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Las últimas reformas laborales del sexenio
La agenda de cambios laborales seguirá activa en el último periodo ordinario de la LXV legislatura en el Congreso de la Unión, mucho más en un escenario político electoral en el que varios de los temas sobre la mesa son muy rentables para atraer votos.
Los últimos cinco años han sido los más activos en cambios al mundo normativo del mundo laboral en México en décadas.
En suma, entre 2019 y 2023 las leyes en materia de trabajo y seguridad social han tenido un total de 30 reformas, las cuales van desde la prohibición de la subcontratación de personal hasta el derecho de los hombres que se emplean en el sector formal de poder inscribir a sus hijos e hijas en las guarderías del IMSS, un beneficio previamente garantizado sólo para las mujeres.
Con estos cambios también se saldó una deuda histórica con las trabajadoras del hogar, al reconocer sus derechos en la legislación. Además, se incorporaron reglas para democratizar la vida sindical y se hizo un intento por responder a una nueva realidad del mundo laboral al introducir la figura del teletrabajo, extender el acceso a la seguridad social para quienes laboran por cuenta propia y ampliar los días de vacaciones.
En el arranque del 2024, en la antesala de las elecciones más grandes de la historia, la ola de reformas laborales no se detendrá, mucho más si eso puede utilizarse para intentar atraer unos cuantos votos.
Los 628 diputados y senadores regresaron el 1 de febrero para el último periodo ordinario de sesiones de la LXV legislatura y la agenda de política laboral seguirá siendo prioritaria. En este terreno, las principales reformas en la mira son las siguientes:
- Reducción de la jornada semanal a 40 horas
- Aumento del aguinaldo de 15 a 30 días de salario
- Ley Silla, que reconoce el derecho al descanso para quienes laboran de pie
- Ampliación de las licencias de paternidad de cinco a 20 días
- Mayores reglas para combatir la violencia en los centros de trabajo.
En todos estos temas hay diferentes grados de avance en el proceso legislativo. Los dos primeros, jornada laboral y aguinaldo, son los más politizables.
La primera muestra de ello la dio el PRI en la Cámara de Diputados. Hace unos días, el coordinador tricolor en San Lázaro, Rubén Moreira, retó a Morena a que si de verdad va por mejores condiciones para los trabajadores con la reforma de pensiones que impulsa el gobierno federal, entonces descongele el proyecto de la jornada laboral de las 40 horas, cuyo dictamen ya está listo.
Pero el tema no es tan sencillo. La presión en contra de esta reforma al artículo 123 de la Constitución, con la cual los trabajadores tendrían derecho a dos días de descanso a la semana, ha venido desde diferentes frentes.
Primero, lo hizo el PAN al abstenerse en la votación del dictamen en comisiones el año pasado. Después se sumaron los empresarios, quienes en el Parlamento Abierto de octubre y noviembre manifestaron su rechazo y advirtieron, nuevamente, de una crisis laboral sin proporciones de avanzar el proyecto. Finalmente lo hizo Morena a través del mismo presidente Andrés Manuel López Obrador al pedir que se diera más espacio para la discusión del tema.
Lo cierto es que en los términos en los que está contemplada la reforma que aprobó la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara Baja en abril pasado el cambio no es viable, pues no contempla ni un régimen de transición ni un esquema de aplicación gradual ni diferenciado por sectores. Pero lo que también es cierto es que hasta ahora ningún sector empresarial o parlamentario ha presentado una propuesta concreta para mejorar el texto.
Y aunque la Junta de Coordinación Política en San Lázaro, la cual preside el panista Jorge Romero, se comprometió en diciembre a tener una propuesta para mejorar la reforma y discutirla en marzo. El proceso está en el mismo punto que hace dos meses, con mucho ruido de discurso político y pocas nueces en la negociación legislativa.
Sin duda, el jaloneo político se intensificará al interior del Congreso de la Unión en las próximas semanas, más en el contexto del paquete de reformas constitucionales que impulsa el presidente López Obrador antes de terminar su sexenio y el último intento de todos los partidos de llevar agua a su molino electoral. La agenda laboral no será ajena a esta dinámica, ¿qué reformas lograrán sobrevivir a este escenario?