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Relato de una conquista atroz, una revisión a 500 años

La investigadora de la UNAM Laurette Godinas recorrió los cinco siglos de vida de las crónicas de fray Bartolomé de las Casas.

“Yo afirmo que yo mismo vi ante mis ojos a los españoles cortar manos, narices y orejas a indios e indias sin propósito, sino porque se les antojaba hacerlo, y en tantos lugares y partes que sería largo de contar. Y yo vi que los españoles les echaban perros a los indios para que los hiciesen pedazos, y los vi así aperrear a muy muchos. Asimismo vi yo quemar tantas casas y pueblos, que no sabría decir el número según eran muchos”.

Lo anterior es simplemente un extracto que da constancia de la intención combativa con la que fray Bartolomé de Las Casas escribió la Brevísima relación de la destrucción de las Indias, que se publicó por primera vez en Sevilla, España, en 1552, a más de 30 años del inicio del sometimiento de los pueblos del Nuevo Mundo por parte de los colonizadores españoles.

Este documento histórico, del que a lo largo de los siglos se han impreso varias versiones y reversiones, algunas más agudas que otras, y que también enfrentó casi dos siglos de prohibición pero que en la actualidad se sigue imprimiendo, fue motivo de la conferencia Las obras de Bartolomé de las Casas de 1646 o la pervivencia de las historias de la conquista, impartida en el Antiguo Colegio de San Ildefonso por la doctora Laurette Godinas, investigadora del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM, como colofón del programa de actividades paralelas a la exposición Vaticano: de San Pedro a Francisco, que culmina el próximo 28 de octubre.

Una denuncia

Impresa en tipografía gótica, en el taller del hacedor de libros sevillano Sebastián Trugillo, la primera edición de la Brevísima relación de la destrucción de las Indias se convirtió en un libro único en su tipo, uno de los tratados antropológicos de mayor relevancia e impacto, tanto en América como en Europa (aunque en tiempos diferentes), sobre los convulsos años inmediatos de la colonización de América.

“De las Casas decidió convertir sus escritos en un asunto público aunque no habían sido concebidos para ello. Decidió hacerlo con la forma de una relación, o sea, un texto fundamentado en la observación directa de los hechos y hacerla ‘brevísima’, es decir, apuntalando que los numerosos hechos crueles que en ella se desgranan son en realidad sólo unos pocos de una serie impresionante de exacciones cometidas por los españoles”, detalló la ponente.

En una sesión que se extendió por casi dos horas, ante la insistencia del público para extenderse en el tema, la especialista dio detalle de las experiencias de fray Bartolomé de las Casas durante sus viajes y encomiendas en América, y de cómo atestiguó de primera mano la casi aniquilación de los distintos pueblos sometidos del continente. Además escudriñó en los ejemplares impresos a partir de aquel de 1552 y sus variantes, hasta el 1660 cuando su prohibición se extendió hasta principios del siglo XIX.

Detalló que la Brevísima relación de la destrucción de las Indias fue traducida a numerosas lenguas y adquirió diferentes significados según los tiempos.

“Después de la edición sevillana se hicieron traducciones protestantes. La primera fue publicada en holandés; la segunda, en francés en 1578, a partir del original en español, cuyo título se traduce como: Tiranías y crueldades de los españoles, perpetradas en las Indias Occidentales que se llaman el Nuevo Mundo, con un énfasis en las crueldades y arbitrariedades perpetradas”, difundió.

De esa manera ofreció un recorrido por el resto de traducciones publicadas en sus propios marcos de relevancia histórica, como el de la lucha de los Países Bajos por su propia identidad, los cuales tomaron a la lucha de De las Casas como suya y anunciaron a los españoles como peligrosos para su soberanía.

“Pero sin duda, la obra que causó el mayor efecto en el imaginario colectivo europeo fue la edición de 1598, hecha en Frankfurt: la primera traducción latina de las obras de De las Casas, publicada por Theodor de Bry, donde vemos aparecer por primera vez una serie de 17 grabados que evidencian las terribles crueldades descritas en el texto, y en la cual, desde la portada, encontramos enmarcando el título una serie de grabados representando actos de arbitrariedad y de crueldad”, indicó mientras señalaba una ilustración en la que aparecen diversos indígenas siendo mutilados y colgados por los pies.

Los remanentes

Otras de las impresiones de las que la investigadora dio detalle fueron la traducción al veneciano de 1626, en cuyo prefacio el traductor Giacorao Castellani, bajo el seudónimo de Francisco Bersavita, detalló que su intención de difundir el documento era “enseñar al soberano pontífice (entonces el papa Urbano VIII) que bajo el pretexto de las justas concesiones hechas por sus predecesores a los reyes de Castilla para que garantizaran la conversión de los indios al sillón de Cristo, miles y millones de almas fueron precipitadas al abismo del infierno”; o la única edición española del siglo XVII, de la cual la Biblioteca Nacional de México conserva un ejemplar único entre sus tesoros, e impresa en Barcelona en 1640 por Antonio Lacavallería, un volumen que agrupa cinco de los tratados escritos por Bartolomé de las Casas relacionados con el Nuevo Mundo.

“La edición nuestra (la de la Biblioteca Nacional) es una rareza (...) Lo interesante es que en la presentación del texto el título Brevísima relación de la destrucción de las Indias, agrega ‘por los castellanos’, lo cual significa que castellano ya no aparece aquí como sinónimo de español, sino que designa sólo a los castellanos como culpables de las crueldades cometidas en América, ya no a los otros pueblos de la península hispánica. Así, De las Casas es a partir de esta edición tomado como partidario en la guerra que emprendieron los catalanes contra Felipe IV”, especificó.

A esa edición le siguieron otras impresiones como una traducción al inglés titulada The tears of the indians (Las lágrimas de los indios) y, finalmente, tres publicaciones más en París, Amsterdam y Londres, entre 1697 y 1698, que se presentaron, con un cambio genérico, suavizando los abusos y como simples relatos triviales.

La investigadora acotó que a inicios del siglo XVIII “otros dictámenes hechos por franciscanos llevarían finalmente a la prohibición por edicto en 1660 de todos los libros de De las Casas que sólo se volverían a publicar hasta bien iniciado el siglo XIX, cuando soplaba ya fuertemente el vendaval de libertad en las futuras naciones americanas”.

La especialista ofreció una reflexión personal sobre la potencia del testimonio de fray Bartolomé de las Casas y la percepción histórica a cinco siglos de distancia, la cual equiparó con la situación de banalización de la violencia que México vive en la actualidad.

“La gran ventaja de leer a Bartolomé de las Casas es que es el primero en no narrar las cosas desde el punto de vista del que conquista, tampoco desde el punto de vista del conquistado, pero no es una descripción de lo heroicos que han sido los hombres”, dijo y, por último, hizo hincapié en que la prosa del cronista sigue siendo capaz de hacer al lector prácticamente presente en los actos de crueldad mencionados en sus narraciones.

“Pienso que todos los mexicanos deberíamos leer a De las Casas y pensar que hace 500 años esos actos pasaron porque no teníamos las herramientas para compartirlo, no hablábamos la misma lengua y veíamos de buena fe, pero el día de hoy tenemos esa sabiduría y en todos nosotros está el ponerle un alto (a la violencia). Lo primero que tenemos que hacer es desacostumbrarnos”, culminó.

ricardo.quiroga@eleconomista.mx

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