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Política

Lectura 6:00 min

Políticos del demonio (Pastorela en dos actos)

Antes de continuar con esta pastorela, una justa aclaración: Los versos, definitorios de esta especie teatral, que precedieron la anterior entrega pertenecen al dramaturgo Willebaldo López y fueron tomados de su obra Felipe de la vida.

Antes de continuar con esta pastorela, una justa aclaración: Los versos, definitorios de esta especie teatral, que precedieron la anterior entrega pertenecen al dramaturgo Willebaldo López y fueron tomados de su obra Felipe de la vida.

Hecha esta pertinente aclaración, le recuerdo al lector que los personajes de esta pastorela aparecen y desaparecen a conveniencia del autor que la va narrando. Los personajes buenos -pastores ciudadanos- llevan los nombres propios y tradicionales de este género popular mexicano. Los personajes malos –políticos- llevan un mote compuesto, mezcla de una denominación satánica con su nombre o apellido. El ángel que aquí aparece, es un ángel vengativo y perverso que en el nombre lleva la fama.

Dicho lo cual, damos la tercera llamada y continuamos.

SEGUNDO ACTO

Narrador.- Dejamos a los pastores/ que ya seguían la estrella/ con unos diablos mayores/ muy necios en su querella,/ propuestos no permitir/ que nuestros protagonistas/ solos puedan acudir/ en busca de sus conquistas.

Manlio Diablo.- Ustedes son muy menores para andar en estas danzas.

Diablarrete- Déjenos a los que sabemos y váyanse para sus casas.

Ermitaño.- No nos vamos a dejar pues afirma la leyenda que esa estrella nos va a guíar a la libertad soñada.

Gila.- Y vamos a conocer al prometido Mesías que la fuerza nos dará pa’la gestión ciudadana.

Bato.- No queremos depender de políticos tan tranzas, sólo se acuerdan de nosotros en épocas de elecciones.

Gila.- Y una vez elegidos se les va en declaraciones.

Ermitaño.- Son puro pan con lo mismo y hartas contradicciones.

Bartolo.- Y luego nos abandonan gozando de sus sueldazos, haciendo mil chingaderas y dándonos de madrazos.

Belcegus.- Pero bueno, ¿qué queréis? Si sólo con los partidos puede accederse al poder.

Bato.- Al poder de los amigos.

Ermitaño.- Y por estar alegando con estos diablos tan pinches la estrella se está ahuyentando, dejémoslos con sus trinches.

Narrador.- Los pastores se alejaron/ de tan mala compañía/ y cuando al cielo miraron/ la estrella no se veía.

Bartolo.- ¿Y ora? ¿Adónde vamos a ir si ya no vemos al astro?

Ermitaño.- Por culpa de esos demonios ya le perdimos el rastro.

Gila.- Miren, ahí diviso una estrella que con su pareja brota.

Bato.- Ellos son Enrique Peña y su novia La Gaviota.

Bartolo.- ¡Qué estrellas ni que ocho cuartos! Del copetón y su novia ya nos encontramos hartos.

Gila.- ¿Quesque se van a casar?

Ermitaño.- Y con la anuencia del Papa al que fueron a visitar.

Bato.- ¿Cómo es que su Santidad platicó con este pingo?

Ermitaño.- Lo hizo por humildad y porque le dio domingo.

Metratrón-Sexual-Peña.- No os confundáis pastores, yo llevé la artesanía, orgulloso de mi estado. Lo hice con alegría, la mostré en el Vaticano. Y luego ante Benedicto a mi novia presentaba, sin saber que una cámara en secreto nos filmaba…

Bartolo.- Hasta se me cae la baba ante tal ingenuidad.

Bato.- No creo que su Santidad tenga hábitos de Ahumada.

Satanava.- (Cantando) ¿Quién pompó, quién pompó, viajecito, quién pompó?

Narrador.- El diablo que ahora entona/ la canción de Chico Ché/ es diputado y en broma/ les diré que es un bebé./ Presidente del partido/ de la derecha siniestra/ vive muy agradecido/ a Felipe y lo demuestra.

Satanava.- Que responda Peña Nieto, ¿con qué recursos viajó y cómo fue que su boda en Roma él anunció?

Narrador.- La pregunta incómoda/ y no le resulta grato/ que le cuestionen su boda/ al futuro candidato./ Ante el ataque que sufre/ huye él con su Gaviota,/ por su viaducto de cuota,/ dejando un olor a azufre.

Ermitaño.- Otro diablo que se va, se fue sin decirnos nada.

Bato.- Más vamos a aprovechar de la presencia de Nava.

Gila.- Le quiero yo preguntar, a este diablillo del PAN, ¿por qué su partido está contra unión de homosexuales? ¿No son dignos de gozar de todas las libertades?

Satanava.- No es cuestión de libertad es ir contra la naturaleza.

Bartolo.- ¡A mí no vengas con esa! ¿También guardar castidad –como lo hace el señor cura- es ir contra natura? Porque Dios nos dio el deseo al pobre, al rico y al feo.

Ermitaño.- Es el impulso sexual una cosa natural demostrada por la ciencia. Y es cuestión de preferencia practicarlo o la abstinencia pero todo en libertad.

Bato.- La sexualidad es un gusto que cada individuo tiene, prohibirla resulta injusto pues con ella se entretiene.

Gila.- Si andas en busca de votos, no cuentes con el de los jotos.

Bartolo.- Y donde que son un chingo.

Ermitaño.- Ya hicimos correr al pingo.

Bato.- Pero sigamos buscando la estrella de la bienaventuranza que nos mostrará el camino donde iremos con pujanza.

Bartolo.- Veo luces en lontananza.

Gila.- Es una pinche patrulla que anda buscando hacer tranza.

Narcángel.- Esa patrulla me escolta, son mis gatos micifuses y si alguno se alebresta lo mato con mis obuses. Aquí el que manda soy yo y se hace mi voluntad porque tengo yo comprada a toda la autoridad. Y tengo mucho dinero que quisiera compartir con ustedes pastorcillos, personas de buen vivir. Los llevaré al paraíso donde no les falte nada y si falto al compromiso soy hijo de la chingada.

Ermitaño.- Éste es el Ángel divino que nos mostrará el camino.

Bartolo.- Y además tiene billete. Sigámoslo pues su lana nos sacará de este brete.

Narrador.- Los pastores abnegados/ no les haré cuentas largas/ esta vez van engañados/ por el fantasma del Barbas./ Y de una vez les aviso/ que el final está del asco/ pues los lleva al Paraíso/ al Paraíso, Tabasco.

Suenan ráfagas de metralleta. Los pastores caen abatidos por la plaga que azota al país entero. Oscuro.

EPÍLOGO

Narrador.- Mientras tanto en un portal/ muy pobre y abandonado/ nace un ser angelical/ el Mesías tan esperado./ En este momento sé/ que no todo es alegría/ está triste San José/ llora la Virgen María.

José.- María, no te preocupes, ya no llores vida mía. Los pastores no llegaron, esta vez no hubo de piña.

María.- No lloro por los pastores perdidos en la campiña. Lloró por nuestro hijo, esperaba yo que fuera niña.

Cae el telón.

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