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Política

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El caso Ayotzinapa se ha vuelto narración y mito: Federico Mastrogiovanni

El mito aplasta, simplifica, banaliza, fogotiza todo y cancela el contexto, subraya

Foto: Especial

La desaparición forzada de 43 estudiantes de la normal rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, ocurrida la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre de 2014, es una historia aparentemente sencilla que en 10 años se volvió un rompecabezas sin solución, plantea Federico Mastrogiovanni.

En entrevista, el autor del libro “Ayotzinapa y nuestras sombras. Mitologías de una desaparición forzada” editado por Grijalbo, el cual se presentará el 17 de octubre en la feria del libro del Zócalo de la Ciudad de México, expone que, con el tiempo, los hechos donde desaparecieron 43 personas; fueron ejecutadas otras seis; 40 más resultaron lesionadas y, al menos, 180 resultaron víctimas directas de violaciones a derechos humanos, se han transformado en narración y la narración en mitos.

Lo grave es que la lógica del mito aplasta, simplifica, banaliza y fogotiza todo y cancela el contexto.

Ayotzinapa es una herida que está llena de bacterias y de infecciones que necesita ser limpiada para que pueda sanar, recalca.

Federico MastrogiovanniEspecial

Dicen que no se deben rascar las costras que dejan las heridas porque sale sangre. En el caso de Ayotzinapa es una herida que lleva ahí 10 años abierta. ¿Cómo ha evolucionado hasta hoy esa herida?

Este libro no es un trabajo sobre los hechos o la evolución de la investigación, sino, más bien sobre la interpretación de las narraciones. Ahora, siguiendo tu metáfora, creo que rascar la herida es necesario, para poder dejar que haya una sanación.

Una herida que está llena de bacterias y de infecciones necesita ser rascada y limpiada para que pueda sanar.

Ahora, dejando un poco esta metáfora, sigue siendo necesario buscar, aunque sea doloroso para la sociedad, pasar a través de ese dolor colectivamente, para intentar entender, no solo los elementos fácticos de lo que ha pasado, sino cómo nos ha afectado.

Usted plantea que los hechos de aquel mes de septiembre de 2014 se han transformado en narración y esa narración en mitos. ¿Cuál es el riesgo de eso y a quién le conviene que se construya un mito?

El riesgo es que, con la mitificación, se simplifican las cosas y cuando eso sucede siempre se pierde información.

Lo que se gana, dependiendo de quién aprovecha los mitos, porque no solo hay uno, hay varias mitologías, es que la sencillez de una interpretación permite tomar partido.

Entonces, ¿de qué lado me voy a poner?, ¿de qué lado voy a estar?; ¿del lado de los buenos?; ¿del lado de los malos?; ¿quién decide quiénes son los buenos?; ¿quiénes son los malos?, pues la posición que se quiera asumir.

Esa sencillez de interpretación facilita la toma de posición y de juicio rápido, pero el costo es demasiado grande.

El costo es que se pierde la capacidad de interpretar realmente los hechos a costa de no poder dar un juicio final, como ciudadanos estoy hablando, no como jueces.

Entonces, si yo decido, como ciudadano, quitarme de esa ecuación y no buscar dar un juicio, porque no tengo como, pero sí puedo participar al entendimiento, entonces la mitificación me ayuda a ser un mini juez que juzga todo el tiempo, que también es lo que requieren las redes sociales, lo que requieren muchas simplificaciones de nuestra sociedad.

Renuncio a eso, para hacer un camino eventualmente más doloroso, más complicado y ambiguo, pero que me ayude a llegar a un entendimiento colectivamente.

Ha habido una resistencia a que eso se convierta en un mito, pero ¿puede cederse a esa resistencia y ya no oponerse más a que esto se convierta en una serie de mitos?

Pues sí, pero con el trabajo. Sí, pero con la intención de abrirse realmente al entendimiento. Sí, pero con la intención de arriesgarse, incluso a recibir ideas que no son conformes a las nuestras.

Se puede, pero es más complicado. Pero yo creo que es lo que tenemos que hacer como ciudadanos y como periodistas.

También señala que es importante devolverle a la historia el contexto. ¿Por qué es importante devolverle el contexto a esta historia?

Porque a través del contexto nosotros podemos entender cuáles son las razones de los actores en campo y cómo ha sido posible que sucediera algo así.

Sin el contexto es incomprensible. Sin el contexto se vuelve un evento, digamos, abstraído, si se puede utilizar esta palabra, de toda la historia de lucha de los movimientos sociales en Guerrero y en el resto del país, de la violencia, de la represión de las fuerzas armadas en contra de los movimientos sociales a lo largo de las décadas, etcétera.

Entonces, si yo elimino todo el contexto, me quedo simplemente con un acontecimiento brutal terrible, pero inexplicable en el fondo y las explicaciones que se dan son necesariamente incompletas.

No se trata de un evento en una guerra entre narcos; no se trata de un evento casual, desconectado de la historia de esa zona; no se trata de un evento casual que se dio, sin ninguna relación con las indicaciones, por ejemplo, las que se le han dado durante décadas a los soldados en la contrainsurgencia.

Entonces, es necesario devolver el contexto, para entender.

¿Por qué considera que esto se volvió un rompecabezas sin solución?

Porque hay muchas versiones de los hechos y orientándonos todo el tiempo exclusivamente en eso, pues no se llega a ninguna solución del enigma.

¿Por qué?

Porque se va a seguir basando la reconstrucción en testimonios, en la memoria de individuos que tienen recuerdos, pero posturas, pero roles, pero intereses diferentes y entonces no se llega a ningún acuerdo entre todas las partes, sobre lo que efectivamente ha pasado.

Y así también se construye la historia, a través de un consenso. Aquí no hay ningún consenso.

Entonces siempre faltan y siempre sobran piezas de este rompecabezas.

¿Por qué es importante que este hecho se resuelva, no solo para los padres y los compañeros de los muchachos desaparecidos, sino para los mexicanos en general e incluso para las personas que poco saben o poco les interesa, qué pasó aquella noche y esa madrugada en Iguala?

Porque, regresando, a tu metáfora inicial, es una herida que tiene que sanar, pero solo puede sanar, y esto lo hemos aprendido de otros procesos de sanación colectivas solo puede sanar, por un lado, a través del reconocimiento de responsabilidades por parte de los perpetradores, y por el otro, a través del entendimiento.

Una vez que esto pase, que es imprescindible, del entendimiento por parte de la sociedad que incluye a las víctimas o a los familiares, de una necesidad de reconciliación nacional, si quieres, a partir de aquello, también el resto de la sociedad pueda empezar a operar una reconciliación que es indispensable para todos.

Porque, si no, esas heridas, como en el caso de las tragedias de Shakespeare o de cualquier dramaturgo, pues van a seguir generación tras generación, porque no están resueltas.

Seguramente a alguien que vea este libro lo primero que le va a llamar la atención son los dibujos ciegos de jóvenes allí entre las páginas ¿por qué decidieron incluir estos bocetos?

Porque yo decidí trabajar con este artista, Daniele Catalli, que conozco hace más de 30 años y nos entendemos muy bien. Una vez que leyó el libro, propuso esta técnica porque considera que es una técnica en la cual el artista nunca mira al dibujo que está haciendo.

Lo hace sin mirarlo, por eso se llama dibujo ciego. Y él tenía la inquietud de representar la ausencia, cómo se representa algo que no está. Y partía de la idea de que después de 10 años no sabemos cómo serían los rostros de los estudiantes.

Para empezar, no sabemos si están vivos o no, porque no se han presentado pruebas certeras sobre la muerte. Se ha dicho que están muertos, lo que no equivale a comprobar que están muertos.

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Periodista mexicano, originario de Amealco, Hidalgo. Editor del suplemento Los Políticos de El Economista. Estudié Sociología Política en la Universidad Autónoma Metropolitana. En tres ocasiones he ganado el Premio Nacional de Periodismo La Pluma de Plata que entrega el gobierno federal. También fui reconocido con el Premio Canadá a Voces que otorga la Comisión Canadiense de Turismo, así como otros que otorgan los gobiernos de Estados Unidos y Perú.

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