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Drama y suspenso en los Bancos Centrales

Con tanto cambio ocurriendo y por ocurrir en Banxico —su reciente vuelta en U en las tasas de interés y la especulación en los mercados en torno a las implicaciones del cambio de gobernador por venir en enero—sería perdonable si has perdido el hilo de lo ocurre en bancos centrales extranjeros. La buena noticia es que ese hilo está lleno de drama y suspenso. Entonces, tu “tarea” de ponerte al día podría resultar entretenida.

FILE PHOTO: The Federal Reserve Board building on Constitution Avenue is pictured in WashingtonREUTERS, X90143

Porque, fuera del país, estamos viviendo dos transformaciones de estrategia de política monetaria bastante dramáticas, una ya en su segundo año en Estados Unidos, y otra anunciada apenas este mes en la zona del euro. Al mismo tiempo, crece el suspenso en torno a quién presidirá la Reserva Federal en el 2021. Comencemos por los cambios de estrategia.

Después de un largo proyecto de consulta, el año pasado la Reserva Federal anunció diversos cambios en su marco de política monetaria de los cuales se destacan tres. Primero, hizo explícito que su objetivo de inflación de 2% no es un máximo sino un promedio. Llevaba años alegando lo mismo en sus comunicados, pero, dado que desde hacía años rara vez alcanzaba esa tasa y cada vez que la economía agarraba vuelo se precipitaba en restringir su postura —no por observar inflación sino para prevenirla—, nadie se lo creía. Su anuncio fue un intento por restaurar credibilidad al respecto.

Segundo, la Fed explicó que ahora basaría sus decisiones ya no en datos meramente sugestivos de que la inflación esté por acelerarse o de que los datos laborales estén por mejorar sino en datos contundentes observados de inflación y empleo. Tercero, que dejaría de obsesionarse por una cierta tasa de desempleo como predictor de presiones inflacionarias porque, como confesó haber descubierto, el nivel máximo de empleo consistente con precios estables no es ni fijo ni observable.

Inicialmente, la reacción del mercado fue de bajo volumen. Estos anuncios se publicaron en agosto de 2020, en un momento de alta incertidumbre por la crisis de Covid, cuando estábamos bastante distraídos todos lidiando con cubrebocas y cuarentenas y contemplando nuestra mortalidad. Con el paso del tiempo, sin embargo, con la sorprendentemente veloz recuperación en las valuaciones bursátiles y abruptos cambios debido a cuellos de botella en ciertos precios con fuerte impacto en los índices de precios al consumidor, las alzas en las tasas de rendimiento de los bonos revelaron que el mercado no le creía a la Fed. El rendimiento del bono del Tesoro de EU de 10 años, que había estado en 0.51% en agosto de 2020, alcanzó una tasa de 1.74% el 31 de marzo de este año.

Incluso, antes de su reunión de junio, todavía se especulaba que la Fed iba a recapitular y comenzar a hablar de bajar su ritmo de compras de activos o incluso de elevar tasas de interés más pronto de lo anticipado. No hizo ninguna de esas cosas y parece que su terquedad dio fruto: la tasa de rendimiento del bono del Tesoro de 10 años ahora ha bajado nuevamente: ronda el 1.30 por ciento.

En mi próxima participación en esta publicación, compartiré más drama y suspenso en los bancos centrales narrando el anuncio de cambios estratégicos en el Banco Central Europeo y la incertidumbre que surge por los cambios a venir el año próximo en la composición del comité de política monetaria de la Fed.

*President and Head of Asset Allocation at TransEconomics.

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