre es el dolor que camina vuelta y vuelta como el segundero de un reloj.

“El sentido del tiempo se rompe cuando pierdes el sentido de la realidad, como a estas familias, como a México como país. Es lo que se conoce clínicamente como un trauma”.

El escritor, a quien el gobierno del estado de Guerrero clasificó como “el anarquista oaxaqueño” que formaba parte de aquellos que culpables de “realizar un repertorio de violencia focalizada hacia las instituciones”, dice que, además de conocer la verdad es necesario generar memoria.

Por eso se trasladó y vivió en esa comunidad por alrededor de cuatro meses, tiempo en el que se involucró en la vida diaria de los estudiantes dolientes y “poco a poco, con el contacto de abajo, con esa confianza que el trabajo con los pueblos indígenas como la labor, la faena, fue que las mamás me iban contando sus historias con sus hijos”.

Relata que de lo que se trata es “darle voz desde abajo a las víctimas”. “Es como un acercamiento bien diferente a hacerlo de manera más impositiva y desde abajo y desde el poder, sobre todo que esas otras narrativas a la que apuntala la llamada versión histórica”.

El autor comenta que ese acercamiento con las familias le permitió a él y otras personas conocer los relatos de sobrevivientes y familiares de cuestiones como el llamado quinto autobús, olvidado de la versión histórica de lo ocurrido aquella noche en Iguala.

Durante la plática, Maldonado relata cómo pedía entrevistas con familiares directos de los desaparecidos y se la daban para dentro de tres semanas, pero se convertían en dentro de tres meses.

Sin embargo, como estaba viviendo ahí, era cuestión de respetar su dolor y esperar a que quisieran hablar…y lo hicieron.

“Poco a poco me fueron contando los 15 sobrevivientes del (autobús) Estrella Roja, cómo fue esa noche y resulta que a la larga (esa versión) resultó siendo la más sólida y más fuerte del Grupo Interdisciplinarios de Expertos”.

Desde su perspectiva “se han hecho muchos esfuerzos de parte de las instituciones gubernamentales, comenzando por el Ejército Mexicano, para que esta verdad no sólo no salga a la luz, sino que fue manipulada para que sea mantenida en la oscuridad durante los más años posibles”.

Dice que las familias nunca han tenido confianza de que el estado vaya a hacer justicia contra él mismo, incluso a pesar de que hubo un cambio en el gobierno federal.

Eso, porque desde su perspectiva, hay pactos políticos que permitirán que la verdad siga oculta.

Recalca que López Obrador, en la palabra, aparece muy bien, incluso destaca el hecho de haber impulsado la creación de una comisión de la verdad, pero en los hechos, han trascurrido 10 meses y no hay ningún avance sólido, pero lo grave es que quieren echar atrás todos los esfuerzos realizados en las diferentes líneas de investigación en las que han coadyuvado los padres de los desaparecidos a lo largo de estos cinco años.

Para él, regresar a hacer la investigación es un despropósito y una burocratización del dolor.

“No hay ninguna esperanza de encontrar la verdad y, sobre todo, la sanación y la justicia que merece el dolor de Ayotzinapa.

diego.badillo@eleconomista.mx

Periodista mexicano, originario de Amealco, Hidalgo. Editor del suplemento Los Políticos de El Economista. Estudié Sociología Política en la Universidad Autónoma Metropolitana. En tres ocasiones he ganado el Premio Nacional de Periodismo La Pluma de Plata que entrega el gobierno federal. También fui reconocido con el Premio Canadá a Voces que otorga la Comisión Canadiense de Turismo, así como otros que otorgan los gobiernos de Estados Unidos y Perú.

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