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Demostrado: mujeres atontan a hombres

Aunque no lo admitamos o queramos negarlo, prácticamente todos los varones nos hemos sentido tontos ante una o varias mujeres.

Aunque no lo admitamos o queramos negarlo, prácticamente todos los varones nos hemos sentido tontos ante una o varias mujeres.

La mala noticia es que la psicología experimental está demostrando que ésta no es sólo una sensación, sino que los hombres de verdad se ponen tontos ante la presencia femenina. Recientemente, la revista Scientific American publicó una revisión sobre el tema.

Desde el 2009, un estudio demostró que el desempeño mental y cognitivo de los varones se ve afectado por la interacción con una mujer atractiva. Recientemente, Sanne Nauts y sus colegas hicieron experimentos que demuestran que incluso la anticipación de la presencia femenina puede afectar, al menos en el grupo de estudiantes de la universidad holandesa con los que se hizo el estudio.

En los experimentos, primero se midió la capacidad de hombres y mujeres en la prueba de Stroop, la que escribe los nombres de colores en colores que no necesariamente corresponden con lo escrito (se pide a los sujetes que nombren el color de la tinta).

Después se les pidió a los participantes que hicieran otro ejercicio en el que serían observados a través de una cámara por alguien de quien sólo se decía un nombre común masculino o femenino y con quien, se avisaba, no podrían tener contacto. A continuación deberían volver a hacer la prueba de Stroop.

Las mujeres no cambiaron su desempeño en la prueba independientemente de si se sentían observadas a través de la cámara por un hombre o por una mujer. En cambio, los varones que suponían que los observaba una mujer se desempeñaron significativamente, pero en la segunda prueba de Stroop.

Los resultados de otro experimento de Nauts son hasta un poco embarazosos, ya que la segunda prueba de Stroop se hacía solo con el aviso de que eventualmente se haría un ejercicio en el que los sujetos serían observados, y con eso bastaba para que el desempeño masculino disminuyera.

Los científicos especulan un poco sobre las razones de este fenómeno, si bien los experimentos no estaban diseñados para buscarlas. Su hipótesis es que existe una mayor presión social para que los hombres (que en el experimento eran todos heterosexuales y jóvenes) causen una buen impresión ante el sexo opuesto, y está demostrado que mientras mejor impresión quiera uno causar, más se entorpece el cerebro.

Aparentemente, estar previendo o imaginando cómo interpretarán otros nuestras palabras y acciones requiere de mucha energía mental.

Para Daisy Greewal, la autora del artículo para Scientific American, está claro que en situaciones en las que nos importa mucho proyectar una buena imagen (otro caso pudiera ser ante un superior jerárquico o una audiencia multitudinaria) se nos dificulta pensar con claridad. En el caso de los hombres, pensar en interactuar con una mujer es suficiente para desordenarles un poco el cerebro , dice la psicóloga social de Yale.

manuel.lino@eleconomista.mx

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