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#8M2021: aborto, derecho básico y tema fundamental de salud pública
Los abortos suceden aun cuando estén penalizados. Las mujeres pobres o de estratos sociales bajos son significativamente más propensas a morir al interrumpir sus embarazos. La lucha por la despenalización del aborto pretende crear un ambiente de seguridad para las mujeres.
Sólo en la Ciudad de México y Oaxaca se ha despenalizado el aborto en todas sus causales siempre que éste se efectúe antes de la semana 12 de gestación. El país tiene 32 estados, es decir, ni siquiera 6% del territorio ha avanzado en garantizar los derechos reproductivos a las mujeres. Al menos 600 mujeres han muerto a causa de complicaciones por abortos inseguros del 2002 al 2016.
La lucha verde, el color que representa a la campaña internacional por la despenalización del aborto, busca la implementación de sistemas de salud pública integrales que fomenten la educación sexual, la planificación familiar y los derechos reproductivos. Además de adicionar la perspectiva interseccional a los sistemas de salud, de modo que las mujeres más vulnerables puedan ejercer efectivamente estos derechos.
A escala global entre el 5% y el 13% de las muertes maternas son atribuibles a abortos inseguros o clandestinos, lo que representa a miles de mujeres. Y aunque parecería que el porcentaje de mujeres que mueren en estas condiciones es bajo, la particularidad del problema es quiénes son estas mujeres, adolescente e incluso niñas que mueren por intervenciones mal practicadas o insalubres.
En México, la más reciente actualización de la Endireh (Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones dentro de los Hogares) del 2002 al 2016 se reportaron 624 muertes oficiales de mujeres relacionadas con un aborto —más las que pudieron ser complicaciones de este procedimiento pero que se registraron con otra causa— de las cuales, la mayoría presentaba condición socioeconómica baja, rezago educativo y eran mayoritariamente solteras.
Estas cifras muestras dos aspectos fundamentales: lo primero, los abortos suceden aun cuando estén penalizados y, lo segundo, las mujeres pobres o de estratos sociales bajos son significativamente más propensas a morir al interrumpir sus embarazos.
La lucha por la despenalización del aborto, entonces, pretende reducir esas brechas que dejan a las mujeres más vulnerables en situaciones donde no sólo exponen su libertad civil al intentar interrumpir embarazos que no desean en territorios donde la libertad sobre los cuerpos todavía se castiga; también ponen en riesgo sus vidas.
“Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto seguro para no morir” es la consigna que acompaña las movilizaciones y que está plasmada en cada uno de los pañuelos verdes en las marchas. Esto resulta fundamental para entender la verdadera demanda de las mujeres:
• Un sistema de educación sexual interseccional, que alcance a impactar en todas las mujeres y especialmente en aquellas en comunidades marginadas o con acceso escaso a información
• Un sistema de seguimiento que implique que además de formación, garantice a la población el acceso a diversos métodos anticonceptivos de manera gratuita, así como programas de planificación familiar y prevención de enfermedades
• En caso de embarazos no deseados, porque ningún método es 100%, por violencia sexual o por complejidades económicas o emocionales, un sistema de salud reproductiva especializado y con condiciones aptas para realizar la interrupción del embarazo, así como para dar seguimiento y acompañamiento psicológico y clínico de manera gratuita
La sexualidad y el aborto deben ser considerados temas de salud pública. Porque lo son. Entre las preferencias religiosas, los mitos sobre el procedimiento y un ambiente de misoginia y prejuicios, se desvía una cuestión de derechos básicos hacia una discusión de valores o ideales. De acuerdo con el estudio Mitos y preguntas sobre el aborto de la organización GIRE (Grupo de Información en Reproducción Elegida) la prevalencia de estos estigmas en torno al aborto sigue dificultando su despenalización y generando complicidad de las muertes de decenas de mujeres en el país a causa de la clandestinidad.
¿Cuáles son los mitos sobre el aborto?
1. El aborto viola el derecho a la vida: falso
El más básico y fundamental de todos los derechos humanos, el derecho a la vida, se le es otorgado a cualquier persona a partir de su nacimiento. Aunque el debate sobre el inicio de la vida es más complejo y puede interpretarse bajo distintas concepciones sociales y religiosas, en el marco de las legislaciones internacionales y constitucionales las personas se convierten en titulares de sus derechos en el momento en que nacen. No antes.
La protección a la vida prenatal requiere necesariamente proteger ante todo los derechos reproductivos de las mujeres gestantes (ya nacidas y titulares de derechos: parece obvio, pero no lo es tanto) y no ir en oposición a ellos, dicta la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
2. Interrumpir el embarazo es traumático y provoca trastornos: falso
Más allá de los ideales, las experiencias aisladas o las falsas noticias, de acuerdo con la OMS (Organización Mundial de la Salud), la ciencia muestra que no existe evidencia alguna para relacionar el aborto con algún trastorno psicológico, enfermedad emocional o problemas en la salud mental de las mujeres.
Por el contrario, la evidencia científica arroja que el miedo a ser criminalizadas, estigmatizadas, revictimizadas y hasta castigadas penalmente es uno de los principales factores que pueden aumentar los niveles de estrés, provocar depresión o incidir emocionalmente en las mujeres que interrumpen su embarazo.
3. Las mujeres que abortan son irresponsables y egoístas: falso
La maternidad tiene que ser deseada, siempre. En cualquier caso, que no sea de ese modo, las mujeres deben tener acceso a decidir sobre sus cuerpos y la garantía del Estado para no poner en riesgo sus vidas. La decisión de interrumpir un embarazo no resta valor a las mujeres y tampoco indica que fueron sexualmente irresponsables, muchas mujeres no tienen acceso a educación o información, muchas otras no tienen los recursos para utilizar algún método anticonceptivo, y en todo caso, todos los métodos pueden fallar.
Las mujeres tienen el derecho a decidir si sus planes de vida, sus contextos emocionales o económicos o las condiciones que formaron al producto encajan con la maternidad. Y, de hecho, al menos en la Ciudad de México, la mayor parte de las mujeres que abortaron aseguran que fue la mejor decisión, que optaron por no ser madres en dicho momento y la razón predominante fue “ser mejores madres posteriormente”, de acuerdo con datos recopilados de las clínicas ILE.
4. Y no, despenalizar el aborto no generará más abortos: muy falso
Despenalizar el aborto busca exclusivamente proteger y hacer efectivos los derechos a la salud de las mujeres, especialmente las más vulnerables. Sus derechos a un sistema integral que les acerque la educación sexual, el seguimiento y los recursos para prevenir y procedimiento especializados y gratuitos para que no arriesguen sus vidas con abortos inseguros o clandestinos.
Las estadísticas muestran que en los países donde se ha despenalizado el aborto se ha reducido de manera importante la mortalidad a causa de estos procedimientos y adicionalmente también bajó la incidencia de interrupciones del embarazo, consecuencia de la implementación de sistemas de educación sexual y reproductiva integrales.
Penalizar el aborto no sólo fomenta la clandestinidad y las muertes de mujeres, agrava situaciones de violencia, pobreza o marginación. Vulnera los derechos a la igualdad, a una vida libre de violencia, a la privacidad y la autonomía sexual y reproductiva, a la información y especialmente el derecho básico a la salud.
La maternidad será deseada. Siempre.