Poedermatitis atópica

En uno de sus extraordinarios poemas Rubén Bonifaz Nuño dice: Qué fácil sería para esta mosca, / de cinco minutos de vuelo / razonable, hallar la salida . Esa mosca ...no hace otra cosa que achatarse / los ojos, con todo su peso, / contra el vidrio duro que no comprende .

En Aprendiz de Luna, Niza Illescas Martos nos da su versión de cómo es sentirse una mosca achatándose los ojos contra un vidrio que es la vida.

Todos somos esa mosca, como somos el animal en que se convierte Gregorio Samsa tras una noche de sueño intranquilo. Desde su primer libro, Palabras en la piel (2011, con ilustraciones de la autora), Niza nos daba su versión de la vida de una niña que apenas salía a la vida. Tras sufrir dermatitis atópica casi desde su nacimiento, a los 11 años, por esas páginas corría el dolor, el desamor, la rabia.

La poesía en Niza se convirtió en su refugio, en su desahogo. En las justas palabras de Fernando Pessoa: No tengo ambiciones ni deseos. / Ser poeta no es una ambición mía. / Es mi manera de estar solo . La poesía es la manera de Niza para estar sola, en medio de quienes la aman, pero que pueden lastimarla con el simple roce de sus dedos en los momentos de crisis.

En este segundo libro Niza Illescas Martos encuentra una salida a su dolor: la Luna. La madre de las mareas y las mujeres. La que cuadricula la vida anímica de ambas. La cercanía del astro nocturno es una lápida piadosa, leve, refrescante. Sigue habiendo desamor y rabia, sólo que ahora hay una compañía. Nocturna, por supuesto.

Otro poeta, Bob Dylan, refiere: That’s all right, mama. / Only I’m bleeding ( Estoy bien, nena. / Sólo estoy sangrando ). Con este segundo libro, Aprendiz de Luna, esta niña de 13 años nos incluye en su dolor. Junto a ella, dylanianamente, todos sangramos. Pero sangramos luz.

Aprendiz de Luna,

Autor: Niza Illescas Martos

Editorial: La Hormiga Arriera,

2014, 32 pp.

rodolfo.bucio@eleconomista.mx