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Joaquín Sabina: contra todo pronóstico y la garganta marchita pone de pie al Auditorio Nacional
El cantante andaluz, pese a una laringitis que le impidió estar 100% en el escenario, emocionó al público que lo ovacionó en su tercera presentación en el coloso de Reforma con lleno total; Sabina, conmovido, lloró antes sus fans y mandó “un abrazo solidario a Acapulco”.
Después de 47 conciertos, llegó a México con la garganta marchita. Desde que vino en 2019, acompañado de Joan Manuel Serrat, en la gira “No hay dos sin tres”, a fines de noviembre, y después de la aparatosa y lamentable caída en Madrid en 2020, Joaquinito, apareció de nuevo, contra todo pronóstico, en el Auditorio Nacional en la capital mexicana, que agotó localidades con casi seis meses de antelación. Tuvo que cancelar el concierto del día 25 en Puebla por problemas de salud. “La venganza de Moctezuma”, se disculpó en el primero de sus conciertos en el coloso de Reforma el viernes 27 de octubre.
Y este domingo 29 apareció de nuevo en un auditorio abarrotado. Luego de abrir con el viejo tema “Cuando era más joven”, de 1985, comenzó haciendo referencia a Acapulco y expresando su pesar por los estragos del huracán. “Esa parte de mi corazón muy mexicano está muy preocupado y quiero mandar un abrazo absolutamente cómplice y solidario a la buena gente de Acapulco que está sufriendo".
“Otra vez de escenario en escenario / de hotel en dulce hotel del caño al coro / otra vez despidiéndome del foro / cambiando de estación el calendario. / Otra vez renovando el diccionario /de rimas a la busca del tesoro /plagiándome a mí mismo como un loro / haciendo habitual lo extraordinario. /Hospitalarias calles añoradas /que perfuman la piel de mis baladas /borrándome la lágrima y el miedo / patria del corazón del fugitivo / que celebra el milagro de estar vivo / con mariachi, tequila y José Alfredo…” Con estos versos arrancó el concierto.
A Sabina ya se le notan más las arrugas en la voz, se extrañan sus pasitos de baile, sus brinquitos en el escenario, y ciertamente, también se echa de menos la complicidad que mostraba en el escenario con Pancho Varona, su guitarrista toda la vida y su “escudero más jodón”, ahora reemplazado por Borja Montenegro.
Tres veces pide disculpas a lo largo del concierto —realmente apenado— por ese malestar que retiene su voz de “lija” en la garganta, pero el público se le entrega, lo ovaciona de pie largo rato; Sabina, sentado al centro, saluda, agradece, se emociona, llora, abraza.
También tres veces cambia de vestuario, incluso para el primer encore. El repertorio y el tono se ajustan a las circunstancias, evitando aquellas canciones que implican mayor esfuerzo vocal.
Discretamente abandona el escenario cuando ya no alcanza la tesitura y deja que Antonio García de Diego y Mara Barros salgan al quite con “La canción más hermosa del mundo” y “Yo quiero ser una chica Almodóvar”.
Sin embargo, de la mano de Jaime Asúa (guitarra), Josemi Sagate (sax y teclados), Pedro Barceló (batería), Laura Gómez Palma (bajo), no faltaron las clásicas que hicieron campear la nostalgia a sus anchas: “Así estoy yo sin ti”, “Contigo”, “Tan joven y tan viejo”, “A la orilla de la chimenea”, “19 días y 500 noches”, “Princesa”, “Cuando aprieta el frío”, incluso “Mentiras piadosas”, el exitoso sencillo de aquel antediluviano álbum homónimo de 1990, que hacía muchos diluvios que no cantaba en un concierto. Aparecieron también el tema de “Enemigos íntimos” ‘Llueve sobre mojado’ (1998), “Peces de ciudad” del álbum “Dímelo en la calle” (2002) y el conocido poema “Alrededor no hay nada”, para introducir “Canción para la Magdalena”.
De más reciente factura y como sonaron “Lo niego todo” (2017) y “Sintiéndolo mucho” (2022). De visita en México no podía faltar la referencia a Chabela Vargas con “El boulevard de los sueños rotos”, y en seguidilla, para cerrar la noche, “Pastillas para no soñar”, “Noches de boda” y “Y nos dieron las diez”, recordando a José Alfredo”.
El hijo predilecto de Jaén, quien dice que México es lo más parecido a su natal Andalucía, concluyó como desde hace tiempo se le ha hecho costumbre: "Nos dijimos adiós, ojalá que volvamos a vernos. -¡Ojalá!, gritó el público.
"En unos años —dijo Sabina—, cuando recuerde esta gira, me acordaré de que fue en México donde más problemas tuve con la voz, pero también, donde la complicidad del público me ha emocionado más."
Aún le quedan dos fechas en Ciudad de México, en el Auditorio Nacional, el 2 de noviembre para celebrar el Día de Muertos, y día 8 de noviembre, ambas fechas sold out, para luego ir a presentarse el 16 noviembre en el Madison Square Garden de Nueva York.