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El Tren Maya presumía tener una base científica, pero careció de ella

En su momento, Rogelio Jiménez Pons, quien desde diciembre de 2019 y por dos años fue director de Fonatur, aseguró que desde el rigor científico el proyecto era viable, “aunque no hay obra con impacto cero”.

El presidente López Obrador encargó a la Sedena rehabilitar las carreteras que sufrieron daños por la construcción del Tren Maya.

El presidente López Obrador encargó a la Sedena rehabilitar las carreteras que sufrieron daños por la construcción del Tren Maya.

La construcción del Tren Maya ha sido criticada por su falta de sustento tanto científico como de consensos comunitarios para su construcción. Este proyecto representaba retos enormes de biodiversidad, pueblos indígenas, riqueza ancestral, arqueológica y antropológica, por ello en su momento se estableció que el Fondo Nacional de Fomento al Turismo sería el encargado principal del proyecto.

En 2019, Rogelio Jiménez Pons, quien desde diciembre de aquel año y por dos años más se desempeñó como director general de Fonatur, aseguraba a El Economista que desde el punto de vista científico el proyecto era viable. “Aunque sabemos que no hay obra humana con impacto cero, serán muy importantes las medidas de mitigación que se hagan”.

Confirmaba que se iban a buscar las “mejores alternativas de desarrollo” y éstas debían tener “una base científica, real y objetiva”. Agregaba que teníamos que “trascender a las ocurrencias y meternos a que las propuestas y obras permitan que la inversión pública trascienda a otras esferas y se multiplique”.

Entonces explicaba que no era casualidad que este mega proyecto estuviera encabezado por Fonatur y no por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. “El hecho de que estemos pasando por los derechos de vía existentes, pero que tocan reservas importantes como la de Calakmul, implica un proyecto de compromiso para la zona, de no solamente no afectarla sino fortalecerla y eventualmente agrandarla en dimensiones. Son cuestiones que tienen que tener forzosamente la orientación de la ciencia, requerimos de las bases científicas que permitan acciones consecuentes con el entorno (…) No vamos a desaprovechar esa oportunidad”.

El 1 de junio de 2020, Fonatur y el INAH celebraron la firma del Segundo Convenio Específico de Colaboración. En este documento se exponía la necesidad de una Coordinación Administrativa y los requerimientos y lineamientos técnicos para la prospección arqueológica que el INAH realizaría en el Eje de Trazo del Tren Maya por medio del proyecto arqueológico U Lu’umil Maaya Wíiniko’ob.

Esto incluiría recorridos de superficie, excavaciones controladas, además de análisis de los datos obtenidos a través de los vestigios arqueológicos, así como el registro arqueológico obtenido por medio de la aplicación de tecnología LiDAR.

Sin embargo, el tiempo ha demostrado lo contrario. Rogelio Jiménez Pons es subsecretario de Transportes de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) desde enero de 2022.

Fueron públicas acusaciones en su contra por presuntamente haber autorizado adjudicaciones directas en las obras del Tren Maya, por incumplir las normas de licitación de obras, iniciar los trabajos sin haber obtenido los permisos completos de los derechos de vía ni el resolutivo de Manifestación de Impacto Ambiental (MIA).

nelly.toche@eleconomista.mx

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Periodista de ciencia en la sección Arte, Ideas y Gente de El Economista. Cuenta con maestría en periodismo sobre Políticas Públicas por el CIDE y es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UVM.

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