Lectura 5:00 min
A dos años de pandemia, inactividad laboral duplica avance del empleo
Del cuarto trimestre del 2019 al primero del 2022, el grupo de la población con disponibilidad para trabajar pero que no busca empleo o dejó de buscarlo se incrementó en 1.8 millones de personas, mientras que la población ocupada apenas se elevó en 733,000 personas.
Por cada persona adicional que se ha sumado al mercado laboral tras el impacto de la pandemia, dos más han salido de una ocupación, están inactivas y se encuentran desalentadas para encontrar empleo, revelan datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).
Mientras que para el primer trimestre del año el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reporta 733,000 personas ocupadas más que antes del impacto de la emergencia sanitaria por Covid-19, en el mismo tiempo, la población inactiva laboralmente aumentó en 1.8 millones de personas.
De esta manera, la Población No Económicamente Activa (PNEA) clasificada como “disponible” abarca ya 7.5 millones de personas, lo que implica un aumento de 32.4% en dos años. En este renglón se encuentran quienes no tienen empleo, pero tampoco lo están buscando porque consideran que no hay condiciones óptimas.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha advertido que el “aumento de la inactividad laboral es una de las principales consecuencias en la actual crisis laboral”, un aspecto que puede dificultar aún más la recuperación del empleo. En ese sentido, el organismo internacional ha subrayado que impulsar el retorno al mercado del trabajo desde la inactividad es más complejo que hacerlo desde la desocupación.
El crecimiento de la inactividad en el mercado de trabajo mexicano explica el por qué la tasa de participación laboral, que en el arranque de este año se ubicó en 58%, se mantiene 1.7 puntos porcentuales por debajo de su nivel prepandemia, es decir, no ha logrado recuperarse a pesar de que la población ocupada reporta puestos de trabajo adicionales a los que tenía en el cuarto trimestre de 2019, período previo a las afectaciones de la emergencia sanitaria por la Covid-19.
Entre otros efectos, el aumento de los “disponibles” de la PNEA también incide en que el desempleo extendido (15%), el cual contempla a los desempleados y a los inactivos, esté 2.4 puntos porcentuales por arriba de su dimensión previa al impacto de la pandemia, a pesar de que la tasa de desocupación (3.4%) está cercana a su nivel observado antes de la emergencia sanitaria.
A decir de especialistas consultados, la inactividad refleja que a pesar de que la ocupación ya reporta ganancias adicionales a lo observado antes de la pandemia, hay pendientes para que más personas se incorporen a una actividad económica.
“Aunque estamos creciendo en ocupación, no estamos siendo exitosos para lograr que todas las personas se incorporen al mercado laboral, como estudiantes que se gradúan de la universidad o de estudios de nivel medio superior. Creo que esa es la principal llamada de atención que nos hace el seguimiento de esta tendencia”, señaló Katia Guzmán, coordinadora de Datos de la organización México ¿Cómo Vamos?
De acuerdo con la OIT, en economías como la mexicana, el crecimiento de la inactividad laboral tiene un impacto en las políticas públicas, ya que se requiere un mayor esfuerzo para que las personas retornen a la fuerza laboral.
Desde la óptica de Carlos Ramírez, director de Desarrollo de Negocios de Integralia Consultores, el incremento de los también denominados “desalentados” puede explicarse por dos factores: el primero puede estar sujeto al incremento en la demanda de cuidados que impactó en mayor medida a las mujeres; la segunda, por el deterioro de las condiciones de trabajo.
Inactividad, una respuesta a la precariedad
Durante el 2009, año de la crisis financiera global, los disponibles de la PNEA crecieron en 231,556 personas, pero a partir del 2010 se observó un descenso paulatino con un repunte a finales de ese mismo año, para alcanzar las 6.2 millones de personas en esa condición, una cifra que, aunque tuvo niveles cercanos en los años posteriores, nunca rebasó ese umbral sino hasta el tercer trimestre de 2020, cuando anotó el máximo histórico de 10.7 millones de personas.
Carlos Ramírez opinó que esto es muestra de que a diferencia de dicha crisis financiera global, con la actual pandemia la inactividad laboral ha tenido una recuperación más lenta. “Aunque hemos visto una mejoría en general en los indicadores del mercado laboral, estos datos confirman que no se ha alcanzado una plena recuperación. Como que hay una herida que quedó ahí y no ha terminado de cerrar”.
En ese sentido, el especialista consideró que el nivel de inactividad laboral responde en buena medida a la precarización del empleo, lo que se refleja en el desaliento para buscar una oportunidad laboral ante las dificultades de encontrar ofertas atractivas.
Como muestra de este deterioro, la población subocupada que concentra a quienes tienen un trabajo con jornadas reducidas y la necesidad de ofrecer más tiempo en el mercado laboral, abarcó a 5 millones de personas en el primer trimestre de 2022, aunque este renglón se ha venido reduciendo en los últimos meses, se mantiene en un nivel de 801,481 personas más de las observadas previo a la emergencia sanitaria.
Para Katia Guzmán, el crecimiento de la población desalentada está relacionado con “las condiciones de entrada del mercado laboral”. Este fenómeno, apuntó la especialista, era más sencillo de explicar durante los meses más críticos de la pandemia porque las mujeres son las más propensas a salir de la fuerza laboral en emergencias por la falta de infraestructura de cuidados.
“Lo que sucede en períodos posteriores, como ahora que estamos a dos años de ese gran golpe económico, es que nos cuesta más trabajo reincorporarnos al mercado laboral”, expuso la especialista.