¿Pueden los emojis ayudar a los niños a comer mejor?

El esfuerzo por mejorar la nutrición y la lucha contra la obesidad en los niños ha sido significativa y multifacética: almuerzos escolares saludables, aumento de la actividad física, una mayor supervisión de la comercialización de comida rápida e incluso una campaña nacional promovida por la primera dama Michelle Obama. Casi uno de cada tres niños en Estados Unidos tiene sobrepeso o es obeso, el triple que hace 30 años, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.

Pero la investigación muestra que puede haber una manera eficaz y sorprendentemente sencilla para fomentar la alimentación saludable y reducir la obesidad: el emoji.

En un estudio reciente publicado en la revista Appetite, los investigadores manifestaron que los niños eran más propensos a elegir alimentos saludables cuando los estantes se marcaron con etiquetas de emojis o emolabels, casi idénticas a las encontradas en nuestros teléfonos inteligentes.

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Hasta ahora, se les ha pedido a los niños sentarse en el banquillo, mientras que los adultos manejan esta crisis de obesidad , dice Greg Privitera, el líder del estudio y director en curso de investigación en el Centro de Investigación de la Salud del Comportamiento de la Escuela de Estudios Avanzados de la Universidad de Phoenix. La idea que nos vino a la mente fue: ‘¿Por qué no estamos involucrando a los niños y les damos el poder de ser parte de la solución?’ .

La razón más ampliamente aceptada sobre por qué los fabricantes de alimentos no tienen una obligación moral, ética o legal para poner información sobre los riesgos a la salud en los paquetes de alimentos para los niños, asegura Privitera, es su falta de conocimientos sobre el tema.

Así, en lugar de centrarse en lo que los niños no pueden entender, los investigadores determinaron que los niños eran excepcionalmente buenos en interpretar las expresiones emocionales.

Los niños son maravillosamente brillantes en lo referente a las emociones , dice Privitera. De los seis meses a un año, ya pueden utilizar con precisión las expresiones básicas de las emociones y tomar decisiones que tengan sentido emocional , agregó.

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En el estudio, a niños desde kinder hasta sexto grado se les dio una breve lección sobre cómo interpretar los emojis (cara feliz = sano, cara triste = no sano) y luego se les pidió que caminaran a través de un espacio creado para parecerse al pasillo de una tienda de comestibles y seleccionar cuatro alimentos. En un pasillo, los 12 alimentos fueron etiquetados con emolabels. Caras amarillas sonrientes atrajeron a los niños a seleccionar bocadillos más nutritivos (frutas y verduras), mientras que las caras con el ceño fruncido los desaniman de la elección de opciones con alto contenido calórico (papas fritas, pasteles y galletas). El otro pasillo era idéntico, excepto que se eliminaron las etiquetas de colores.

Cuando se utilizaron emojis, 83% de los estudiantes cambió una de sus elecciones de alimentos por una opción saludable. Los resultados fueron en gran medida consistentes entre todos los grados de estudios. Eso nos dice que los niños están usando esta información para tomar decisiones acerca de su comida , dice Privitera, y es algo a lo que no se le da importancia por ahora . Él espera utilizar los prometedores resultados del informe para apoyar un estudio a gran escala en un futuro.

Los resultados de los grupos fueron reforzados por estudios recientes con resultados similares, incluyendo un estudio de dos niveles de la Academia Americana de Pediatría en abril del 2015. Después de usar emojis verdes sonrientes en una cafetería de una escuela primaria del centro de Cincinnati, los niños tomaron mejores decisiones con sus alimentos; compraron menos leche de chocolate y más leche descremada y fruta. El promedio de compras de vegetales en la cafetería de la escuela aumentó 62 por ciento.

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Actualmente, las etiquetas de los alimentos no se presentan de manera que los niños y a veces ni los padres puedan entenderlas y utilizarlas para tomar decisiones sanas fácilmente. Básicamente, hemos convertido los alimentos en libros ilustrados , dice Privitera. Hemos tomado toda la información acerca de lo que está en el libro el valor nutritivo de los alimentos y ahora basamos nuestras decisiones en las imágenes de la caja .

Un pequeño ajuste, como la simple adición de un emolabel, tiene potencial para un gran cambio. Si podemos empezar a utilizar las imágenes para añadir información sobre la salud de estos alimentos, los niños usarán esa información y elegirán opciones más saludables en general , dice Privitera.

mfh