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Capital Humano

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Trabajo doméstico recupera plazas perdidas; más hombres se suman al sector

Tras dos años de un impacto prolongado, el empleo en el trabajo del hogar reportó en marzo cifras superiores a las observadas antes de la emergencia sanitaria. Aunque se mantienen las condiciones laborales precarias, principalmente para las mujeres en estas actividades.

Foto: Especial

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Después de dos años, el trabajo del hogar remunerado recuperó los niveles de ocupación prepandémicos, incluso superó ligeramente las cifras de empleo de marzo de 2020. Y aunque sigue siendo una actividad feminizada, la contratación de hombres aumentó 28.6% y la de mujeres disminuyó 1.4 por ciento. También en este sector las trabajadoras están teniendo dificultades para regresar.

Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), en marzo pasado había más de 2.4 millones de personas con un empleo en el trabajo doméstico, lo que representa un aumento de 1% respecto al mismo mes de 2020, cuando se reportó que 2 millones 390,192 personas se dedicaban a la limpieza de hogares y el cuidado de personas y mascotas.

A medida que los contagios han bajado y “se normaliza el mercado de trabajo y otras actividades, como las escolares, muchas más mujeres pueden salir de casa a trabajar. Es una recuperación normal, lástima que la normalidad es también la informalidad”, dice Marta Cebollada, coordinadora académica en el departamento de Ciencia Política del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). 

Con la pandemia, miles de empleadas del hogar fueron despedidas sin liquidación. “Una de cada cinco salió del mercado laboral y no podía buscar empleo” por el confinamiento, o porque tenía que cuidar a sus propias hijas e hijos, explica la autora de diversas investigaciones sobre el trabajo del hogar remunerado.

El sector, en el que nueve de cada 10 personas son mujeres, no había logrado sobreponerse. El punto más bajo fue julio de 2020, cuando más de 800,000 trabajadoras fueron expulsadas del mercado laboral, es decir, el 33% del total. Todavía en febrero pasado, más de 261,000 seguían sin volver a ese empleo.

Las cifras que dio a conocer ayer el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) revelan que en este par de años la recuperación de puestos de trabajo fue mayor para los hombres. En marzo de 2020 había 187,491 trabajadores en este sector, para el mismo periodo de este año sumaron 241,174 personas. Es decir, los hogares empleadores contrataron a 53,683 hombres más, lo que implica un aumento de 28.6% respecto de lo observado antes de la pandemia.

En tanto, el comparativo para las mujeres queda así: en marzo de 2020 había 2 millones 202,701 trabajadoras del hogar, para marzo de 2022 la ENOE reporta 2 millones 171,905 personas, una disminución de 30,796 empleadas, una reducción de 1.4 por ciento.

La participación de los hombres en este sector —en su mayoría como choferes, porteros y jardineros— sigue siendo marginal, pero los salarios que perciben cuando realizan actividades específicas es de casi el doble. A ellos les pagan más de 6,700 pesos al mes, en promedio, y a ellas, 3,400 pesos, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

El 46% de los hombres recibe aguinaldo, contra sólo el 25.7% de las mujeres. El 25.5% de ellos tiene acceso a vacaciones con goce de sueldo, pero solo el 8.2% de las trabajadoras del hogar obtiene esa prestación laboral, señala el organismo.

Informalidad laboral perpetua

Hace dos años, cuando la covid-19 comenzó a contagiar el mercado laboral, afectó rápidamente a las personas del sector informal y a aquellas con menor escolaridad. “Si quieres ponerles un nombre a esas características, son las personas trabajadoras del hogar, una población que ya era vulnerable y que la pandemia castigó aún más echándolas del mercado laboral”, dice Marta Cebollada.

“Volvemos al mismo punto”, lamentablemente el retorno implica las mismas condiciones laborales que antes de la crisis: el 98% en la informalidad, bajos salarios y discriminación, señala. 

El programa piloto de afiliación del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) tiene un avance “muy lento, con apenas 2% en tres años de implementación. Ante otra crisis como ésta, nuevamente serían las primeras personas en salir del mercado laboral”.

En marzo, el Senado aprobó una reforma a la Ley del Seguro Social (LSS) para hacer obligatoria la incorporación de las trabajadoras del hogar al IMSS. Falta que la Cámara de Diputados apruebe la minuta.

Sin embargo, “el mero cambio en la ley no se va a proyectar en un aumento en la afiliación, no es suficiente. Se necesitan medidas de política pública y presupuesto para difundir los cambios legales, las ventajas del aseguramiento para empleadores y trabajadoras, la manera de hacer el trámite e incluso crear incentivos fiscales para promoverlo, apunta la investigadora.

“La pandemia ha puesto en evidencia la necesidad de la formalización de las trabajadoras del hogar. La seguridad social no es sólo la atención médica, es el ahorro para su retiro, prestaciones sociales e indemnizaciones ante accidentes, entre otros derechos”.

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