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Arte e Ideas

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El Mesías descubre su destino auténtico

Novela entretenida, pero probablemente la peor entre la brillante colección que es la obra de Enrique Serna. Se deja leer con facilidad, ése es su mayor mérito.

En la serie The Wire, que busca desentrañar la vida total de una ciudad americana, sucede esto: un policía veterano, harto de ver fracasar una y otra vez al sistema de justicia, de su incapacidad no sólo para hacer cumplir las leyes, sino sobre todo de proteger a la gente, llega a un pacto con los vendedores de drogas. Si prometen mantener al mínimo la violencia, la fuerza policiaca les dejará vender su producto en paz en cierto sector abandonado de la ciudad. Es como Ámsterdam , dice alguien, y los vendedorcillos de heroína, que más allá de la supervivencia diaria no saben nada y mucho menos el nombre de la capital holandesa, bautizan ese tianguis narcótico como Hamsterdam .

La solución funciona de perlas: Hamsterdam vive la paz de las zonas rojas, de los tugurios tolerados en los que no hay hipocresía ni se criminaliza al consumidor. Como es de esperarse, esta suspensión de la ley no duró mucho, demolida con todo el peso del statu quo.

Cuando el Estado de Derecho le falla a la gente pierde su derecho a exigir que se cumpla la ley . Eso dice Jesús Pastrana, el protagonista de La doble vida de Jesús, la nueva novela de Enrique Serna. Pastrana, honrado hasta lo odioso, es síndico del gobierno municipal de Cuernavaca. Como el policía aquél de Hamsterdam, Pastrana está harto. Cuernavaca es zona de guerra; de paraíso vacacional ha pasado a camposanto. Es una de las ciudades más peligrosas del país.

A pesar del peligro, el honesto Pastrana tiene sueños de poder. En eso es un político como cualquier otro que se sueña con la banda tricolor. En lo que se distingue es en que de verdad quiere gobernar para la gente, ser un servidor que acabando su periodo se regresa a su casa con sus hijos, su perro, su mujer.

Por una carambola de tres bandas, en la que participa no sólo su partido (el PAD, una versión apenas disfrazada del PAN) también los dos cárteles de drogas que se disputan la plaza, los Tecuanes y los Culebros, Jesús Pastrana es nombrado candidato a alcalde de Cuernavaca.

Esto en una campaña que, evidentemente, hace mímesis de la vida del otro Jesús, el nazareno que -como Pastrana- no ha venido a doblar las manitas sino a combatir de frente el régimen de los injustos.

Convertido en mesías con guayabera, Pastrana crea su propio Hamsterdam: decide armar autodefensas en los barrios más bravos de la ciudad, para que la gente pueda al menos circular sin miedo por las calles de su colonia. Una locura, pero parece funcionar, aun cuando el candidato no tiene ninguna autoridad para andar inventando milicias.

El ahora carismático Jesús Pastrana guarda, sin embargo, un secreto. Una pasión oscura que le quita el sueño. Al candidato se le van los ojos y las nalgas detrás de los transexuales. De uno en particular que conoció en el talón callejero: Leslie, varón de nacimiento pero con tremendos implantes de seno, una chava alocada y tontuela que se trae a Jesús volando bajo. En brazos de Leslie, Jesús se siente como si respirara por primera vez. Como un orgasmo, Jesús asume con ella su destino auténtico como hombre gay.

Leslie tiene sus propios secretos y uno de ellos es que es hermana gemela de cierto personaje que, en otra carambola, acabara teniendo al pobre Jesús de rodillas y encadenado.

Se puede decir que La doble vida de Jesús es la narconovela de Enrique Serna y ésa es su debilidad. Parece un libro inacabado, hecho con la prisa de alcanzar a los acontecimientos de actualidad.

Es cierto, Serna regresa a sus temas usuales: la clase media y su hipocresía, los secretos sexuales que recatadamente se guardan en el buró, el poder y sus empachos, en fin. La novedad es el análisis político de todo el asunto y el retrato de los capos del narco. Hay que decirlo: no son retratos brillantes, son puro cliché. Lauro Santoscoy, el narco que más aparece en la historia, no se siente como un verdadero personaje, sino que más bien es un mero recurso literario que nunca tiene vida.

Hubiera sido más interesante que se explorara más esos vacíos de autoridad en los que un ciudadano honrado se convierte en juez y verdugo.

Novela entretenida pero quizá la peor entre la brillante colección que es la obra de Serna, La doble vida de Jesús se deja leer con facilidad. Ése es su mayor mérito. Si quiere un libro de ciertas aspiraciones literarias para llevar a la playa, éste es.

La doble vida de Jesús,

de Enrique Serna

Editorial: Alfaguara

Precio: $289

concepcion.moreno@eleconomista.mx

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