Horizonte del saber

Si la psicología social fuera un plato típico de la gastronomía mexicana, sería un buen taco placero: lleno de colores, texturas y sabores que muestran la gran complejidad de nuestra amada sociedad. Martín Seligman, el padre de la psicología positiva, nos ha heredado un importante bagaje teórico y cultural sobre la felicidad.

Pero en México, esa búsqueda incansable está matizada por contextos socioculturales muy particulares. Entre ellos, la relevancia de la educación financiera en una nación donde, si no sabes manejar tu dinero, estás a un “libérame de estas deudas” de la frustración.

Hablar de economía y dinero en nuestro país, es tan común como hablar del clima, pero la educación financiera sigue siendo un tema que muchos evaden. A pesar de que el sentido común nos dice que ahorrar es necesario, la realidad es que entre memes, fiestas y la lucha por la sobrevivencia diaria, los mexicanos solemos no darle tanta importancia a la cartera. Y esto tiene un impacto enorme en el bienestar.

Comunidad del bienestar: ¿ahorros grupales y felicidad en masa?

Una de las columnas de la psicología positiva son las relaciones sociales, es decir, las conexiones que vamos estableciendo en nuestro entorno. En México, esas conexiones también tienen un lado financiero. Desde la clásica “coperacha” para las fiestas, hasta las “tandas” que muchos utilizan como método de ahorro, la comunidad influye en nuestra estabilidad económica. Pero, aunque esos mecanismos ayudan, no son suficientes para garantizar un futuro financiero sólido.

Aquí es donde la educación financiera cobra un papel relevante. Identificar la mejor manera para manejar nuestros ingresos, no solo nos da tranquilidad, sino que también nos permite disfrutar más de la vida en nuestra comunidad. Porque, seamos honestos, nada estresa más que estar en una reunión con amigos y no tener para cooperar.

El humor y la cartera vacía

Una característica de todo buen mexicano es mantener una mentalidad positiva ante cualquier adversidad, la resiliencia corre por nuestra sangre. En este gran país, cuando no hay suficiente plata, el humor es el mejor aliado. ¿A quién no le ha tocado ver memes de “fin de quincena” donde dice: “que se siente tenerla gastada, antes de agarrarla”?

En México, la alegría está entrelazada con la risa, la convivencia y esa capacidad única de reírnos hasta de nuestras tragedias. Porque, como diría cualquier mexicano: “si ya estamos en el hoyo, al menos hay que decorarlo con flores”. Ese tipo de bromas son nuestra forma de procesar la realidad, pero también son un recordatorio de la importancia de la planeación financiera.

Un buen control de las finanzas personales nos da la oportunidad de enfrentar los momentos difíciles con menor ansiedad. Porque como dicen por ahí: “Más vale hacer cuentas ahora, que llorar en el cajero después”. En otras palabras, la educación financiera no es sólo sobre el dinero, es fundamentalmente sobre la “paz mental” que nos da saber que, pase lo que pase, tenemos un plan.

Buscando el bienestar, pero con un plan financiero

La psicología positiva promueve el bienestar emocional basado en pilares como emociones positivas, compromiso, relaciones, propósito y logros. Y en nuestro país, esos logros muchas veces están vinculados con la estabilidad económica. La educación financiera nos permite mantener nuestras finanzas sanas y manejarlas de manera eficiente, y eso nos da libertad para disfrutar de los pequeños placeres de la vida, sin preocuparnos por las deudas. Porque, como bien lo decía la abuela: “el que guarda, siempre tiene”, y en este caso, tener no sólo es dinero, sino también bienestar y tranquilidad.

Al final del día, la felicidad en México se encuentra en la convivencia, el humor y, sí, en una buena administración financiera. Así que, mientras seguimos decorando nuestro “hoyo” con flores, también es momento de pensar en cómo vamos a pagar esas flores sin endeudarnos en el proceso.