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Volpi y la diplomacia que no se ventila

El caso de Volpi tiene un calibre que le singulariza. Pero cierto que el registro de censura, castigos, vetos y separaciones forzadas, donde la figura del embajador o el secretario ha sido el centro de la acción, es numeroso para miembros o no del SEM.

A la memoria de El Mane, otra víctima de la violencia.

No sólo en el ejército o la marina se aplica la convención de que la ropa sucia se lava en casa . En la cancillería también. Y en los pares de todas las naciones a pesar de los pesares

Salvo las excepciones del caso, documentadas por fortuna, el curso de la historia nos demuestra que los miembros del servicio exterior mexicano (SEM) rehúyen hablar públicamente de sus asuntos internos. Hay todo un catálogo de temas que les produce picazón. Uno de ellos es la integración y modus operandi de la comisión que se encarga de disponer el movimiento del personal de carrera. Es una arena donde se disputan las plazas los poderes fácticos, es el lugar que conduce al cielo, al infierno o a la congeladora ( flotante es una manera legal y elegantiosa de señalar tal estatus).

Otro tiene que ver con los territorios en que se divide la cancillería y quienes los encabezan. Las zonas de influencia abrevan de los años de servicio, de abolengos de acento monárquico, de grupos generacionales, de la proximidad al titular del ramo y al presidente en turno. Tampoco estiman incumbencia de la opinión pública el escrutinio de su desempeño, de la trama burocrática que irremediablemente se procrea y les singulariza, tanto a nivel central como en las representaciones. El lema llevar la fiesta en paz debe aprenderse y portar como blasón.

Para el tema que sigue tengo una anécdota. Al hacer una investigación en el Acervo Histórico Diplomático, tarea que derivó en la obra colectiva Diplomacia y cooperación cultural de México: una aproximación (UNICACH/UANL, 2007), en uno de tantos informes leí una suave acusación del personal de la embajada de México en Brasil a su jefe, el escritor Alfonso Reyes. Le cargaban retraso en ciertos quehaceres debido a sus numerosas actividades sociales .

En efecto, así fuera el autor de Simpatía y diferencias, era el Excelentísimo Señor Embajador. Juzgar el rol de los jefes de Misión hace que la picazón degenere en alergia. Vox pópuli acuñada en el SEM: no me toque al embajador ; lo que el embajador diga ; el embajador decide ; sin el embajador estás perdido ; el embajador sabe lo que hace ; qué quieres, el embajador es así ; que tal si el embajador se lo dice al presidente y etc. Pero la condición entre el embajador de carrera y el que lo es por decisión del Ejecutivo señala otro asunto que involucra más cuestiones y sensibilidades. Se trata de algo indiscutible para una vertiente del SEM: no a la incorporación de personal ajeno al servicio.

Lo que a estas alturas parece más una telaraña que un catálogo temático, podría resumirse con una frase del propio Reyes y que recobra Rafael Vargas, crítico y ex agregado cultural en varias representaciones sin ser de carrera: largos hábitos de los que nadie es responsable personalmente .

Colega durante un tiempo en la cancillería, cuando Jorge G. Castañeda dispuso revitalizar la diplomacia cultural, el escritor Jorge Volpi revela que se topó con un embajador que no es de carrera, el que tenemos en España, Jorge Zermeño. Uno más que es leal al hábito de que los embajadores deben defender al presidente antes que hacer diplomacia. Su ponencia y seguramente más de un notice (mensaje de uso corriente en la secretaría pero que puede encriptarse) cayeron en manos de un canciller y de sus cercanos también del SEM. Pero se trata del embajador. Y lo puso el mandatario Calderón.

El caso de Volpi tiene un calibre que le singulariza. Pero cierto que el registro de censura, castigos, vetos y separaciones forzadas, donde la figura del embajador o el secretario ha sido el centro de la acción, es numeroso para miembros o no del SEM. Algunos son ventilados. Enhorabuena. Tanto como ocurre en otras naciones: lo conversé con mis colegas cuando fui agregado cultural en Chile y Colombia.

Jorge Volpi tiene razón. Zermeño y Espinosa leyeron mal. No sólo, como bien dice, es la prolongación de sus dichos. Tampoco son para quemar Roma. Vencidos por cumplir la reverencia, impiden el curso de un nombramiento, el segundo (lo fue en Francia hace una década y renunció tras las primeras andanzas de Derbez), cuyo efecto presupuestal no es creíble. Transparentar el gasto en personal que no es del SEM arrojará grandes sorpresas.

Un buen amigo que como yo sin ser de carrera aprendimos el oficio y lo admiramos con sus flaquezas y maravillas, pensamos que la diplomacia tiene y habrá de nutrirse de profesionales ajenos al servicio. Al comprender a Volpi, le digo que es cosa de esperar un poco. La oportunidad volverá.

asesoresencultura@yahoo.com.mx

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