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Arte e Ideas

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El dopaje genético, aún lejano

También son los genes los que hacen que algunas personas sean particularmente aptas para practicar un deporte en específico.

En la década de 1960, el finlandés Eero Mäntyranta ganó siete medallas olímpicas a lo largo de tres Juegos Olímpicos de Invierno como esquiador a campo traviesa. A pesar de seguir el mismo entrenamiento que sus compañeros de equipo, Mäntyranta era más rápido y resistente. En 1993, un estudio publicado en la revista científica PNAS develó el misterio: Mäntyranta nació –al igual que varios miembros de su familia con una mutación genética extremadamente rara en el gen EPOR. Dicha mutación favorece la producción de la hormona EPO y, en consecuencia, su sangre contiene más glóbulos rojos que una persona promedio.

Mäntyranta nació con esa ventaja genética. Imagine ahora cuáles serían las implicaciones si un deportista pudiera modificar sus genes a voluntad. Los avances científicos destinados a tratar diversas enfermedades incurables mediante la terapia génica abrieron la puerta a la posibilidad del dopaje genético: los mismos que ven en el dopaje una forma de aventajar a sus competidores, ahora ven la posibilidad de mejorar su desempeño y/o rendimiento al agregar o modificar genes de su cuerpo.

DOPAJE GENÉTICO

Se trata de incorporar en una célula un gen o fragmento de material genético de manera artificial , explicaron Carlos Francisco Argüelles y Edgar Hernández-Zamora en un artículo publicado en la Gaceta médica de México. Argüelles, jefe del servicio de Farmacología del Deporte del Instituto Nacional de Rehabilitación, precisó: El dopaje genético es el uso no terapéutico de genes buscando que haya una mayor producción de glóbulos rojos, por ejemplo, o de fibras musculares .

Hace algunos años se pensaba que el dopaje genético estaba ya a la vuelta de la esquina. Sin embargo, la práctica ha mostrado que las cosas no son tan sencillas como se creía. En algunos de los ensayos clínicos ha habido resultados adversos (e incluso la muerte de algunos pacientes), mientras que en el laboratorio se han encontrado problemas con los métodos usados para transferir los genes foráneos de forma eficiente a las células receptoras.

Por ahora, los únicos resultados promisorios de que el dopaje genético es posible provienen de estudios en animales. Por ejemplo, un virus sintético llamado Repoxygen (desarrollado por Oxford BioMedica) ha sido usado de manera exitosa para insertar el gen de la EPO en ratones, que de esta forma producen más glóbulos rojos. Actualmente, la EPO sintética –la misma que usan los deportistas para doparse se utiliza para tratar casos de anemia severa, aunque su eficiencia es menor a la humana.

En otros estudios, dirigidos por Lee Sweeney de la Universidad de Pensilvania, en Filadelfia, la introducción de un gen que aumenta la producción de la proteína IGF1 (del inglés insulin-like growth factor 1) en ratones resultó en un aumento en la masa muscular y la fuerza del animal, lo que propició que recibieran el nombre de ratones Schwarzenegger . El objetivo de Sweeney y su grupo es encontrar un tratamiento para la distrofia muscular de Duchenne. Por su parte, los ratones maratón son capaces de correr dos veces la distancia que sus contrapartes normales. Estos ratones recibieron un gen que codifica una proteína que ayuda a quemar grasas llamada PPAR-?. Esta investigación realizada por investigadores del Instituto Salk, en la Jolla, California, tiene como objetivo estudiar el efecto terapéutico de esta proteína en pacientes con daño en ciertas fibras musculares.

CONTROVERSIA

En la edición del 18 de julio de la revista Nature, Juan Enríquez y Steve Gullans, de la empresa Excel Venture Management de Boston, proponen una alternativa controversial: dado que los deportistas de élite de por sí están llenos de ventajas competitivas por tener los genes adecuados debido a la propia selección natural del deporte, ¿por qué no llevar al límite el asunto y permitir, si se demuestra su seguridad, la mejora genética de los deportistas?

Enríquez y Gullans escribieron: Cada vez hay más evidencia de que los atletas de clase mundial tienen un mínimo de genes que de alguna forma mejora su desempeño .

Ponen como ejemplo: Casi todos los velocistas olímpicos que han sido analizados tienen el alelo 577R, una variante del gen ACTN3.

Pero sólo la mitad de los euroasiáticos y 85% de los africanos tienen al menos una copia de este ‘gen de resistencia’ . O los que portan la variante I del gen ACE tienen mayor probabilidad de alcanzar la cima en picos de más de 8,000 metros. De los sherpas de Katmandú, en Nepal, 94% tiene esta variante del gen, mientras que en el resto de la población se encuentra tan sólo en 45-70 por ciento.

El gran problema es la seguridad. El dopaje va en contra de la salud explicó Alberto Salazar Valadez, deportista amateur que recién compitió en su XVII Triatlón de Ironman, el cual comprende 3.8 km de nado, 180 km de bicicleta y correr un maratón completo (42.2 km). Médico y subdirector de Enseñanza en el Hospital General Manuel Gea González, Salazar enfatizó: El deporte es fundamental para tener salud. Poner la salud en riesgo va en contra de la filosofía del deporte .

Mientras que la terapia génica se administra a personas enfermas que suelen tener una deficiencia de una proteína en particular, los deportistas son personas sanas. Por ello, el efecto de sobreproducir una proteína determinada puede tener serias consecuencias para la salud, como ya ha sido documentado en el dopaje químico.

El que se dopa es porque tiene un compromiso para tener logros específicos, están obligados a dar resultados y quizás tienen poca conciencia de que les causa un daño , concluyó Salazar.

lavapa@unam.mx

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