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Arte e Ideas

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Convergencias de dos visiones del diseño

Andrew Lewis, experto en diseño de monedas, y Julius Wiedemann, editor de diseño de Taschen, coinciden en que hay que obedecer a la curiosidad para alimentar la creatividad.

“Diseño como función y el arte como emoción”

Andrew Lewis

Xalapa, Ver. El director de arte y diseñador canadiense, especialista en diseño de monedas y estampillas, tiene un palmarés de talla internacional. Ha sumado al diseño de imagen de marcas como Perrier, Vespa, Condé Nast, Starbucks y Visa, por mencionar un puñado.

Andrew Lewis también es poseedor de varios de los premios internacionales de mayor prestigio en el mundo y actualmente conocido por ser el creador de la moneda de 2 euros. Su vínculo con México es tan cercano como el de la amistad entre su país y el nuestro, toda vez que fue el encargado de diseñar el logotipo que distinguió a la conmemoración por los 70 años de relaciones diplomáticas, en el 2014.

Se califica como un curioso y un viajero incansable. Considera que ambos factores son esenciales para la profesión que defiende. Ésa es la razón por la que decidió llamar “Dando la vuelta” a la conferencia magistral que este sábado impartirá en el marco del Congreso Internacional de Diseño 2018 (CID 2018), en Xalapa, Veracruz.

Cuestionado sobre sus impresiones respecto a la calidad del diseño del dinero en América Latina, remarca una diferencia entre el diseño mexicano y el del resto de la región.

“Creo que la moneda de 10 pesos mexicana es la mejor del mundo. No he visto ninguna igual, es tan llena de historia y tan moderna. Es mi favorita. Algunas de las monedas latinoamericanas son terribles, pero en general el diseño (de monedas) en México es el número uno”, asegura.

Explicó que la complejidad del diseño de una moneda o un billete yace en la obligación de proyectar la esencia del país de donde proviene o la cultura que le rodea. “Tienes que aludir a un público más grande: atraer tanto a jóvenes como a adultos, y eso es aún más complicado, una mayor responsabilidad que la de diseñar posters”.

Sobre si considera el diseño como una forma de arte, es claro cuando dice que son distintas pero que pueden coexistir: “Hay frases célebres que se refieren a esto, pero la mía, muy personal, es que el diseño tiene una función y el arte tiene que ver más con la emoción”.

Por último, sobre su opinión de lo que debe caracterizar a un verdadero diseñador, asegura que en la actualidad hay muy pocos de ellos: “Un verdadero diseñador no sólo se enfoca en el diseño gráfico, sino que se fija en el todo y sabe tanto de diseño de alfombras como de zapatos o de playeras.

“Incluso si alguien se dedica exclusivamente al diseño gráfico tiene que tener esa amplia base de conocimientos, y muy poca gente los tiene”, refiere. Aconseja viajar, conocer, conversar para enriquecer el oficio. “No necesariamente tienes que viajar por el mundo, pero sí ser un curioso incansable”, concluye.

“Reinventar la enciclopedia”

Julius Wiedemann

Brasileño de nacimiento, pero un ciudadano del mundo, el editor ejecutivo de Diseño y Cultura Pop de la prestigiada editorial alemana Taschen, como parte del programa del CID 2018, imparte el taller “Rehaciendo la cubierta”.

En dicha charla, Wiedemann comparte su experiencia como diseñador de más de 80 libros, los cuales han vendido alrededor de 1.5 millones de ejemplares en todo el mundo, con temas tan diversos como robótica, arte moderno o cultura popular.

Wiedemann trabaja para la editorial alemana desde hace 17 años y ha sido pieza fundamental de su consolidación como una casa que ha devuelto la calidad de libro fetiche a sus productos y que ha evitado la merma por la digitalización de la información, en gran parte gracias a la calidad de su diseño.

“El libro tiene que ver con mi personalidad. Yo soy curioso, me encanta aprender cosas nuevas, y cada libro es una oportunidad de entrar en un nuevo mundo. Como editor tengo la función más de mirar el producto y el contenido, y decir cómo podemos hacerlo de una manera en la que la gente se interese más”, refiere.

Asegura que, a diferencia de los libros de ficción, los cuales “son mucho más libres”, trabajar para ediciones que son lo más cercano a una enciclopedia requiere de criterios muy particulares.

“(Para el diseño de libros) hay una dinámica que utilizo mucho a la que llamo ‘30-30-40’: 30% la zona de confort, donde la gente se identifica con algún elemento: ya sea un color, un icono o el propio nombre del autor.

“(Otro) 30% es la zona de curiosidad, en la que el lector se pueda interesar por algo nuevo que llame su atención; y 40 (por ciento), la zona de aprendizaje, cuando abre el libro, comienza a leer y aprende algo nuevo. Al final, la invitación es a que la gente utilice su tiempo. Y captar el tiempo de la gente es un trabajo muy complejo”, dice.

Sobre la digitalización de libros, asegura que si bien es un desafío para el papel, la debacle aún no ha sucedido. “En Taschen nos concentramos en el impreso porque entendimos que es como pensamos. El digital tenía un montón de ventajas, al menos para el área de arte, diseño, fotografía y áreas creativas, el mercado no está preparado para consumirse en digital”, afirma.

Se fundamenta cuando evoca la frase del poeta brasileño Ferreira Gullar: “El arte existe porque la vida no basta”. Con base en ella, afirma que uno de los intereses de la editorial para la que trabaja es expandir el concepto de lo que el público piensa que es arte.

Se sincera cuando dice que el desafío más grande de su labor es el de la curaduría de la información que finalmente se imprime en un libro.

“Todo nuestro trabajo se reduce a comunicar por qué una imagen es elegida. La curaduría es la parte fundamental y 90% de mi trabajo. Ahora estoy haciendo un libro sobre ilustración y ciencia; tengo seguramente a mi disposición 4 millones de imágenes, pero quiero colocar unas 400. Se trata de reducir a la esencia del tema. De alguna manera es como reinventar la enciclopedia”, concluye.

El CID 2018

Xalapa será hasta el 3 de noviembre la capital del diseño en México, con expertos en diseño gráfico, industrial, arquitectura, animación, curaduría y diseño de programas para el beneficio social.

ricardo.quiroga@eleconomista.mx

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