Buscar
Deportes

Lectura 4:00 min

La tarde en que Nairo supo volar cuesta arriba

Lo que inició como una rutina de vida se convirtió en un método de vivir: el ciclismo.

Aquella tarde del año pasado en Mont Ventoux, Nairo Quintana sorprendió al mundo. Era la etapa 13 del Tour de Francia y el debut en la competencia del colombiano, quien sólo pensaba que tenía que pedalear y pedalear...

Lo había hecho la mitad de su vida, desde que tenía 15 años y su padre le regaló una bicicleta de 21 kilos, casi la mitad de su peso. Subía al vehículo y pedaleaba por las calles de Tunja, en Boyacá, Colombia, más por necesidad que por gusto, pues diario rodaba 18 kilómetros para llegar a su escuela.

Los viajes no supusieron pesar para Nairo, él mismo reconoce que disfrutaba de ellos e imaginaba y trataba de hacerlos más rápidos, como si estuviera corriendo una vuelta grande . Su pueblo está familiarizado con el ciclismo: en 1995 Induráin se coronó campeón mundial en este lugar y quizá por ello es bastante común ver a ciclistas entrenando.

Fueron tiempos en los que un joven Nairo descubría que los músculos de sus piernas le servían no sólo para abrir brecha y que la bicicleta no era sólo un medio de transporte, sino también podía llegar a la gloria.

De repente, en la soledad de sus viajes, caía en cuenta que era más rápido que la mayoría de personas que entrenaban en el área, aun cuando él tenía que cargar con una mochila llena de libros.

Veía además que su bicicleta era sin duda más pesada comparada con las de los corredores que entrenaban con bicicletas de última generación. Aun así Nairo soñaba y un día su sueño se hizo realidad, cuando en el 2009 fue descubierto por Vicente Belda, director de la escuadra de ciclismo colombiano Boyacá es Para Vivirla.

Las primeras cosas que hizo cuando ganó su primer sueldo fue ponerle una panadería a su papá y comprarle una lavadora a su mamá.

Pero el sueño de Nairo iba más allá de Tunja. Tenía claro, aunque sin saber cómo ni cuándo, que su talento le daría la posibilidad de ayudar a su familia. En 2010 fichó con la escuadra Colombia es Pasión y dos años más tarde ya estaba en Europa ganando la Vuelta a Murcia (2012).

Doce meses después el colombiano estaba ya en el Tour de Francia, la carrera ciclista más importante del mundo, donde ganó reconocimiento de sus compañeros, se adjudicó una etapa, fue el mejor joven de la carrera y subió al segundo lugar del podio.

Y también estaba esa tarde, ante el imbatible y favorito Chris Froome, atacando el Mont Ventoux, dejando atrás a Contador, a Purito, a Schlek. Es el sufrimiento más grande que he tenido en mi carrera deportiva. Nunca había tenido un dolor físico igual , aseguró hace unos días.

Nairo vuela en la montaña, y aunque sabe que debe mejorar en la contrarreloj, ha deslumbrado con sus ataques cuesta arriba. Ya muchos le ven como la promesa más grande del ciclismo mundial; incluso Froome, ganador del Tour, se deshizo en elogios: Es un ciclista que vuela cuando la carretera se pone cuesta arriba .

No obstante, Quintana mantiene los pies en la tierra y bien firmes en los pedales, aunque no niega que Nairo, el de Tunja, ya no es el mismo que el Nairo que sorprendió en el Tour: Ya no soy una sorpresa, paso a ser uno de los grandes... Y lo es.

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Noticias Recomendadas

Suscríbete