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Un Mundial de futbol para unir a Bélgica
En medio de la división política que vive el país, la selección se ha convertido ?en un ejemplo de unión y un motivo de apoyo común de su pueblo.
En el Mundial es fácil olvidar las diferencias. Lo han comprobado aquellos aficionados para quienes el futbol ha sido un buen pretexto para no recordar si su país vive una crisis social o política, si hay diferencias étnicas o lingüísticas. La magia del balompié ha surtido efecto para aquellos que están en Brasil y para los que miran la copa del mundo desde su televisor.
Bélgica resulta un buen ejemplo de ello. Mientras la nación está a punto de una nueva crisis política, los 11 hombres que en tierras cariocas visten de amarillo, rojo y negro logran lo que nadie: unir un escenario que está políticamente dividido entre los 6.5 millones de flamencos del norte de Flandes y los 4.5 millones de francófonos del sur.
Su selección nacional es un pegamento para un país que teme vivir una nueva crisis política, luego de las elecciones de mayo pasado, en donde el líder del partido independentista flamenco N-VA, Bart de Wever, ganó las elecciones.
Sin embargo, Wever ha fracasado en su intento de formar un gobierno federal de coalición por la desconfianza de los democristianos valones, que han rechazado su invitación a participar. Fueron diferencias de esta índole las que consiguieron que tras las elecciones del 2010 Bélgica batiera récord al tardar 541 días en la formación de un gobierno, lo que agravó al máximo las tensiones separatistas y situó al país al borde del abismo.
Pero hoy el paso perfecto de los belgas tanto en las eliminatorias como en la fase de grupos del Mundial Brasil 2014 les ha dado motivos para asumirse como una nación. Porque la selección es un ente que no ha distinguido entre las lenguas.
El primer ministro, Elio Di Rupo, ha disfrutado cada minuto de la actuación de los Diablos Rojos. Incluso tras la victoria, por 1-0, sobre Corea del Sur, apostó con el presidente Barack Obama unas cervezas belgas si es que los belgas vencen hoy Estados Unidos y acceden a los cuartos de final del torneo.
MARC WILMOTS, ?UN EJEMPLO DE UNIDAD
Mis jugadores van a dar todo para Bélgica , ha dicho el entrenador Marc Wilmots, quien antes de ser el técnico nacional fue senador y defendió el concepto de una nación unida. Es el mismo Wilmots quien pone muestra de esa unidad, pues es un francófono casado con una flamenca.
Todavía no tenemos un gobierno. No nos importa. Vamos a mantener el país unido , dijo el defensa central Nicolas Lombaerts, consciente de la situación política de su país. Y es justo el buen paso de su combinado nacional el que ha llevado a la población belga a sentirse unidos por una razón.
Es raro que en Bélgica haya una causa común para apoyar. Esto es lo que hace que Wilmots esté tan orgulloso como entrenador. Le gusta que sus victorias sean exaltadas con la misma pasión en todo el país.
Hoy los estadios en Bélgica están llenos de aficionados que viven, efervescentes, los juegos de su selección, esa pequeña representación que está al otro lado del mundo. No hace mucho tiempo la federación belga no podía llenar un estadio para un juego en vivo, incluso regalando boletos. Solían regalar camisetas y les dieron la espalda. Ahora, se pelean por boletos , dijo Wilmots.
Bélgica está en Brasil y hoy enfrentará al conjunto de Jurgen Klinsmann, y puede presumir que es la nación más unida del mundo... al menos mientras dura el Mundial de futbol.