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Cárceles no logran contener a capos

Mientras las autoridades mexicanas luchan para encarcelar a los narcotraficantes, las prisiones tienen dificultades para evitar que se fuguen.

Laredo. Mientras las autoridades mexicanas luchan para encarcelar a los narcotraficantes, las prisiones tienen dificultades para evitar que se fuguen.

Cientos de peligrosos reos se han escapado de cárceles ubicabas a lo largo de la frontera estadounidense en meses recientes, algunos a través de espectaculares fugas dignas de película y otros simplemente caminando hacia la salida.

La racha de fugas llega en un momento en que el gobierno mexicano y sus consultores de Estados Unidos están inmersos en una reconfiguración a fondo del sistema federal de prisiones.

Sin embargo, las reformas realizadas en el país no han logrado mejorar las condiciones de seguridad en el sistema estatal de cárceles, que es mucho mayor.

El pasado 17 de enero en el estado de Chihuahua, más de una docena de prisioneros escaparon de una cárcel estatal cuando sus colegas criminales atacaron a los guardias con armas largas y derribaron la barda perimetral con un camión.

En julio pasado, los custodios de una cárcel en la entidad de Durango liberaron a un grupo de sicarios y les proporcionaron armas y vehículos para llevar a cabo una masacre de 17 integrantes de una banda rival.

Pero la peor vergüenza para el gobierno mexicano ocurrió en diciembre del año pasado en esta urbe fronteriza, cuando 153 prisioneros salieron por su propio pie de una cárcel estatal y abordaron una caravana de un cártel de las drogas, en lo que constituyó la mayor huida colectiva en la historia de México.

A la fecha ni uno solo de los fugitivos ha sido recapturado.

Yo los encierro y ellos los sueltan , dijo con frustración el presidente Felipe Calderón, culpando a los funcionarios locales.

El incidente de Nuevo Laredo ocurrió tres meses después de otro evento parecido acontecido en el mismo estado de Tamaulipas, cuando escaparon 85 reos.

Un total de 350 reos se fugaron de cárceles tamaulipecas el año pasado, según conteos de diversos medios, de los cuales sólo uno ha sido recapturado.

Se cree -la evidencia así lo soporta- que enormes sectores del gobierno estatal de Tamaulipas están infiltrados por el Cártel del Golfo, así como por sus rivales, Los Zetas.

Penalistas expertos coinciden en que el motivo del colapso de la seguridad del sistema carcelario se debe a que el gobierno federal lanzó su ofensiva en contra de las narcomafias antes de desarrollar un sistema penitenciario capaz de mantener encarcelados a sus miembros.

Además, coinciden en que el resultado de dichas medidas es que decenas de miles de reos, incluyendo a altos mandos de los cárteles, están recluidos en cárceles inadecuadas, sin recursos, sobresaturadas y con carcelarios ineptos.

Lo peor de todo es que muchas de ellas están bajo el control de los propios grupos criminales.

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