Buscar
Deportes

Lectura 5:00 min

Los fans, sin reglas ni límites, ¿abusan de su poder?

El caso de agresión de Tomás Boy a un seguidor de Atlas abre el debate de cómo se regulan los insultos y comportamientos violentos hacia futbolistas, técnicos y árbitros.

En la imagen, aparecen dos hombres saludándose cordialmente, serenos, sin mayor expresión de la que sale de una mirada fija a los ojos. Luis Carlos Velázquez aún mostraba secuelas del golpe que Tomás Boy le propinó el sábado pasado en uno de los pasillos del estadio Jalisco. La inflamación en su nariz y el carmesí en sus ojos eran evidentes.

Apenas 48 horas antes, el puño del Jefe Boy se estrellaba en el rostro de Luis Carlos, que le había proferido un insulto. Vino la demanda del aficionado y un día después la retiró. Una reunión con el entrenador, directivos de Atlas, que incluía al abogado del club, terminó con una disculpa mutua y sin daños legales para Boy.

Tomás en todo momento insistió que yo lo provoqué, le dije que sí, se lo reconozco, pero una agresión verbal se contesta con otra, no a golpes , dijo Velázquez después de la reunión.

De lo que no se salvó El Jefe fue de la multa más severa de la que contempla el reglamento interno de nuestra institución , informó en un comunicado Atlas.

Además, la Comisión disciplinaria castigó con dos partidos de suspensión al entrenador y deberá pagar una multa de 200,000 pesos; mientras, el debate sobre el comportamiento del estratega sigue confrontando al medio futbolístico.

Las instituciones deportivas deben ser vectores de paz

Un recuento realizado por este diario reveló que sólo el estadio Azteca y el Omnilife tienen un reglamento de comportamiento para los aficionados.

Aunque en los inmuebles de Rayados, Monarcas y Pumas enlistan las restricciones sobre los objetos a ingresar, en el resto no se hace referencia a la conducta y castigos de los seguidores en los recintos.

Miguel Ángel de Lara, investigador de la Universidad Iberoamericana, asegura que existe un comportamiento social donde la misma afición pone límites a su comportamiento en los estadios .

No obstante, actualmente, bajo el clima de violencia y odio que predomina en el país, existen personas que ven en el futbol la salida a ciertas frustraciones , añadió el catedrático.

Eso sí, explica Miguel Ángel, el comportamiento de Tomás Boy no se puede pasar por alto. Tenemos que reflexionar qué está pasando en nuestras instituciones deportivas. La soberbia es la que impera y la actitud de Boy es un ejemplo.

La categoría y el estado de equilibrio debe venir de la institución y Tomás representa a una; tampoco estoy justificando la reacción del aficionado, pero es un suceso muy normal en los estadios de futbol , expresó el presidente del Instituto de Altos Estudios sobre Deporte, Cultura y Sociedad.

Y es que, días después del incidente, en conferencia de prensa, Tomás Boy dijo no sentirse arrepentido de su comportamiento; al contrario, se justificó: El aficionado tiene derecho a decirme lo que quiera, pero yo estaba en la tribuna y ahí somos iguales .

Para el ex futbolista Bruno Marioni las expresiones en los estadios, incluyendo las agresiones verbales a los futbolistas, son parte del folklore del balompié.

Los insultos no deberían estar permitidos. Los entendemos y aceptamos porque son parte del futbol, pero no quiere decir que estemos de acuerdo , menciona.

En el 2002, el ex delantero tuvo un altercado con seguidores del Tenerife, bajó de un auto junto a Federico Lussenhoff e intercambió insultos y agresiones con los aficionados que los esperaban a la salida del estadio.

Fue una situación incomoda y que no aportó nada al futbol , recuerda el Barullo. No obstante, el argentino reflexiona que en aquella tarde, hicimos mal en responder la agresión. Es muy difícil contener las emociones , añadió.

Para Miguel Ángel de Lara, la actitud y autocrítica de Luis Carlos Velásquez -al pedir disculpas y retirar la demanda- es de reconocerse.

Fue la calentura del partido, es lo mismo que dicen los jugadores ; sin embargo, en su opinión, no se debe permitir que las instituciones deportivas, que son vectores de paz en un país convulsionado, contribuyan a generar violencia , añadió.

Aunque Bruno no justifica la reacción de Tomás Boy, la entiendo. Está mal, no es algo que deba haber pasado, pero las circunstancias te llevan a eso. Pagar un boleto te da derecho a ver el partido, no a insultar a la gente , añadió el argentino.

Tal vez por eso, Marioni relata que le cuesta trabajo asistir al estadio como aficionado, prefiere observar el futbol desde la televisión, porque perteneció a la parte del balompié que está en la cancha, y me duele muchísimo los agravios e insultos que reciben los compañeros , mencionó el ex futbolista.

Mientras, el incidente de Boy terminó con un castigo, una multa y un saludo, tres días después de que esa misma mano impactó la cara del sujeto que ahora le responde el saludo.

eduardo.hernandez@eleconomista.mx

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Últimas noticias

Noticias Recomendadas

Suscríbete