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Amanda de la Garza, una visión mexicana en el Reina Sofía
La antropóloga e historiadora del arte, quien asumirá la Subdirección Artística de uno de los museos más importantes en el mundo, reconoce un momento de transformación para los museos en temas como la equidad de género y la decolonización.
Durante la Semana del Arte, ocurrida la semana pasada, la noticia sobre la contratación de la antropóloga e historiadora del arte Amanda de la Garza (Monclova, Coahuila) como subdirectora artística del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, mundialmente conocido como Museo Reina Sofía, en Madrid, España, fue uno de los highlights profusamente comentados por la comunidad del arte y la prensa especializada en el país.
En abril próximo, De la Garza, quien en 2020 asumió la dirección del Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) y de Artes Visuales de la UNAM, quedará establecida en el que es considerado como uno de los recintos expositivos más importantes del orbe, custodio de una colección que comprende obras de varios de los artistas más relevantes del arte moderno y contemporáneo en el mundo, como Pablo Picasso, Salvador Dalí, Louise Bourgeois, René Magritte, Marina Abramovic, Francis Bacon, Alexander Calder y Mark Rothko, así como los latinoamericanos Diego Rivera, Eva Lootz, León Ferrari, Fernando Botero y Melanie Smith, por mencionar un puñado representativo.
Así, De la Garza cerrará un ciclo de una docena de años de relación con el MUAC, donde antes de 2020 fungió como curadora adjunta y quien, durante su dirección, encaminó la conversión del museo para una política con perspectiva de género, así como para establecer una nueva política de exhibición de la colección y del diseño. También le tocó administrar un museo que permaneció cerrado por un año y ocho meses y, sin embargo, supo hacer la conversión al plano digital para ser aún vigente, funcional y propositivo.
Un cambio de visión
El Economista conversa con Amanda de la Garza sobre su próxima incorporación al Reina Sofía y el trabajo que culmina.
“El MUAC ha sido mi casa. Aquí me he formado profesionalmente. Lo he visto crecer, consolidarse, profesionalizarse cada vez más y ocupar un lugar preponderante en el ámbito del arte contemporáneo. La operación de una institución tan grande me ha dado herramientas fundamentales tanto a nivel creativo e intelectual como de gestión. Y me llevo todo eso. En ese sentido, creo que (al Reina Sofía) puedo aportar una mirada desde América Latina sobre el arte”, comparte de inicio.
De la Garza reconoce un momento de cambio en los criterios de las instituciones culturales de alcance global, “con preguntas importantes sobre el pasado y de cómo pueden convertirse en organismos mucho más diversos. Sin duda se está gestando un replanteamiento en los museos de todo el mundo sobre la relaciones históricas y geopolíticas, también en las relaciones de género y los procesos de decolonización. Es un momento fundamental para las instituciones no solamente culturales sino en general, en la sociedad global. Vivimos un cambio histórico que va a tener efectos no sólo en el aspecto artístico sino social”.
La también maestra en Ciencias Antropológicas por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) expresa el afán de virar el periscopio no solamente hacia América Latina; tiene claridad sobre las relaciones globales como una obligación.
¿Hacia dónde tiene que virar un museo de tal envergadura?
“Hay algunas preguntas que no me compete responder todavía. Pero hay un equipo muy profesional en las colecciones del Reina Sofía y creo que, bajo la visión del director, Manuel Segade (nombrado en 2023), tendremos que plantearnos hacia dónde queremos ir. Pero ya se ha hecho un buen trabajo base, por ejemplo, de adquisición de arte latinoamericano. Aunque no sólo se trata de nutrir el acervo sino de la manera en la que se difunde y se cura. Sin duda, el horizonte es muy positivo y me entusiasma”.
A lo largo de sus 15 años de existencia, el MUAC –concuerda– se afianzó como un foro de contraste, un espacio para la discusión política, pública y social; un terreno para el debate. Pero, –se le pregunta–, ¿es posible que instituciones tan grandes, de alcance mundial, también puedan ser nodos para el contraste de ideas?
“Yo creo que sí y de múltiples maneras: a través de la curaduría, pero también de la programación pública. En los últimos años ha habido proyectos muy relevantes en el Reina Sofía de vinculación con las comunidades migrantes en Madrid, por ejemplo. En fin, hay un conjunto de iniciativas que el museo ha impulsado y a las que será fundamental dar continuidad. Pero sí, es prudente replantear los propios fundamentos de las instituciones, es decir, los fundamentos con los otres. Hay que repensar el lugar del museo, las relaciones con diferentes tipos de comunidades y no nada más con una visión generalizada del público, y esto obliga a las instituciones a cuestionarse a sí mismas”.
Documentar y archivar
El arte contemporáneo en toda su amplitud puede ser incontenible, con expresiones efímeras en esencia, como el performance, la colectividad o el activismo social, para las que las instituciones deben reforzar el trabajo de archivo. El MUAC ha sido mascarón de proa en este apartado a través del Centro de Documentación Arkheia (coordinado por Sol Henaro), repositorio hasta ahora de 54 acervos documentales que dan cuenta y fundamento del quehacer artístico en el país. Al respecto, De la Garza reflexiona:
“Hemos tenido la oportunidad de tener obra performática, intervenciones y acciones que revitalizan la experiencia estética y que dan cuenta de las transformaciones del arte contemporáneo. Sin duda es parte de nuestra obligación revisar esos momentos del arte, y en el MUAC hemos puesto especial énfasis”, concluye.