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La pandemia eleva el costo de los Juegos Olímpicos de Pekín 2022 pero China confía en los beneficios a largo plazo

A tres semanas para el inicio del evento, el Comité de Organización anunció su renuncia a vender entradas al público general debido a una situación sanitaria "complicada".

Foto: Reuters.

Foto: Reuters.Foto: Reuters.

Competiciones con riesgo de disputarse casi sin espectadores y sobrecostes ligados a la pandemia del Covid-19: la factura de los Juegos Olímpicos de Pekín 2022 se presenta más elevada de lo previsto pero China, por encima de todo, confía en los beneficios a largo plazo para su sector de deportes de invierno.

Seis meses después de los Juegos de verano de Tokio 2020, la capital china acogerá del 4 al 20 de febrero los segundos Juegos Olímpicos de la "era Covid".

A tres semanas para el inicio del evento, el Comité de Organización anunció el lunes su renuncia a vender entradas al público general debido a una situación sanitaria "complicada".

Para evitar que las pruebas tengan lugar sin espectadores, los organizadores podrían repartir invitaciones, de manera controlada y a personas vacunadas.

"Habrá una pérdida de ingresos por la pandemia", afirmó a la AFP Wladimir Andreff, profesor honorario de la Universidad París 1 Panteón-Sorbona y especialista en la economía el deporte.

Entre los motivos de ello cita "los centenares de miles de turistas extranjeros que se esperaban y que no acudirán" a China. Un daño especialmente doloroso para el sector turístico, muy penalizado por la pandemia.

El Comité de Organización había cifrado en 118 millones de dólares los ingresos por venta de entradas, recuerda Matthieu Llorca, profesor de la Universidad de Borgoña, también en Francia.

Incluso sin el Covid-19, los Juegos no tendrían por qué haber atraído a un número más alto de turistas, estima Andrew Zimbalist, especialista de economía del deporte en el Smith College de Estados Unidos.

En 2008, las medidas de seguridad alrededor de los Juegos de Verano de Pekín ya desanimaron a "un número considerable" de viajeros a realizar el desplazamiento.

"El turismo clásico disminuyó así en beneficio de un turismo olímpico" que no supuso finalmente un aumento de visitantes, según Zimbalist.

"Maldición"

El Covid es "una circunstancia agravante", señala Andreff.

Para conseguir la sede olímpica, todas las candidaturas "subestiman sistemáticamente los costes y sobreestiman los beneficios" esperados, en su opinión.

Resultado de ello es que el coste de los Juegos Olímpicos se ve habitualmente multiplicado por dos entre la fecha de atribución y la ceremonia de apertura.

"Es la maldición (de la ciudad ganadora)", lamenta Andreff.

En 2015, Pekín dijo apoyarse en un presupuesto de 3,060 millones de dólares (2,760 millones de euros de la época) para estos Juegos Olímpicos de 2022.

Una suma que comprende solamente los costes de organización y de construcción de instalaciones deportivas. No entraban ahí otras infraestructuras, como la construcción de una línea ferroviaria de alta velocidad entre Pekín y la zona de las pistas de esquí.

La pandemia ha traído costes suplementarios. China se enfrenta actualmente a repuntes puntuales y por ahora localizados por el coronavirus.

Competidores, voluntarios, periodistas, cocineros, conductores... Todos ellos se mantendrán durante los Juegos en una "burbuja cerrada" para evitar cualquier contacto con la población. También se realizarán test de detección diarios.

Cuestión de prestigio

"Con la pandemia deberemos quizás aumentar ciertos gastos", admitió recientemente el responsable de comunicación de los Juegos de Pekín, Zhao Weidong. "Pero podemos también reducir otros", subrayó, sin avanzar cifras.

El sobrecoste ligado al Covid "no será integrado" en el presupuesto final sino en el de política sanitaria, señala el profesor Llorca.

Una forma para que las autoridades, en su opinión, puedan vanagloriarse de unos Juegos "exitosos y al menor coste".

Para reducir los gastos, Pekín puso el acento en su candidatura en la reutilización de ciertas instalaciones construidas para los Juegos de 2008.

"China no mira cuánto va a costar" sino que se preocupa por el "prestigio" que puede obtener de los Juegos, afirma Llorca.

Los Juegos van a ser "un símbolo bastante fuerte para mostrar que el país se ha levantado", dos años después de que el Covid-19 fuera detectado en Wuhan.

"Hay realmente un interés geopolítico que domina por encima de los intereses económicos", asegura.

Pekín confía en estos Juegos para desarrollar a largo plazo el sector de los deportes de invierno, intentando iniciar en ellos a unos 300 millones de chinos. Un objetivo alcanzado, según las cifras oficiales.

Los Juegos han requerido infraestructuras costosas. En Yanqing, al noroeste de Pekín, se ha construido para la ocasión la primera pista de bobsleigh, skeleton y luge de China, algo de lo que pueden presumir pocos países.

"La rentabilidad futura genera interrogantes", puntualiza Llorca.

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