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Estudiar la manta gigante, crucial para ?su protección

La manta más grande del mundo vive, entre otros sitios, en los océanos de México. Pueden llegar a medir hasta 7 metros y son ?de gran valor para la industria del buceo recreativo.

La manta gigante, por su tamaño, es totalmente cautivadora , dice a El Economista Octavio Aburto-Oropeza, profesor e investigador del Instituto de Oceanografía Scripps.

Bucear o esnorquelear con un animal que puede ser hasta tres veces el tamaño de un humano siempre es impactante. Otra característica interesantes es que siendo animales tan grandes básicamente son inofensivos porque se alimentan de plancton, pequeños animales que filtran por sus branquias .

El doctor Aburto-Oropeza, biólogo marino y fotógrafo profesional dedicado a la conservación, explica que sólo en pocos sitios en el mundo es posible observar a estos animales: A nivel mundial, existen tal vez menos de 20 sitios donde puedes verlas y bucear con ellas. México está ubicado dentro de los cinco primeros .

En nuestro país, es posible ver a la manta gigante (Manta birostris) en el Caribe. En el Pacífico, el lugar preferido es Revillagigedo, aunque estudios recientes han identificado también sitios en la costa.

Sin embargo, y pesar de todo su atractivo, sólo muy recientemente se comienza a comprender mejor su historia natural, ecología y comportamiento. En parte, esto se debe a que la manta gigante pasa la mayor parte de su vida en ambientes oceánicos muy remotos, como los montes marinos e islas oceánicas, dedicando su tiempo a buscar plancton.

Más bien caseras

Por años, basados en el comportamiento de otras especies con tamaños, preferencias por el hábitat y alimentación similares, los investigadores concluyeron que la manta gigante era una gran viajera, capaz de realizar migraciones espectaculares a través del océano, tal y como lo hacen otros animales de gran tamaño, como tiburones, atunes y ballenas.

Sin embargo, como a veces sucede en la ciencia, las hipótesis resultan estar equivocadas.

Un estudio publicado en agosto pasado en la revista Biological Conservation sugiere que la manta gigante no es tan viajera después de todo.

Estos descubrimientos no sólo sirven para esclarecer muchas preguntas sobre la vida de estos gigantes. También tienen grandes implicaciones para su conservación.

El estudio, liderado por científicos del Scripps Institute of Oceanography de la Universidad de San Diego, California, estudió el movimiento y relación entre diferentes poblaciones de M. birostris en cuatro sitios del Indo-Pacífico, separados entre sí por entre 600 y 13,000 kilómetros.

Los sitios de estudio fueron una región costera en Bahía de Banderas, México, donde se encuentran mantas gigantes en gran cantidad de febrero a mayo de cada año; las Islas Revillagigedo, 600 km mar adentro de la costa mexicana, donde se observan mantas de octubre a junio; la región de Raja Ampat en Indonesia oriental, un archipiélago que las mantas visitan entre noviembre y abril de cada año; Sri Lanka, donde los pescadores artesanales frecuentemente capturan manta rayas oceánicas entre mayo y septiembre.

Para poder seguir a las mantas durante sus viajes se les colocaron aparatos de seguimiento satelital. Se les colocan marcas muy pequeñas que no afectan el comportamiento del animal , explica Aburto Oropeza. La marca se programa para registrar durante seis meses diferentes datos como temperatura, presión, etcétera. Pasado ese tiempo, se libera una sustancia química que genera una reacción con el metal de la marca, lo que la rompe y libera del animal. Con ayuda de un flotador, la marca llega a la superficie oceánica y comienza a emitir señales que son captadas por el satélite.

A partir del análisis de telemetría de la información satelital, los investigadores encontraron que las mantas gigantes permanecen cerca del sitio donde se encontraban al iniciar el estudio, esto es que no son afectas a cambiar de residencia.

Durante el periodo de estudio , escriben los investigadores en su artículo, vimos una completa separación entre las mantas marcadas cerca de la costa de México (Bahía de Banderas) y aquellas ubicadas mar adentro (Islas Revillagigedo). De hecho, no se registró ningún movimiento entre las mantas marcadas en cada localidad .

Para establecer si las mantas gigantes de diferentes partes del mundo están relacionadas entre sí, los investigadores tomaron muestras de músculo para realizar estudios genéticos. Encontraron que la información genética es muy distinta de una zona de estudio a otra. Es decir, hay poca relación entre las mantas que viven en diferentes regiones del mundo. Estos resultados confirmaron las observaciones satelitales.

Por su parte, el análisis de isótopos estables de nitrógeno y carbono mostró diferencias importantes entre las mantas residentes de una localidad y las de otra localidad diferente. Con ayuda del isótopo de nitrógeno se encontró que existen diferencias importantes entre las poblaciones de manta gigante del Pacífico oriental y las del Pacífico occidental/océano Índico. Eso es consistente con los patrones de nitrógeno presentes en los mares de cada región. En el Pacífico oriental, las aguas están más enriquecidas con nitrógeno, mientras que las aguas del Pacífico occidental y del océano Índico tienen menos nitrógeno.

También se observaron diferencias en los valores de los isótopos de carbono entre las dos poblaciones de mantas mexicanas, con una clara diferencia entre las mantas que se observan cerca de las zonas costeras comparadas con las que habitan mar adentro en las Islas Revillagigedo.

Con el apoyo de tres metodologías diferentes, los investigadores lograron compilar por primera vez información de largo plazo sobre la estructura de las poblaciones de manta gigante y su ecología espacial. Esto, escriben los investigadores, sugiere fuertemente que las manta rayas oceánicas de estas regiones tienen un alto grado de residencia.

Estos animales muestran un increíble nivel de residencia, si lo comparamos con lo que esperábamos respecto a sus migraciones , informó en un comunicado de prensa Joshua Stewart, investigador en Scripps, y autor principal de la investigación.

Esto no descarta que, ocasionalmente, una manta gigante pueda viajar grandes distancias; sin embargo, los datos de este estudio indican que este tipo de viaje es más bien raro, por lo que no se ve un intercambio importante de genes o individuos entre las poblaciones locales.

En algunas ocasiones las mantas sí realizan viajes largos; sin embargo, la regla es permanecer cerca , explicó Stewart en el comunicado de prensa. Esto significa que cualquier población de manta gigante es altamente susceptible a la pesca y otros impactos provocados por el hombre, pero también que al ser poblaciones locales son más fáciles de proteger .

Dime dónde vives, te diré ?cómo puedo cuidarte

De acuerdo con los autores del estudio, la manta gigante puede ser protegida de manera efectiva con estrategias de manejo a nivel local, las cuales normalmente no se consideran para especies migratorias.

Le preguntamos al doctor ?Aburto-Oropeza sobre los riesgos que enfrenta la manta gigante. Uno de los problemas, explicó, es que cada hembra da a luz a una, ocasionalmente dos mantas, lo que las hace una especie con poblaciones naturalmente pequeñas.

Además, al ser especies longevas que pueden vivir más de 40 años, comienzan su reproducción a los 15 o 20 años. Si se les captura jóvenes, no se da tiempo para que se reproduzcan.

En años recientes, la pesca con redes que flotan o con boyas y anzuelos, que capturan especies que no están en el suelo marino, se ha convertido en un gran riesgo para la manta gigante, sus parientes cercanas las mantas móbula (Mobula spp.) o las tortugas.

Peor aún es la demanda en mercados asiáticos por sus agallas (filamentos branquiales parecidos a unas plumas y que la manta usa para filtrar el plancton del agua). Cada manta o móbula tiene cinco pares de estos filamentos. Aunque estas estructura comprenden sólo una muy pequeña parte del cuerpo de este majestuoso animal, se venden por un precio significativamente mayor que todas las partes de su cuerpo juntas, tanto para consumo como para ser utilizadas en la medicina tradicional china. El doctor Aburto-Oropeza indica que en Perú hay una pesquería dirigida a la manta por la demanda y los altos precios que se pagan.

En el caso de México , explica, deberíamos estar orgullosos no sólo por ser uno de los países que cuenta con sitios donde estos animales se congregan sino porque se ha visto que estos animales son de interés turístico .

En un estudio publicado en la revista científica PLoS One en mayo del 2013 se estimó que los operadores de empresas que se dedican a la observación de mantas por buceo y con esnórquel tienen ingresos directos por 73 millones de dólares anuales y un impacto directo económico, incluyendo gastos asociados al turismo, de más de 140 millones de dólares anuales. Diez países reciben principalmente estas ganancias, entre ellos, México. En el caso de las Islas Revillagigedo, el impacto económico directo se estima en más de 10 millones de dólares anuales. Estudios sin publicar del doctor Aburto-Oropeza confirman estos datos.

Dado que las mantas gigantes no parecen viajar grandes distancias, su conservación o manejo sería más efectivo si se tuvieran regulaciones nacionales dirigidas a ésta y otras especies relacionadas, como la manta costera (Manta alfredi) o las móbulas (Mobula spp).

México tiene una gran oportunidad para proteger las mantas gigantes y generar grandes beneficios económicos de esta protección , dice el Dr. Aburto-Oropeza, quien también es coautor del estudio publicado en Biological Conservation.

El investigador explica que la nueva información disponible justifica la protección nacional de estas especies y que en el caso de la reserva de Revillagigedo, se estudia la factibilidad para ampliar la reserva. Menciona que sitios como Yelapa, en Bahía de Banderas, Jalisco, podrían tener el mismo potencial que Revillagigedo, preservando las mantas con una visión sustentable para generar bienestar social para esas comunidades.

El conocimiento científico que deriva del estudio de las mantas gigantes proporciona información que estas comunidades pueden utilizar para proteger sus recursos y generar bienestar, dice. Un siguiente paso es seguir estudiando el comportamiento de las mantas gigantes en Yelapa.

El doctor Aburto-Oropeza proporciona la siguiente liga para que los lectores puedan ver las mantas gigantes de Yelapa: http://maresmexicanos.com/2016/06/13/yelapa-mantas-gigantes.

El Archipiélago de Revillagigedo y la comunidad de Yelapa, en Bahía Banderas Jalisco, podrían ser dos sitios en México que demuestren el tremendo potencial del ecoturismo, cuidando estos grandes animales , concluye.

laura.vargas@eleconomista.mx

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