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Gobiernos tienen curva de aprendizaje de tres años
Desde el 2000, las previsiones de la SHCP no se han cumplido.
Desde la óptica de los Criterios Generales de Política Económica ?(CGPE), que se publican cada año dentro del Paquete Económico, el optimismo con el que comienza cada nuevo gobierno se va diluyendo conforme la política económica se adapta al entorno real del país.
De acuerdo con una revisión realizada por la Unidad de Inteligencia y Estudios Especiales (UIEE) de El Economista, se encontró que desde el 2000 las previsiones de la economía mexicana durante los primeros tres años de las administraciones de este siglo han quedado por debajo de los datos observados, cuyas políticas económicas no han sido suficientes para sostener dichos pronósticos.
La diferencia entre la previsión y la cifra observada del PIB es menor a medida que avanza la estancia de los fncionarios en Los Pinos; es decir, las tres últimas administraciones dibujaron su curva de aprendizaje.
En los tres primeros años de gobierno de Vicente Fox Quesada, éste se enfrentó a un entorno de debilidad mundial (principalmente de la economía estadounidense), de niveles bajos del precio del petróleo y de incertidumbre en los mercados financieros internacionales.
Así la perspectiva de la actividad económica de México en los CGPE del 2001 fue de un crecimiento real de 4.5%, donde la estrategia económica pretendía generar más empleos, mejorar el poder adquisitivo de los salarios y aumentar el gasto social.
Además, el eje central se constituyó en el fortalecimiento de la postura fiscal (reducir el déficit); sin embargo, el PIB cayó 0.6 por ciento.
Los pronósticos de los dos años siguientes tuvieron la misma tónica. En el 2002, la estrategia contenida en los Criterios se cimentó en la disciplina fiscal y en la promoción de las reformas estructurales. El estimado del PIB para ese año fue de 1.7%, contra el crecimiento que se obtuvo, de apenas 0.1 por ciento.
En el 2003, seguía un panorama mundial adverso, por lo que la prioridad de la política económica de la administración de Fox Quesada fue consolidar el papel del gasto interno como la principal fuente de expansión, a través de la implementación de reformas estructurales, de las cuales destacan la reforma al sistema financiero de fomento, la reforma a la Ley de los Sistemas de Ahorro para el Retiro y la Ley de Sistema de Pagos.
Aunque no fue suficiente. La estimación del PIB fue de 3%, mientras el dato observado quedó en 1.4 por ciento.
Tardío aprendizaje
El sexenio de Felipe Calderón se distinguió en los CGPE por prolongar su curva de aprendizaje en las estimaciones de la actividad económica del país. Al principio de ese gobierno se pensaba que el escenario macroeconómico no iba a ser adverso.
No obstante, la realidad económica sería distinta. El mediano plazo (2007-2012) se elaboró bajo el supuesto de una situación inercial que no previó reformas legislativas que modificaran sustancialmente la estructura productiva y competitiva de la economía nacional.
El crecimiento económico de Estados Unidos, las tasas de interés internacionales, los mercados internacionales de capital y los precios de los hidrocarburos no eran un problema. pacidad para generar empleos.
El gobierno del empleo falló en sus pronósticos. En el 2007 y el 2008 quedaron por debajo de sus estimaciones (3.6 y 3.5%, contra cifras observadas de 3.1 y 1.4%, respectivamente). El 2009, año de la crisis económica y financiera, fue atípico y no aprendieron la lección, el famoso resfriado se convirtió en una pulmonía; se pronosticó un crecimiento del PIB nacional de 3%, y la economía se desplomó 4.7 por ciento.
Mismo optimismo
Después de la reciente recesión, la economía mexicana sufrió el efecto rebote, es decir, sus tasas de crecimiento fueron más elevadas debido a la baja base de comparación. Los principales problemas de los primeros tres años del gobierno de Enrique Peña Nieto fueron la debilidad de la economía estadounidense, el bajo nivel de la cotización del petróleo, la incertidumbre del mercado financiero, la depreciación del peso contra el dólar y la salud económica de China.
A lo anterior se le suma la debilidad interna. Ante esto, las estrategias económicas se dirigieron a la estabilidad económica, a través de fortalecer las finanzas públicas, como las reformas estructurales que invadieron el 2014 (fiscal, telecomunicaciones, energética, laboral y educativa). Además, ante las adversidades externas y el moderado camino del mercado interno, se hicieron presentes los recortes al gasto público y subastas del banco central para controlar la pérdida de valor del peso.
Los efectos de dichas reformas no fueron suficientes en las estimaciones de la actividad económica de México.
Así, en el 2013 se esperaba un crecimiento del PIB de 3.5% y se incrementó 1.3%; en el 2014 fue 3.9% contra 2.3% y en el 2015, 3.7% frente a 1.2% observado.
En los CGPE del 2016 se espera un aumento de la economía mexicana entre 2.6 y 3.6 por ciento.