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Oleanna visiones irreconciliables
Somos tan esclavos de las cosas que dijimos, como de las que no. David Mamet lo sabe y por eso su teatro suele estar lleno de frases cortadas y discusiones interrumpidas.
Somos tan esclavos de las cosas que dijimos, como de las que no. David Mamet lo sabe y por eso su teatro suele estar lleno de frases cortadas y discusiones interrumpidas. La tensión se va generando a través de lo que los personajes no alcanzan a decir hasta llegar a un crescendo explosivo.
Prepárese para una explosión: Oleanna. En el teatro El Granero se presenta esta obra que para muchos, esta reseñista incluida, es el mejor drama de Mamet. Oleanna es el título de una canción folk utópica. Mamet no alude directamente a ella, sino a la burla detrás de la letra: de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno.
Oleanna implica el duelo entre dos personajes: un profesor universitario complacido consigo mismo y una de sus estudiantes, una muchacha insegura que está reprobando el curso.
Mamet es un maestro para tomar situaciones totalmente comunes y desnudar las tensiones profundas que ocultan. Todos los días, en cualquier centro educativo, sucede: el profesor y el alumno se sientan a debatir. Dos visiones, limitadas por las reglas institucionales, se enfrentan. Meros tecnicismos los separan; meros tecnicismos, por cierto, nada inofensivos.
En Oleanna, el profesor (Juan Manuel Bernal, en plena madurez actoral) está convencido de ser un visionario: la educación formal es hipócrita, anhelar un título universitario es ser una rata buscando el queso en el laberinto. Eso, lleno de digresiones intelectualoides, es lo que enseña en su curso.
Carol, la estudiante (Irene Azuela, quien llena su papel de furia), no entiende nada. Por eso le pide una cita al profesor. La idea de reprobar le resulta sencillamente intolerable, el pánico se nota en su manera de moverse, de hablar apenas.
Ambigüedad moral
En la condescendencia y buenas intenciones del profesor se oculta alguien deseoso de encajar en el status quo (está buscando recibir una plaza de tiempo completo en la academia, ese mundo tan hipócrita y despreciable según sus enseñanzas). En el fondo del miedo de Carol se oculta una mujer dispuesta a lo que sea con tal de tomar el control.
Enrique Singer, director de la puesta actual y protagonista de la misma en la década de los 90, lee muy bien el texto de Mamet. Queda manifiesta la ambigüedad moral de los personajes, que al final se convertirá en dos posturas totalmente irreconciliables.
Cuando el profesor le ofrece a la alumna saltarse las formas académicas, meros tecnicismos engorrosos, la desgracia se cierne sobre él. Carol lo acusará de acoso sexual. ¿Es cierto o falso? Otro mero tecnicismo.
Saber quién tiene la razón, eso pintará la raya entre los espectadores. Llegar a la obra tomando partido es un error. Pero no hacerlo después de verla es imposible.
Teatro El Granero
Dirección: Unidad Cultural del Bosque, atrás del Auditorio Nacional.
Fecha: Jueves y viernes 20 hrs., sábados a las 19 hrs. y domingos a las 18 hrs.
Entrada: Precio especial los jueves: $30. El resto de las funciones: $150. Descuento a estudiantes y maestros.
cmoreno@eleconomista.com.mx