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Arte e Ideas

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Contagio a ciegas

Una investigación científica acaba de concluir que las emociones son contagiosas. Hasta ahí, nada nuevo. Eso lo sabe cualquiera que haya asistido a una función de comedia, a un estadio de futbol, a una manifestación política o un asalto bancario.

Una investigación científica acaba de concluir que las emociones son contagiosas. Hasta ahí, nada nuevo. Eso lo sabe cualquiera que haya asistido a una función de comedia, a un estadio de futbol, a una manifestación política o un asalto bancario.

Lo interesante del experimento está en dos cuestiones. La primera, que ese contagio emocional se da inconscientemente y sin interacción directa entre las personas. La segunda, que el experimento fue realizado a costas de casi setecientos mil usuarios de Facebook (689,003).

Experimentos previos de laboratorio habían demostrado que las emociones, positivas y negativas se transferían entre personas. Pruebas más polémicas habían aventurado que emociones más complejas y duraderas, como la depresión o la felicidad, también podían transferirse a través de redes.

El experimento en Facebook pretendía demostrar que ese contagio emocional era posible sin existir interacción entre las personas. Simplemente manipulando la cantidad de contenido positivo o negativo del news feed.

De acuerdo al reporte del experimento, cuando las expresiones positivas se reducían, la gente empezaba a producir menor cantidad de posts positivos. Mientras que si se reducían las negativas, lo contrario ocurría. La conclusión del experimento parece obvia, pero no lo es tanto. Indica que las emociones expresadas por otros en Facebook influencian las nuestras, o sea que el contagio emocional en escala masiva es posible en las redes sociales.

También, y esto es quizá más interesante, sugiere que la interacción con otras personas, y la comunicación no verbal, no son estrictamente necesarias para el contagio emocional. Qué basta la observación de las experiencias positivas o negativas de otros para tener uno mismo una experiencia positiva o negativa.

El experimento no era tan simple. Uno de los primeros dilemas era en determinar si existía contagio o no. Cuando hay interacción directa entre dos personas, la propia interacción afecta el resultado. De la misma manera que interactuar con una persona tranquila o feliz suele ser agradable y una persona violenta o deprimida, desagradable. El resultado del contagio emocional no está en la exposición a la emoción, sino en la interacción con el otro.

Antes del experimento se había sugerido que la exposición a la felicidad de otros en las redes sociales podía provocarnos depresión, por aquel conocido efecto de estamos solos juntos , discutido en el libro: Solos juntos: Por qué esperamos más de la tecnología y menos de los demás de Sherry Turkle.

Experimentos previos habían probado que podía existir el contagio emocional a través de medios de comunicación electrónicos basados en texto. Que hay un contagio psicológico y fisiológico en redes sociales; y que las expresiones emocionales de la gente pueden predecir las expresiones emocionales de sus amigos, incluso días después. Lo que no existía, era la prueba de que estos estados de ánimo o emociones podían contagiarse en ausencia de dicha interacción.

Sucedió más o menos así. La gente expresa sus emociones con frecuencia en Facebook, y luego sus amigos ven lo que compartieron. Puesto que todos sus amigos producen más contenido del que es posible ver, el News Feed filtra posts, historias y actividades. El News Feed es la manera principal en que la gente ve lo que comparten los demás. Lo que se muestra u omite, es determinado por un algoritmo que Facebook continuamente modifica tratando de encontrar el punto justo en que se te compartan las cosas que más te parezcan relevantes y de interés.

Uno de los aspectos que quería reportar el estudio era si los posts con contenido emocional eran más relevantes y de interés para los usuarios. El experimento manipuló entonces la cantidad y tipo de expresiones emocionales a los que se enfrentaban ciertas personas. Después se pretendió analizar si estos influían en lo que ellos mismos compartían más tarde. O sea, si el recibir contenido emocional impulsaba a compartir contenido emocional, y si este era consistente con el estímulo.

La mayoría de los lectores pueden estar tranquilos. El experimento se circunscribió a aquellos que usan Facebook en inglés, en enero de 2012 durante una semana. La calificación (positiva o negativa) de lo que compartían se determinó en base al lenguaje del mensaje. El experimento se dio en dos partes paralelas, para emociones positivas y negativas. En la primera, se redujo el contenido emocional positivo del News Feed, en la otra, el contenido emocional negativo. No se eliminaron posts, que seguían disponibles en los muros de los demás, sólo se filtró el contenido que se veía en el News Feed al conectarse.

Muchos de los comentarios que circularon después del experimento se centraron en condenar a Mark Zuckerberg y a su empresa. Aunque el experimento no violó el acuerdo de términos y condiciones y la empresa argumenta que de todas maneras el algoritmo del News Feed se cambia constantemente; para muchos el experimento es cuestionable y perturbador. La manipulación de la gente cual conejillo de Indias, en un sitio donde las interacciones llegan a ser de carácter personal e íntimo, se percibió de entrada como algo cruel.

Lo cierto es que al haberlo realizado así, el resultado es más relevante que si hubiera habido conocimiento previo por los usuarios y estos hubieran actuado diferente al saberse observados . La conclusión es doble: las emociones son contagiosas y los usuarios de redes sociales podemos ser manipulados inadvertidamente.

El anuncio deja un regusto preocupante. Los devotos de las teorías de conspiración suman una más a su arsenal, una de cariz casi orwelliano. Al igual que con las revelaciones de Snowden, el espionaje de la NSA, medios y gobiernos (sin mencionar las intenciones de control de contenidos en redes expresadas por ciertas torpes legislaciones recientes) queda la sensación de que preguntas más relevantes, específicamente relacionadas con las expectativas de privacidad y ética en la red, son dejadas de lado cada vez más.

Twitter @rgarciamainou

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