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Sistema de crédito social, cuando la vida depende de una calificación

Confesar la falta propia, el crimen, requiere de sinceridad, misma que viene con el reconocimiento de haber violentado la norma. De aplicarse el proyecto en China, hará innecesaria las gestiones de investigación y la confesión, instaurando una sociedad de vigilantes y vigilados.

Reuters

El formato de las series policiales y judiciales es terapéutico. Capítulo tras capítulo, los equipos de investigación reconstruirán los hechos, de modo que para el espectador no quede duda de que el señalado como culpable es realmente culpable. Los episodios terminan una y otra vez, salvo excepciones que confirmarán la regla, con la confesión sincera y voluntaria del culpable, que validará las pruebas en su contra reunidas por los investigadores. Un proyecto iniciado por China en el 2014, y que deberá ponerse en marcha en el 2020, podría hacer que se prescinda del acto de la confesión voluntaria de sus ciudadanos, al implementar un sistema de crédito social, en el que cada individuo tendrá un perfil público en el que quedarán asentadas las calificaciones dadas por los otros a cada uno de sus actos.

Confesar la falta propia, el crimen, requiere de sinceridad, misma que viene con el reconocimiento de haber violentado la norma. De aplicarse el proyecto en China, hará innecesaria las gestiones de investigación y la confesión. Bastará con hacer una consulta rápida al perfil de reputación del ciudadano para saber si es alguien o no de fiar. La base de datos estará alimentada por todos aquellos con los que la persona bajo sospecha tenga un contacto. Acceso al crédito financiero, a ser contratado para un trabajo, a ingresar a una institución educativa, estará determinado por la calificación que arroje el perfil. Para cuidar la buena calificación, cada persona deberá vigilar que cada uno de sus actos sea acorde a la regla, deberá “autodisciplinarse”, término utilizado en el documento titulado “Esquema de planificación para la construcción de un sistema de crédito social (2014-2020)”, del 2014, y que fue divulgado por el gobierno central chino entre todas las dependencias estatales, en el que se detalla el plan, los objetivos y sus alcances.

“La economía de mercado moderna es una economía de crédito, establecer y completar un sistema de crédito social es un paso importante para rectificar y estandarizar el orden de la economía de mercado, mejorar el entorno crediticio del mercado, reducir los costos de transacción y prevenir el riesgo económico, es un requisito urgente para reducir la interferencia administrativa gubernamental en la economía y el perfeccionamiento del sistema de economía de mercado socialista”, se puede leer en el documento, cuya traducción al inglés realizó y puso en línea Rogier Creemers en su blog dedicado a temas sobre la ley y la política de los medios en China.

Algunos términos utilizados en el documento llaman la atención por la conceptualización que se hace de ellos. “Sinceridad” es uno de los que aparece reiteradamente. “La sinceridad en los asuntos gubernamentales es la base de la construcción del sistema de crédito social, el nivel de sinceridad de todo tipo de actores gubernamentales juega un importante modelo y papel de guía para la construcción de la sinceridad entre otros sujetos sociales”, se puede leer en el proyecto.

“La sinceridad social es la base para construir el sistema de crédito social; sólo si hay un trato sincero mutuo entre los miembros de la sociedad —y sólo si la sinceridad es fundamental— será posible crear relaciones interpersonales armoniosas y amistosas, estimular el progreso de la sociedad y la civilización, y establecer la armonía social, la estabilidad y un largo período de paz y orden”. La sinceridad ya no es aquí lo que uno confiesa de sí, decir verdad de uno mismo, sino lo que otros califican de la persona, teniendo como criterio valores instaurados por el sistema. El trato sincero es hacer de acuerdo con los valores positivos de este sistema, que redundará en una buena calificación. El incumplimiento de los valores llevará a una mala calificación, cayendo en el rechazo por parte de los otros. Sobre el rechazo, el documento detalla que serán los maestros y las instituciones educativas quienes difundan los valores deseables, e incluso marca un calendario para la celebración de los mismos.

El documento proyecta una comunidad de vigilantes y vigilados, con instituciones que replican el modelo en todos los niveles y en todos los ámbitos. A diferencia del sistema blockchain de Bitcoin, donde el modelo requiere que la aceptación de un nuevo bloque de transacciones pase por la certificación de todos quienes se ocupan del sistema del libro contable de la criptomoneda, y que hace innecesario el gobierno de una entidad central que avale cada movimiento, el sistema descrito en el documento del gobierno chino expone que si bien el sistema de calificaciones se implementará en todos sectores de la vida del país —empresas, instituciones de gobierno, instituciones de justicia, desempeño de cada profesional que ofrezca sus servicios y de las interacciones personales de cada individuo—, todo estará vigilado por una entidad que estará por encima de todo, vigilando la buena operación del sistema de crédito social.

Serán calificados de “personas no confiables” los que incumplan el pago de un préstamo, adquieran deudas, hagan fraudes, se hagan acreedores a multas de tránsito e incluso expresen opiniones en contra del gobierno. El sistema de puntaje determinará la aceptación o el rechazo de una persona en la comunidad. La responsabilidad de toda acción recaerá sobre el individuo, y éste, vía la autodisciplina, deberá cuidar la calidad de cada uno de sus actos. Deberá a la vez vigilarse y vigilar a los otros.

Los registros de calificación estarán disponibles para el gobierno en todo momento. No importa si la base de datos es de un banco, de un página de compras online o de un foro donde se califique la atención de un médico dada a un paciente. No mediará orden judicial, no habrá violación de la información personal, en la medida que los datos son aportados por los otros, no por la persona.

En las series judiciales y policiacas es común que se den pistas al espectador que señalan al culpable. Desde su posición privilegiada, sabe antes que los investigadores quién fue el responsable del crimen. La certeza de la culpabilidad le acompañará durante el desarrollo del capítulo, que se hará verdad al final, cuando tanto investigadores como el culpable develen lo sucedido. Bajo el sistema que pretende instaurar China, bastará con sentarse ante una terminal para saber en tiempo real quién ha obrado bien y quién mal, en un sistema de calificaciones que no toma en cuenta el motivo de la falta, sino sólo la acatación o no de la norma.

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