Lectura 3:00 min
En el Muro de Berlín con Beethoven
Hace un cuarto de siglo se celebró en la Puerta de Brandeburgo la caída histórica en Alemania con la Novena Sinfonía de Beethoven.
De nueva cuenta, la Puerta de Brandeburgo fue protagonista en la culminación de las celebraciones por la caída del Muro de Berlín en el concierto que dirigió el músico argentino-israelí Daniel Barenboim, al frente de la orquesta Staatskapelle y el coro de la Staatsoper, con la llamada Oda a la alegría.
A Ludwig van Beethoven se le ha asociado desde el principio con este acontecimiento histórico en razón de su trayectoria libertaria. Recordemos su obra maestra Egmont y la Tercera Sinfonía Heroica con la que el genial compositor celebra con gran entusiasmo el paso por Europa de los ejércitos libertarios de Napoleón que marchaban destruyendo monarquías y apoyando a las repúblicas. Fue tal la conmoción causada por Napoleón que un gran filósofo alemán lo llegó a calificar con la elegante frase: Era la idea absoluta montada en caballo blanco .
Después, cuando Napoleón traiciona el ideal libertario, Beethoven enfurece y rompe la partitura que le había dedicado al militar francés ahora convertido en emperador.
En diciembre de 1989, con la interpretación de la Novena Sinfonía de Beethoven se celebró en Berlín la caída del Muro y la apertura de la Puerta de Brandeburgo. Concierto dirigido por Leonard Bernstein, el concierto se repetiría en Berlín del Este. La parte coral tuvo una leve variación respecto del original que Bernstein justificó con la expresión: Beethoven hubiera dado su bendición .
Sucedió que en el concierto, celebrado poco después de la apertura de Puerta de Brandeburgo, Bernstein explicó que cambiaría una palabra del monumental poema del poeta alemán Friedrich von Schiller: cuando en el cuarto movimiento de la Novena Sinfonía el coro deba decir ¡Hermanos! , ahora cantará ¡Libertad! Naturalmente que el público enloqueció.
Hacia el final, un Leonard Bernstein conmovido declararía: No tengo palabras en este momento. Es maravilloso (...) Son las navidades más felices de mi vida. Pensaba que moriría sin ver esto .
Era el 9 de noviembre de 1989 cuando el portavoz del gobierno de la República Democrática Alemana, Günter Schabowsky, había convocado a una rueda de prensa.
Esa tarde el Ministerio de Asuntos Exteriores de Krenz quería comunicar la nueva política que permitiera a los berlineses del Este viajar al Oeste con más facilidad , luego de miles de muertos en la frontera por haber querido salir sin permiso. La rueda de prensa se retransmitió en directo por televisión. Un periodista de nombre Riccardo Erhman, corresponsal en Berlín Oriental de la agencia italiana Ansa, hizo la pregunta que provocó la estampida (literal) de miles de personas: ¿A partir de cuándo se podrá cruzar? Y el funcionario respondió: ¡Inmediatamente!
La agencia Europa Press rememora aquellos días: El primer punto de control se abrió a las 23 horas, seguido de otros varios. Ni la policía de la frontera ni los funcionarios del ministerio tenían órdenes concretas, así que pesó más la presión de la multitud...