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Agresividad en Liga MX, un hoyo de baja reflexión

A poco más de un año de la tragedia de Querétaro, el futbol mexicano sigue registrando actos de violencia sin que exista un freno efectivo desde las estrategias de las autoridades.

Liga MX: múltiples gritos homofóbicos, un árbitro dando un rodillazo y, ahora, hasta entrenadores con playeras rotas

Liga MX: múltiples gritos homofóbicos, un árbitro dando un rodillazo y, ahora, hasta entrenadores con playeras rotas

Un portero insultando a la tribuna con su dedo medio, cervezas volando hacia los jugadores durante un festejo, múltiples gritos homofóbicos, un árbitro dando un rodillazo y, ahora, hasta entrenadores con playeras rotas. Ese es el ecosistema que describe a la Liga MX y cuyas imágenes le han dado la vuelta al mundo para dar una percepción negativa e incluso chusca desde los titulares de la prensa internacional.

No son hechos aislados y tampoco remotos. Han ocurrido en semanas recientes y se han hecho virales a través de distintas plataformas, despertando varios cuestionamientos a los dirigentes de la Liga MX, de la Federación Mexicana de Futbol (FMF) y de los clubes sobre todo porque hace apenas un año se vivió un episodio de violencia en el estadio Corregidora de Querétaro que impactó al mundo: ¿se aprendió algo de aquel acontecimiento?

“Lo que se aprendió es que no se quiere, de ninguna forma, un exceso de violencia como ese. Pero lo que no se aprendió es que no hay ninguna reflexión de fondo, una reflexión plural más allá de medidas concretas, eso no lo he visto en ninguna instancia en México. Una reflexión plural significa que incluya a los diferentes actores del futbol (jugadores, entrenadores, aficionados y demás) y no hay ninguna así, sólo hay medidas tomadas desde las cúpulas”, analiza para El Economista, Fernando Segura Trejo, Doctor en Sociología y especialista en futbol, además de colaborador del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPR).

El caso más escandaloso de los últimos días fue el rodillazo del árbitro Fernando Hernández a un futbolista del León, pero justo en ese mismo partido (jornada 13 contra América) los entrenadores Nicolás Larcamón y Fernando Ortiz se enfrascaron en una fuerte discusión que terminó con el timonel del equipo guanajuatense con la playera rota.

También en el actual torneo Clausura 2023 se han registrado peleas entre aficionados en estadios como La Corregidora (Querétaro contra Pumas, jornada 13), Nemesio Diez (Toluca contra León, jornada 4) y el BBVA (Monterrey contra Juárez, jornada 10), incluso en este último con el reporte de un muerto, aunque el club local aseveró que fue debido “a causas naturales”.

Eso se suma a acciones individuales de jugadores y entrenadores que también permean a un entorno de violencia: el portero de Tigres, Nahuel Guzmán, alzó su dedo medio para insultar a la tribuna de Toluca en la fecha 13, mientras que Ricardo Ferretti, director técnico de Cruz Azul, expresó en una conferencia de prensa (aunque él señaló que en tono de broma) que pedirá a sus jugadores que carguen una pistola tras el incidente del árbitro Fernando Hernández.

_¿Qué tanto peso pueden tener estas actitudes hacia niños, jóvenes y el resto de la sociedad mexicana?

“Sí hay mucha influencia porque generalmente vemos cómo las porras se agreden entre ellas debido a estas faltas de respeto. El respeto hay que entenderlo como hacer sentir bien al otro y creo que de ninguna manera deberíamos ofender a nadie. No hay respeto y la consecuencia es que dentro de los mismos aficionados siempre haya insultos, se normaliza que haya agresiones”, explica a este diario el psicólogo clínico José Artemio Hernández Martínez, egresado de la Universidad de Londres y que trabajó durante más de 20 años en el Instituto Nacional de Psiquiatría.

La Liga MX y la FMF han respondido a este tipo de actos con sanciones como suspensiones y multas económicas, advirtiendo a los personajes en cuestión que si reinciden los castigos “serán más severos”. También han lanzado campañas para propagar la paz y la inclusión, intentando erradicar problemáticas como los gritos homofóbicos y las trifulcas en las tribunas, pero estas siguen permeando en las diferentes plazas del futbol mexicano.

“(No funcionan porque) son campañas hechas desde arriba, desde las agencias de publicidad, desde las discusiones de los directivos y sus asesores (...) Lo que veo desde el tema de Querétaro para acá es que no ha habido ningún trabajo preventivo de fondo, incluso de reflexión, parece que la Liga MX imagina que respondiendo con medidas impuestas va a cambiar los ambientes, nunca se genera un ambiente de negociación y diálogo, los aficionados nunca tienen un papel para expresar su voz y eso también es un mal trato al aficionado”, expone Fernando Segura Trejo.

Otro factor de peso en este clima de agresividad deriva de los propios actores individuales, como los jugadores y los entrenadores, quienes recaen en un problema de ego y no pueden canalizar sus emociones ante momentos de adversidad frente a los árbitros y las tribunas. Es un primer eslabón en la cadena que culmina, en algunos casos, con la violencia entre aficionados.

“El ego es una situación que se manifiesta en los jugadores que son provocados por los aficionados. El ego se manifiesta en el enojo, también hay que entender que el enojo es tristeza, de modo que el jugador que está siendo agredido responde porque el ego se define como la sobrevalorización de la persona, el jugador se siente más que los demás y piensa que cómo es posible que al ser ‘grandes’ jugadores los vayan a ofender, se perciben como un dios y que no les pueden decir nada, por eso responden”, agrega el psicólogo clínico.

Para el sociólogo, también es necesario trabajar con ellos en cuanto al manejo del ego: “Muchas veces las estrellas del futbol están muy alejadas de lo que siente el aficionado o de lo que sucede, están en una esfera en la que dejan de ver más allá de su estrellato. Como una solución, empezaría por acercar a los jugadores y entrenadores a situaciones sociales donde regresen a cierta sensibilidad, a las canchas de tierra de donde surge el futbol. No hay que hacer grandes y millonarias inversiones en esto, a veces es cuestión de tener una idea de sensibilidad, me refiero a esta gente que parece que tiene egos desmedidos”.

Desde el enfoque de la psicología, sugiere el doctor Hernández Martínez, lo que se tendría que trabajar con los jugadores y entrenadores es el fortalecimiento de valores como la disciplina, obediencia, respeto y humildad, sobre todo este último como todo lo contrario del ego, lo que podría reducir las tensiones en todas las interacciones dentro del futbol mexicano.

“Lo que se tendría que trabajar en los clubes es la disciplina, la cual se define como reglas. Si se le explica bien a los jugadores cuáles son las reglas y consecuencias, el jugador no debería ni pensar en el simple hecho de hacer algo indebido. Si no hay quien ponga reglas entonces no va a haber obediencia y la consecuencia es que los jugadores hagan lo que quieran y eso es grave porque cuántos jugadores han enardecido a los aficionados y luego vienen las agresiones entre porras. Todo comienza porque no hay disciplina”.

Frente a esto, el especialista egresado de la Universidad de Londres propone tres tipos de trabajos psicológicos en los clubes y en la Liga MX: el desarrollo organizacional, que conlleva procedimientos y pláticas con cada uno de los elementos para mejorar el ambiente; terapia cognitiva-conductual de manera individual o en familia para canalizar los sentimientos de los personajes como jugadores y entrenadores; así como un enfoque Gestalt, cuyo ciclo de trabajo se encarga de aprender a respetar, a asumir responsabilidades, honestidad y, como consecuencia, mejorar el autoestima.

Por su parte, el sociólogo también recalca que los medios de comunicación tienen responsabilidad en el entorno de agresividad que permea el futbol mexicano: “En los medios este tipo de expresiones generan mucha réplica, así que ellos mismos reaccionan dándole mayor visibilidad, amplificando una expresión o condenándola. En los medios tampoco hay una reflexión más allá de echar culpas y dictar sentencias, eso hacen permanentemente sobre el comportamiento de los demás actores, pero pocas veces vemos una autocrítica o un comportamiento medido, al contrario, lo que vemos en los medios muchas veces son discusiones que rayan en el insulto, que descalifican, entonces también coloco eso como un elemento más del ecosistema”.

A poco más de un año de la tragedia de Querétaro que conmocionó al mundo, los actores de la Liga MX siguen atrapados en un ambiente de violencia que permea a las tribunas, los televisores y todas las pantallas donde se consume el futbol mexicano, y mientras no haya soluciones tajantes los cuestionamientos hacia los directivos seguirán girando en torno a un tema: ¿se aprendió algo de aquel terrible acontecimiento?

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