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Ciencia e industria, hacia el espacio

Con los pies puestos en los mundos académico, gubernamental y empresarial, el proyecto espacial mexicano se alista para despegar.

Desde Estados Unidos y Rusia hasta Bolivia, más de 40 países en el mundo tienen su agencia espacial. México, cuyo historial espacial data de los 50 cuando hubo desde cohetería hasta propuestas de legislación espacial, está a punto de unirse a esos países con la Agencia Espacial Mexicana (AEM), que bien puede aspirar a convertirse en un modelo de desarrollo e innovación en el país.

La Ley de la Agencia Espacial se publicó en el Diario Oficial en julio del 2010 y desde entonces a la fecha se ha estado haciendo la planeación de una entidad que involucra a los sectores académico, gubernamental y empresarial.

El primer paso fue la instauración de una Junta de Gobierno, cuya cabeza es la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, donde están representadas otras secretarías e instituciones académicas.

La Junta organizó cuatro foros temáticos de consulta, abiertos a todo el que tuviera algo que decir sobre México y el espacio. En este momento se está haciendo la relatoría de todos los foros, extrayendo la esencia de los planteamientos que se hicieron para llegar a un quinto foro, que se propone para el mes de abril, donde se van a dar a conocer las conclusiones.

El doctor José Franco es uno de los coordinadores de ese trabajo de síntesis y comenta a El Economista las líneas generales que ha encontrado.

Política espacial de estado

Hay cosas que son muy claras, que ya han sido extraídas de los planteamientos en los foros.

La primera: se debe tener soberanía en la materia, un proyecto espacial con una política de Estado, no una que dé brincos a cada sexenio, sino una dirigida y a largo plazo. Y todas las instituciones involucradas rendirán un lineamiento.

El segundo punto es que México debe tener autonomía en la materia, hoy somos consumidores y tenemos una fuerte dependencia, pero a largo plazo debemos tratar de ser autónomos, no necesariamente autosuficientes, sino autónomos. No lo vamos a poder ser al principio, pero hay que hacerlo.

Para ello tenemos que crecer en tres nichos principales: tienes que generar proyectos de investigación científica, desarrollo tecnológico y desarrollo industrial.

Por lo tanto, el financiamiento para la AEM no puede venir únicamente del gobierno federal. Debe de ser un esquema que contemple aportaciones de recursos federales y privados .

Utilidad espacial

La AEM, como la ve el doctor Franco a partir de los foros, no sólo puede beneficiar a astrónomos y a empresas de telecomunicaciones y aeronáutica, también debe ayudar a la seguridad de la población, al desarrollo socioeconómico en el país, a que haya iniciativas que permitan vincular a los sectores geográficamente aislados y a generar nuevas empresas .

Y sobre todo ayudar a revertir uno de los problemas más graves del país, el cual es que el sector industrial está muy poco tecnificado y no tiene relación con la investigación científica.

Hay que pasar el mensaje: la ciencia y la industria tienen que ir a la par. No puede haber innovación sin investigación y desarrollo tecnológico. Y en la AEM lo habrá .

mlino@eleconomista.com.mx

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