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Geofísica: la ciencia más presente en la sociedad mexicana
En la reunión anual de la Unión Geofísica Mexicana se habló sobre el papel que los científicos tienen ante desastres como sismos o ciclones tropicales.
Dio inicio la reunión anual de la Unión Geofísica Mexicana (UGM), la cual es considerada la más relevante para las Geociencias en América Latina. En esta ocasión está orientada a los peligros y riesgos por fenómenos naturales. “La selección de este contenido surgió desde hace dos años buscando temas donde se necesitara el conocimiento de las ciencias de la tierra y el espacio en la sociedad; sin embargo, hoy más que nunca es clara nuestra participación e incidencia”, aseguró la vicepresidenta de la UGM y jefa del Servicio Sismológico Nacional (SSN), Xyoli Pérez Campos.
Sismos, huracanes, inundaciones, hundimientos, erupciones volcánicas, tormentas solares son algunas áreas en donde la geofísica tiene un papel muy importante. “Esta reunión con carácter científico tiene una visión de cambio para demostrar cómo la investigación puede aplicarse en beneficio de la sociedad.
Hoy es más claro que nunca, después de los eventos de septiembre, en donde si aplicamos nuestros conocimientos con resultados visibles, quedará más entendida para nuestro país la labor que realizamos”, agregó Carlos M. Valdés González, director general del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).
También, “estos días ha quedado evidenciada la falta de cultura científica, conocimiento de los fenómenos naturales y sus causas, que hacen que charlatanes y seudocientíficos se apoderen de los reflectores provocando pánico entre la gente y malas decisiones de las autoridades, las cuales también padecen de las mismas carencias de cultura científica”, agregó Pérez.
Por ello, la investigadora hizo hincapié en que este foro terminará con una discusión más allá de la ciencia, “con participantes del desarrollo humano y del ámbito legislativo, pues en nuestro país nos encontramos en una encrucijada; por un lado, se vislumbran recortes presupuestales en todos los rubros, además, tras los huracanes y sismos del mes pasado parecieran todavía necesarios más recortes y más fuertes para proveer recursos en temas de reconstrucción. Sin embargo, parece contradictorio que ante la inmensa necesidad de hacer ciencia que brinde respuestas en las situaciones de desastres y reducción de riesgo se esté presentando un recorte tan grande a este rubro”.
¿Cómo transformar la ciencia en políticas públicas que conlleven a la reducción de riesgos?, ¿cómo levantar la voz de la ciencia y demostrar su utilidad? Este foro tratará de indagar en estas respuestas a través de las distintas disciplinas de la geofísica que ayudan a dar respuestas ante fenómenos naturales.
¿Qué mejora la capacidad de respuesta?: El conocimiento
La conferencia inaugural “Eventos extremos del 2017: ¿qué se necesita para que no sean un desastre?”, estuvo a cargo de Carlos M. Valdés González. El también investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM aseguró que “tenemos en los gobiernos gente que no entiende ni conoce estas características y lo podemos dejar en sus manos, pero la pregunta sería: ¿cuál es nuestra responsabilidad científica? El análisis de la información es nuestra respuesta y el derecho a esa información puede hacer una gran diferencia (...) La parte académica es la parte principal para nosotros, pero podemos ir un paso más allá y transmitir y adecuar el conocimiento”.
Al hacer un recuento de los eventos a los que estamos sujetos, el investigador aseguró que están fuera de nuestras manos, nos sacan de balance y requieren de intervención externa que dura mucho tiempo en recuperarse.
Perder nuestras casas, áreas de trabajo y los espacios que frecuentamos ha sido uno de los ejemplos más claros en los últimos días, por ello Valdés aseguró que es importante ubicar y ser conscientes sobre ¿a qué estamos expuestos? y ¿qué debemos hacer cada que entramos a un lugar?
El especialista comenzó por analizar la peligrosidad de distintos fenómenos, tales como explosiones, tormentas solares (que ya están reguladas en la Ley de Protección Civil), actividad volcánica, tormentas, ciclones tropicales, tormentas eléctricas, lluvias, inundaciones pluviales, tormentas de nieve y granizo, heladas, sequías, tornados, inestabilidad de laderas, flujos; derrumbes, hundimientos, agrietamientos, karsticidad (hundimientos violentos de suelo), incendios, eventos radioactivos derrames, contaminación, fugas tóxicas, fenómenos patógenos (dengue, zika, chikungunya) y fenómenos socio-organizativos (concentraciones o movimientos masivos, por ejemplo, la visita de el papa, el metro, conciertos).
Sin duda, una larga lista en la que estas disciplinas tienen incidencia, pero específicamente para los hechos en el pasado mes de septiembre del 2017 habló de las dos tormentas tropicales y tres huracanes que precedieron a los sismos que acapararon nuestra atención. Mencionó que el reto para el futuro sería tener cero víctimas y mínimos daños, pero aún existen muchas limitantes.
“Lo primero que tenemos que reconocer es la sismicidad del país y no sólo concentrarnos en una región para saber en dónde más podríamos esperar sismos”. Dijo que debemos ubicar que nuestras zonas más vulnerables están en sitios de pobreza y la combinación de estos fenómenos da resultados críticos.
Además, puso énfasis en las construcciones vulnerables ante los sismos y puso algunos temas sobre la mesa. Uno es el material que tiene que ver con los reglamentos, su modificación y aplicación. Además de hacer que las estructuras viejas pasen los reglamentos actuales y que por ley no pueden ser retroactivos, pero hoy a la luz de lo que hemos visto, hay una necesidad importante de ver cómo se fortalece este documento.
Dijo que hemos olvidado ejemplos importantes en el pasado debido a la hora en que ocurren y que por fortuna no han involucrado personas. “Esto habla de elementos que no hemos considerado como protocolos en el hogar y en el trabajo. Así como tener ubicado cada edificio con una placa para recordar el año en que fue construido y para las edificaciones públicas, la zona sísmica en que nos encontramos; pues éstos son diferenciadores y si no tenemos presentes las características, pueden cobrar la vida de muchas personas”.
Además, habló de las técnicas reconstructivas que mejoran la capacidad de resistencia y separación entre los edificios: “Está especificado incluso en el reglamento de construcción en su artículo 211”.
Dijo que en pro del derecho a la información contamos con herramientas como el Atlas Nacional de Riesgos, que puede ser consultado por la población. Así como distintas infografías creadas por Cenapred para su consulta y reproducción; enfatizó que el estudio de estas características es lo que nos llevará a una verdadera prevención de los desastres. Este evento se lleva a cabo del 22 al 27 de octubre en Puerto Vallarta, Jalisco.