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Política

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En el #8M, miles de mujeres salieron a las calles para contar sus historias de violencia

Cargando pancartas y vestidas de morado, mujeres jóvenes, madres, hijas e incluso personas de la tercera edad,  tomaron las calles y avenidas de las distintas ciudades de México, para visibilizar la violencia en contra de la mujer, y exigir justicia.

Como cada año, miles de mujeres salieron a las calles del país para visibilizar las violencias que sufren todos los días, pero está vez, unidas por un sólo reclamo: "nos queremos vivas". 

En el marco de la conmemoración del 8M, Día Internacional de las Mujeres, miles de ellas se dieron cita a lo largo de toda la tarde de este viernes para marcha por Paseo de la Reforma con rumbo al Zócalo de la Ciudad de México. 

A su paso por la avenida más importante del país, cargando pancartas y en su mayoría vestidas de morado, estas mujeres jóvenes, madres, hijas e incluso personas de la tercera edad, lanzaron consignas como: "las niñas no se tocan", "ni una más, ni una más, ni una asesinadas más" y "la policía no me cuida, me cuidan mis amigas ". 

Foto EE: Rosario Servin

A esta marcha, acudió Michelle, una madre de 40 años,  que junto a su pequeña hija señala que cada año sale a marchar para que el movimiento de las mujeres siga tomando fuerza y que sea potente. "Es un movimiento que no se puede ignorar, es importante y está creciendo y genera mucho entusiasmo. Pero también sentimientos encontrados", subrayó. 

Y es que añade que no se debe ignorar todas las violencias que salen a relucir con estás marchas, por lo que consideró que para enfrentarlas se les tiene que apostar a la mujer como el centro de una nueva dinámica social

"Creo que no es nueva la violencia encontrar de las mujeres, pero sí es nuevo este movimiento, tan potente, que apuesta por pensar un nuevo papel de la mujer" destacó. 

En este tenor, Martha, quien por primera vez acude a una marcha feminista, dejó claro que estos movimientos le generan esperanzas, esas, que, dijo, le fueron robadas a su sobrina Angélica, víctima de feminicidio. 

"Era mi sobrina Angélica y su esposo lo asesinó. La verdad, por una parte nos sentimos desechos, porque aunque lo agarraron y le dieron sentencia, ella ya no está; una abogada que tenía muchos sueños. Era muy alegre, tenía nía muchas cosas pendientes por hacer y un fulano acabó con su vida hace un año" recordó. 

No obstante, la historia de Angélica no es la única. A nombre de Brenda Guadalupe Trinidad, víctima de feminicidio el 13 de mayo de 2022, su madre y hermana se hicieron presentes en esta marcha para exigir justicia para su caso. 

Fernanda Trinidad, hermana de la joven estudiante de medicina que fue asesinada con tan solo 23 años de edad, señala que aunque lleva más de 5 años marchando por la lucha feminista, desde hace dos años lo hace con un motivo específico: exigir justicia por su hermana y por todas las mujeres que han sido víctimas de feminicidio.

"Mi mamá ha tenido que pasar por los ministerios públicos, por fiscalías, con derechos humanos para buscar la justicia, para para enderezar la carpeta y quitar todas las trabas del caso", detalló. 

Sobre el caso, Fernanda cuenta que el día que murió su hermana, a su familia se le dijo que Brenda se había aventado desde un 13 piso. Sin embargo, después de varios averiguaciones se determinó que fue feminicidio

Foto EE: Rosario Servin

No obstante, relata que también se enteraron que la carpeta de investigación había sido cerrada, ya que alguien había ofrecido 7,000 pesos para dar carpetazo. 

"Queremos un juicio transparente", exige Fernanda. 

De acuerdo con la investigación, el 13 de mayo de 2022,  Brenda Guadalupe Trinidad fue arrojada desde lo alto de un edificio por la que era su pareja sentimental, mientras se llevaba a cabo un festejo académico en Lomas Verdes en Naucalpan, Estado de México. 

Norma Lizbeth Chánez, un caso documentado de violencia institucional

Desde hace 5 años, Norma Lizbeth Chánez Sáenz, quien era juez calificadora de la Dirección de Seguridad Pública Municipal de Chihuahua, “ha sido objeto de hostigamiento y violencia institucional por parte de sus compañeros y superiores en dicha institución, lo cual le ha provocado un detrimento en su salud mental y física”, plasma con claridad la Recomendación 43/2020 de la la CEDH y que marca un parteaguas en la vida de esta abogada.

Norma Chánez, cuenta que todo su calvario comenzó en el año 2019, por parte de sus jefes directos, Juan Carlos Vielma, coordinador de Jueces Civiles y Francisco Lezama, subdirector de Justicia Cívica, quienes en diversas ocasiones la hostigaron y violentaron laboralmente, al obligarla a realizar funciones que no le correspondía, en horarios inadecuados, así como recortando sus compensaciones.

No obstante de este acoso laboral, la violencia hacia Norma Lizbeth fue escalando a lo sexual. Ella recuerda con claridad que fue el día 02 de enero de 2020, en plena celebración del día del policía, cuando vivió el peor episodio de acoso sexual.

“Ese día, encontrándose la alcaldesa Maru Campos en el patio, me dirigí al baño del área de jueces.. al abrir la puerta, ya que no tenía el seguro puesto, me llevo la sorpresa que el policía Alejandro García Montalvo se encontraba orinando, sin pudor y sin cubrirse, sólo me lanza una mirada y al mismo tiempo le causa gracia.

“Cerrando yo la puerta de inmediato, en ese momento Francisco Lezama, quien funge como subdirector de García Montalvo, hizo un comentario bastante vulgar diciéndome: “que ya se la había visto”... y en ese momento sale del baño Alejandro García diciéndome “que ya podía entrar, que ya me lo había dejado calientito”, pero al momento de decirlo, me sentí sumamente ofendida, humillada y denigrada, ya que en ningún momento di pie para ese tipo de trato y comentario hacia mi persona, sintiendo sus comentarios como un acoso sexual y ofensivo hacia mi persona”, detalló la abogada.

Fue entonces que tras interponer y acudir a todas las instancias correspondientes para denunciar este constante acoso, Norma Lizbeth entendió que estaría sola en esta lucha.

“Me acerco a la Comisión de Derechos Humanos de la localidad, y fue una recomendación a la que nunca hicieron caso...Estuve reuniendo tanto con regidores y diferentes personalidades porque porque el acoso y el hostigamiento ya no nada más era por parte de mi jefe, ya fue por parte de mis compañeros y de mis compañeras también. Yo pedí mi cambio de área, porque los los agresores aún seguían laborando en el mismo lugar donde yo estaba se me fue negado”, denuncia Norma.

Y es que añade que aunque ha tratado de superar este acoso incluso con terapia psicológica, ahora siente miedo por su vida debido a que el acoso y el hostigamiento aún existen.

“En mi caso tengo cámaras, tuve que cerrar toda mi casa, cambiar redes sociales, porque eran amenazas por el whatsapp, por redes sociales, afuera de mi casa se paraban las unidades de la policía. Me seguían todo ese tiempo”, denuncia.

Finalmente, Norma Lizbeth Chánez expresa entre lágrimas que la gente no entiende cómo su vida cambió totalmente, "ya no sale tranquila la calle porque salgo y me tengo que estar cuidando a ver quién me sigue, sabes, es un daño psicológico tan grande... no quiere salir porque ya te amenazaron”.

Yeritza Bautista: primera sentencia por estrangulación de violencia de género en CDMX

Yeritza Bautista Cortés recuerda que tenía dos años de haber conocido a su expareja, cuando la violencia comenzó. El control, la humillación, el aislamiento, las burlas, y las ridiculizaciones, fueron parte del proceso; sin embargo, alcanzó niveles tan graves que le dejó cicatrices y marcas de por vida.

Yeri, quien ahora tiene 36 años, recuerda que fue el 2 de febrero de 2020 cuando ocurrió la primera agresión que casi le cuesta la vida. Ella y la familia de Carlos Enrique, su entonces pareja, salieron de viaje a Oaxtepec, Morelos; por la noche, tras una discusión, y luego de golpearla fuertemente, romperle una pierna y arrancarle parte del cabello, la estrelló en una barra desayunadora, que le abre la mandíbula, perdiendo cinco dientes.

Por estos hechos, Yeri fue llevada a un hospital de la Ciudad de México, donde la familia del agresor aseguraba que sus heridas habían sido provocadas por una caída de las escaleras ya que estaba “excesivamente borracha”.

“Llegaron muchísimos especialistas, un maxilofacial, neurocirujano, ortopedista, médico internista... empezaron a examinar... tenía moretones en la entrepierna en las piernas, en las costillas, en el pómulo, en los brazos...tenía un golpe muy fuerte que había asumido completamente mi rodilla, entonces yo no podía apoyar la pierna, no podía caminar, entré a rehabilitación”, cuenta.

No obstante, el 22 de marzo del 2020 ocurrió una segunda agresión; ahorcamiento.

“Ese día le dije que ya no más, que ya no podía vivir, y te voy a denunciar, hoy sé que fue un error ponerlo en en alerta, porque llamó él a su familia, pero también se le ocurrió llamar a mi hermana quien llamó a la policía. Entonces, llegó la familia de Carlos y un poco después llegó mi familia y en presencia de ambas familias, en un descuido, Carlos me lleva por un pasillo y me empieza a ahorcar hasta que su padre le grita ya suéltala a la policía ya llegó. Entonces entran los policías y lo detienen”.

Carlos Enrique fue detenido por violencia familiar, sin embargo, tiempo después fue reclasificado como tentativa de feminicidio. Durante el proceso, la familia del agresor realizó una campaña en contra de Yeritza, asegurando que su declaración era falsa y que se le juzgaba con perspectiva de género, sin pruebas.

Tras varios recursos, la familia logró que se repusiera todo el proceso, debido a supuestas irregularidades en su detención, no obstante, de nueva nueva cuenta Carlos fue vinculado a proceso por el mismo delito.

En 2022, el caso de Yeri se convirtió en la primera sentencia condenatoria por estrangulación de violencia de género en la Ciudad de México, por ello su agresor y expareja, Carlos Enrique, fue sentenciado a una pena mínima de 11 años 8 meses.

Según datos del Inegi, entre 2020 -año en el que Yeri fue ahorcada-, y 2022, unas 1,709 mujeres han sido asesinadas por ahorcamiento, estrangulamiento y sofocación en México.

Mientras que ella también formó parte de las más de 335,488 personas que ingresaron, entre 2020 y abril de 2023, a algún hospital para ser atendidas por lesiones ocasionadas por violencia familiar, de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud.

“A veces estamos muy acostumbradas a escuchar otras historias. No te voy a mentir, cada que escucho la mía, la podré contar 100 veces y las mismas 100 duelen...Pero si esto puede ayudar a decirle a más mujeres que hay qué recursos, que hay formas, que hay maneras, pues por eso la cuento”, sostiene.

Y es que sin quererlo, Yeritza fue pionera en llevar a los juzgados el delito de feminicidio en grado de tentativa, el cual aún no se ha tipificado por la falta de legislación en el Senado de la República.

El dictamen, que ya fue avalado en Diputados, reforma diversas disposiciones del Código Nacional de Procedimientos Penales, de la Ley Nacional de Ejecución Penal y del Código Penal Federal, en materia de sanción del feminicidio en grado de tentativa, con penas que van entre 30 y 40 años de prisión; además de estipular prisión preventiva oficiosa para estos casos.

Reparación de daño inexistente

Pese a contar con una sentencia, la sobreviviente del feminicidio lamenta que su lucha no terminó en los juzgados, pues “afuera tienes que volver a empezar y aunque existe este protocolo de la reparación integral del daño... llegar a ese punto es sumamente complicado para nosotros las víctimas, es burocrático, es inexistente”.

Y es que Yeri subraya que tras las agresiones, las secuelas físicas se mantiene y en su caso, han afectado su dentadura por la pérdida de 5 dientes, necesitando implantes y dos cirugías previas de injerto de hueso y piel, y para lo cual ya había gestionado un acuerdo entre la fiscalía de la Ciudad de México la facultad de posgrado de Odontología de la UNAM, quienes sin más perdieron el oficio.

“No estoy pidiendo los dientes o los implantes más sofisticados que haya,estoy pidiendo los necesarios que a mí funcionen para comer, porque si bien hoy tengo una prótesis no es funcional es meramente estética”.

Sobre esto, la joven lamenta que ante el descuido, la única opción le han dado es la de volver a empezar todo el proceso burocrático para gestionar ese acuerdo, lo que le parece “triste, es frustrante, es indignante, la postura que la Fiscalía, los centros de atención a víctimas asumen de que atender a las víctimas es un favor, es caridad”.

Añade que estas acciones también son ciclo de violencia institucional en donde obligan a las víctimas a ponerte en una postura sumisa, permisible, pasiva, callada, aceptando todo. “Yo había pensado en quedarme así , sin embargo, no le veo razones, la reparación del daño es un derecho constitucional. La violencia te hace perder empleos, tus sueños y pues toca pedir apoyo.

“Y en en el caso de la sobrevivientes, muchos nos dicen que el haber sobrevivido es tu ganancia, que es lo mejor que te pudo pasar, pero la reparación integral del daño está completamente ausente, completamente invisibilizado. Yo no la conozco y hasta pena me doy, porque no te abre la puerta, te sientes como como un número, la reparación integral del daño es lo mínimo necesario que necesitamos para mantenernos en pie, pero si te soy bien honesta, te sientes súper humillada”, sentencia.

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