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El golpe de calor: ¿qué efectos tiene en el organismo humano?
La UNAM pronostica una cuarta ola de calor que estaría entrando desde el 1 de julio y que podría intensificar las altas temperaturas; para evitar golpes de calor recomiendan no realizar actividades extenuantes y no permanecer en un lugar caluroso largo tiempo.
Altas temperaturas se han registrado en el país desde los primeros días de junio, incluso Investigadores del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM han pronosticado de manera reservada que se espera una cuarta ola de calor que estaría entrando desde el 1 de julio y que podría intensificar las altas temperaturas. Ante estas condiciones extremas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha sugerido fortalecer las capacidades del sector salud debido a que el impacto de este fenómeno natural también se refleja en el cuerpo humano.
Si bien, hasta ahora las olas de calor no parecen ser tan destructivas como otras amenazas naturales, tales como los huracanes e inundaciones repentinas, si pueden causar mortalidad y morbilidad que no son evidentes de forma inmediata debido a varias causas.
Para hablar sobre los efectos del calor en los humanos, El Economista conversó con el doctor Ernesto Cárdenas Gómez, médico cirujano, maestro en gestión directiva en salud y experto en micronutrición funcional y neuronutrición, quien explica que el golpe de calor se produce cuando la temperatura del cuerpo aumenta rápidamente y no puedes bajarla, esto puede poner en riesgo la vida y provocar daños en el cerebro y otros órganos vitales. La causa puede ser realizar actividades extenuantes en clima caluroso o estar en un lugar caluroso durante demasiado tiempo.
Explica que la parte angular de un golpe de calor es la pérdida de electrolitos y sales minerales, entre estos tenemos al potasio, cloro, magnesio, fósforo y otros. “Es importante entender que nuestro cuerpo y metabolismo se mueve mucho en relación a bombas de iones (un suceso fisiológico que se realiza entre las células, durante el cual se produce un intercambio de minerales). Esta parte es muy importante, debido a que es un proceso por el cual se mantiene funcionando correctamente el sistema celular, y por lo tanto todo el organismo (...) Cuando tenemos una situación de calor excesivo, perdemos agua, es decir iones”.
De ahí se pueden derivar diversos malestares, por ejemplo, argumenta que el corazón se mueve a través de una bomba sodio–potasio, y cuando nuestro cuerpo empieza a perder estos minerales, va a haber disfunción de actividad cronotrópica (un efecto que tienen algunas sustancias sobre el ritmo cardíaco), que impacta en los tiempos y ritmo de latido, situación que puede agravar al paciente hipertenso, con una insuficiencia cardiaca o cualquier ámbito cardiovascular.
Pasa lo mismo con la presión arterial, nuestra hipófisis, que entre otras cosas tiene la función de regular la temperatura, está condicionada, por épocas de calor muy intenso, a tener que compensar su ciclo regulatorio, nos tiene que dar un proceso de vasodilatación, proceso fisiológico en el cual los vasos sanguíneos se ensanchan, lo que provoca una disminución de la resistencia vascular y un aumento del flujo sanguíneo hacia los tejidos, es decir, esta glándula tiene un trabajo modificado para poder regular la temperatura y con ello una variación en el funcionamiento de los órganos.
Para la parte neurológica, se pueden agudizar los problemas neuroemocionales, como el estrés, la ansiedad, angustia y trastornos del sueño; se empiezan a marcar debido a que hay una pérdida de magnesio, un electrolito que se desgasta. A nivel renal también hay un consumo incrementado de líquidos.
También nuestros ojos sufren con las olas de calor, porque se inflama la conjuntiva, una estructura del ojo que nos va a condicionar episodios de comezón. También los cambios bruscos de temperatura provocados por los aires acondicionados y los ventiladores acentúan los efectos en nuestra vista, y la sequedad empeora si estamos mucho tiempo delante de las pantallas ya que reduce las veces que parpadeamos. Un remedio sencillo es simplemente aumentar el parpadeo, también destacar la importancia del uso de las gafas de sol con protección UV cuando estemos al aire libre.
La piel, el órgano que más sufre ante el calor
El órgano que más sufre es la piel, primero por las quemaduras que son directas a través de los rayos ultravioleta, y luego porque la piel es la que más sacrifica circulación para que nuestro cerebro, corazón o riñones no sufran el aporte de sangre, donde vienen nutrientes, oxígeno, plasma y otros elementos.
De acuerdo con la doctora Susana Canalizo Almeida, presidenta de la Fundación Mexicana para la Dermatología, la piel es el órgano más extenso y complicado que tenemos, “a todo el mundo se le hace fácil estarlo maltratando usando remedios caseros, pero hay que aprender a cuidarla”.
Explica que cuando el calor nos deshidrata la piel, las células se van dañando poco a poco, con ello se van fragmentando y las fibras elásticas se rompen, colgando la piel o mostrando una vejez de manera prematura, pero sus efectos incluso van más allá, pues cuando las células pierden la capacidad de reparar los cambios que sufrimos día a día se puede presentar cáncer de piel, por el crecimiento anormal de los grupos de células que no fueron detenidos a tiempo por el organismo.
Asegura que a la piel sólo hay que saberla escuchar, “con verla nos puede informar de muchas cosas que suceden en el exterior, pero también en el interior, por ejemplo, hay personas con insuficiencia renal y se puede determinar por su tono de piel, también la insuficiencia cardiaca tiene manifestaciones en las uñas por los problemas de circulación, el cuerpo también nos puede hablar de anemias o intoxicaciones, entre muchas otras cosas”.
Por ello, hace hincapié en que tenemos que adquirir la cultura del protector solar y reaplicar durante el día varias veces, dependiendo del tipo de piel. Concluye recordando que las radiaciones del sol son acumulativas, por lo que “exponerse desde la juventud al sol pueden ocasionar, manchas, envejecimiento prematuro, atrofia de la piel y hasta tumores malignos en un futuro”.
Los extremos de la vida
El doctor Cárdenas Gómez hizo énfasis en los extremos de la vida “tenemos al paciente pediátrico y geriátrico. En estos dos grupos de vida la cantidad de líquidos, que se conoce como volemia, no es la misma que en un paciente adulto”. Dijo que existen “perdidas insensibles”, es decir, pérdida de líquidos y electrolitos que estamos teniendo de una forma constante porque hay una actividad metabólica.
“Desde el proceso de respiración estamos perdiendo estos líquidos, si a esto le sumamos la sudoración, un sobre esfuerzo físico y las perdidas fisiológicas en orina y evacuación, puede generar un proceso de deshidratación con un impacto mayor”. Especialmente para el paciente geriátrico, la cantidad de líquidos que circulan en nuestro cuerpo está disminuida, además muchos de ellos ya arrastran enfermedades cardiovasculares, renales, hepáticas y situaciones propias de la edad que los vuelven todavía más vulnerables en la perdida de electrolitos. Por ello es fundamental especial atención en esta población.
Lo que aconsejan los especialistas
- Hidratación constante, de preferencia líquidos claros (agua natural).
- Los sueros o electrolitos son adecuados, siempre y cuando el paciente no venga arrastrando una enfermedad previa como diabetes, hipertensión o enfermedad renal.
- Uso de bloqueador solar con factor de protección solar (FPS) por encima de 50.
- Evitar la exposición solar y el contacto directo entre las 11 de la mañana y las 5 de la tarde, por la incidencia de los rayos ultravioleta.
- Utilizar colores claros en la ropa, porque vamos a almacenar menos calor en el cuerpo.
- Consumir alimentos bien cocidos y evitar comidas callejeras, por la falta de refrigeración.
- Usar cremas hidratantes, de preferencia no muy grasosas y que contengan ácido glicólico o urea.
- Evitar baños con jabones muy fuertes y tallar con estropajos para no quitar la capa de células, pues tienen una función en la protección contra rayos solares y deshidratación.
- No tomar bebidas azucaradas de manera constante, pues tienen un efecto en la parte neuroemocional, con un incremento de angustia y estrés.
- El consumo de cerveza provoca un efecto inhibidor de la hormona antidiurética, eso hará que orinemos más, por lo que perdemos todavía más electrolitos y sales que comienzan con la deshidratación y que si se agudizan altera nuestra situación metabólica.